Revista con la A

25 de mayo de 2022
Número coordinado por:
Marie Caraj
81

Urbanismo y arquitectura feminista

Josefa de Ayala y la ciudad de las reinas

Nuestro viaje nos lleva hoy a una de las ciudades más encantadoras de Portugal, la villa de Óbidos, de la mano de la pintora Josefa de Ayala, conocida también como Josefa de Óbidos.

Josefa nació en Sevilla en 1630. Su padre, un pintor portugués llamado Baltasar Gómez Figueira, se había trasladado años antes a esta ciudad, procedente de su Óbidos natal, para trabajar en el taller de Francisco Herrera el Viejo, quien, por cierto, fue padrino de bautismo de la pequeña Josefa y en cuya casa permaneció varios años después de que su familia regresara a Portugal.

A los dieciséis años ingresó en el convento de Santa Ana en Coimbra, donde realizó grabados para la Universidad que le valieron cierta fama. Abandonó el convento en 1653, por razones que no se conocen, y regresó a su casa paterna para dedicarse por entero a la pintura.

Fue una pintora famosa en su época: trabajó para iglesias y monasterios, algunos tan importantes como los de Alcobaça y los Jerónimos. Por fortuna, y a diferencia de lo sucedido con otras pintoras, han llegado hasta nuestros días más de un centenar de sus obras, entre las que destaca la serie de naturalezas muertas titulada Meses. Josefa de Ayala nunca se casó y falleció en Óbidos en 1684.

Óbidos está situada muy cerca del mar, en lo alto de un morro a cuyos pies se encuentra la Laguna del mismo nombre. En 1148 la villa fue conquistada a los árabes por Alfonso Henriques, el primer rey de Portugal, y durante varios siglos perteneció al pentágono defensivo ideado por los templarios para la defensa de la zona central del reino.

El rey Dinis entregó la villa a su esposa Isabel de Aragón como dote por su matrimonio, instaurando así una costumbre que se mantuvo hasta 1834, con la extinción de la Casa de las Reinas: Óbidos pasó a ser parte de las dotes de todas las soberanas portuguesas, lo que propició que fueran muchas las que hicieron donaciones y ordenaron mejoras en la ciudad.

La visita a esta ciudad es una de las más gratas que pueden realizarse en el centro de Portugal. La muralla se conserva completa y rodea un casco urbano en el que, desde lejos, destacan las fachadas encaladas y los tejados rojos. Posee un hermoso castillo, construido sucesivamente sobre un castro romano y fortaleza árabe, en el que pueden verse elementos decorativos manuelinos muy interesantes y que en la actualidad alberga una Pousada (establecimiento hotelero similar a los Paradores en España), precisamente la primera que el Estado portugués instaló en un edificio histórico.

La entrada principal a la ciudad antigua es una sorprendente puerta decorada con azulejos azules y blancos que representan a Nuestra Señora de la Piedad, patrona de la villa. Una vez en el interior, las calles principales se extienden desde esta puerta hasta el castillo, interrumpidas por pequeñas plazas y por callejuelas perpendiculares que ascienden empinadamente hacia lo alto de la muralla.

Todas las iglesias y capillas de Óbidos –San Juan Bautista, San Pedro, San Martinho, Santa María, la Misericordia o Santiago o el Santuario del Señor Jesús da Pedra fuera de la muralla, entre otras- merecen que se les dediquen unos minutos, pero lo más interesante de la ciudad es, sin duda, callejear entre pequeñas tiendas de artesanía, fachadas blancas cubiertas de buganvillas y bares en los que puede degustarse el licor de cereza (ginja) servido en copitas de chocolate.

Además de la Pousada, Óbidos tiene una variada oferta de pequeños hoteles con encanto, de diferentes precios. Por otra parte, su proximidad a Lisboa –unos 65 Km. por autovía- permite conocerla en un solo día.

En los últimos años, la villa ha conseguido organizar una atractiva programación de eventos culturales durante todo el año: Festival de Ópera, Mayo Barroco, Temporada de Clave, Semana Internacional de Piano, Junio de las Artes, Festival de Chololate, Mercado Medieval y, en estas fechas, Óbidos Vila Natal.

Sí, Óbidos es un placer, y no es de extrañar que sirviese de inspiración a una pintora tan dotada y sensible como Teresa de Ayala.

 

REFERENCIA CURRICULAR

Montserrat Cano Guitarte es escritora. Además, ha sido Coordinadora del Comité de Escritoras del Club PEN de España; Jefa de Prensa de la Asociación de Escritores y Artistas Españoles; Codirectora del Aula de Cine de la Asociación de Escritores y Artistas Españoles; Colaboradora del Departamento de Comunicación de las Editoriales Espasa Calpe y Ediciones B y Profesora de Creación Literaria en distintas entidades públicas y privadas. En 2006, dirigió y organizó el I Congreso Internacional de Escritoras del Club PEN de España “La mujer, artífice y Tema literario”, celebrado en Las Palmas de Gran Canaria. Ha realizado numerosas colaboraciones con la Secretaría de Igualdad de UGT Madrid y ha dictado conferencias sobre temas literarios y cinematográficos, siendo Jurado en certámenes literarios y de teatro. Asiduamente ha colaborado con la Dirección General de Cooperación y Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias. También fue responsable de la Candidatura ante la UNESCO para la inclusión en la Lista de Patrimonio Cultural Inmaterial del Silbo Gomero. Literariamente, es autora de numerosas publicaciones por las que ha sido premiada tanto en el ámbito nacional como internacional.

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