Editorial
El pasado mes de junio, se cumplieron 50 años de la revuelta de Lesbianas, Gays, Transexuales y Bisexuales (movimiento al que más adelante se incorporaron las personas Intersexuales y Queer), convirtiéndose en un movimiento de lucha por la liberación sexual, de referencia mundial, que aboga por la igualdad de derechos civiles y el reconocimiento y respeto a la sexualidad y al género de las personas LGTBIQ. El movimiento se inició el 28 de junio en 1969 -de ahí la conmemoración-, en el bar Stonewall Inn de Nueva York, al producirse una revuelta provocada por la clientela del establecimiento que, harta de tanto hostigamiento policial, se rebeló contra una redada enfrentándose, por primera vez, a las agresiones de la policía. Parece ser que la primera persona en iniciar el enfrentamiento fue la activista transgénero de color Marsha P. Johnson, cuyo nombre ha sido olvidado por el movimiento LGTBIQ, a pesar de que los hechos ocurridos en Stonewall Inn marcaron el inicio de la lucha LGTBIQ que, todavía hoy, se mantiene viva aun cuando han conseguido algunos logros en determinados países, pocos, ya que, todavía hoy, las personas LGTBIQ siguen siendo perseguidas, golpeadas, marginadas, encarceladas e incluso asesinadas y condenadas a muerte en la mayoría de países del planeta. Un movimiento en el que -según denuncian colectivos de mujeres lesbianas-, en aquellos lugares donde sí se ha avanzado en el reconocimiento de derechos, también existe machismo tanto en cuanto son los hombres gays quienes acaparan los medios, quienes ocupan barrios, quienes se abren a codazos para tener protagonismo en una lucha en la que las mujeres lesbianas han jugado y juegan un papel tan relevante como ellos,… De hecho, los hombres gays son aceptados social y públicamente, lo que ha facilitado su “salida del armario”, no así a las mujeres lesbianas que todavía hoy son prácticamente invisibles. En España, por ejemplo, son numerosos los presentadores, empresarios, artistas y políticos que se declaran abiertamente homosexuales sin que ello repercuta en el desarrollo de sus profesiones, aun cuando todavía se siguen dando casos de agresiones por parte de personas energúmenas que ven atacados sus privilegios de machos cuando dos hombres van de la mano, o cuando manifiestan su cariño en público (agresiones que también sufren las mujeres)… Incluso si revisamos la historia, encontramos nombres de reyes, emperadores, filósofos y guerreros reconocidos como gays… Pero, como se pregunta Beatriz Gimeno, “¿Quiénes han sido las lesbianas? No lo sabemos –responde-”. “Sí, el mundo LGBTI es un mundo machista también, qué duda cabe: nacer LGBTI no nos exime del machismo”, afirma Kika Fumero. Es evidente, por tanto, que las mujeres, cualquiera que sea su colectivo de pertenencia, tienen (tenemos) que luchar día a día contra el furibundo machismo, contra el abuso del poder patriarcal. Día a día, sin descanso, tienen (tenemos) que pelear por el reconocimiento de sus derechos, por su visibilidad, por su autonomía, de manera especial y constante… No es victimismo, es la realidad pura y dura. Por ello, y con el fin de sumarnos a la conmemoración del 50 aniversario de Stonewall Inn, aceptamos encantadas la propuesta de nuestra querida colega Ainara Machain de coordinar un número dedicado a las mujeres lesbianas para darles voz, para visibilizarlas, para conocer su lucha personal y política, para sumarnos a sus reivindicaciones, para solidarizarnos con ellas como feministas y como mujeres, para dar cuenta de su realidad, porque su realidad no deja de ser la nuestra, la de todas.
Alicia Gil Gómez