Revista con la A

25 de enero de 2019
Número coordinado por:
Alicia Gil
61

Lenguaje no sexista contra el sexismo, la desigualdad y la exclusión

Energías renovables, energías limpias (I)

Cuando hablamos de energías renovables nos referimos a las que “se obtienen de fuentes naturales virtualmente inagotables, ya sea por la inmensa cantidad de energía que contienen, o porque son capaces de regenerarse por medios naturales. Entre las energías renovables se cuentan la eólica, geotérmica, hidroeléctrica, mareomotriz, solar, undimotriz, la biomasa y los biocarburantes.”

Dada la crisis energética que padecemos y el alto nivel de contaminación que provocan las energías combustibles o  energías “contaminantes”, que se denominan así por producir sustancias o materiales que provocan la degradación del medioambiente, como sucede con las derivadas del petróleo, el carbón, o los gases clorofluorocarbónicos, y cuyo consumo está poniendo en riesgo la pervivencia del planeta, hemos decidido dedicar unos cuantos números a conocer mejor las energías limpias, comenzando por la energía solar cuya utilización, paradójicamente, está sancionada en este país de nuestros dolores, España, aun cuando es uno de los países de Europa con mayor cantidad de horas de sol, a lo que se unen los compromisos europeos en instalación de energías renovables así como la conveniencia estratégica de disminuir la gran dependencia energética exterior y aumentar la autonomía energética.

La energía solar es una fuente de energía eléctrica renovable que se encuentra en una fase avanzada de desarrollo, instalación y aprovechamiento, lo que contribuyó a que España fuera inicialmente uno de los primeros países a nivel mundial en investigación, desarrollo y aprovechamiento de la energía solar. Gracias a una legislación favorable, España fue en 2008 uno de los países con más potencia fotovoltaica instalada del mundo. Sin embargo, regulaciones legislativas posteriores frenaron la implantación de esta tecnología. Estas modificaciones en la legislación del sector, probablemente debidas a la presión de los lobbys de las energías contaminantes que siempre han contado con la complicidad de los gobiernos, ralentizaron la construcción de nuevas plantas fotovoltaicas en años sucesivos, a pesar de que las plantas termosolares pueden producir de forma continua durante el día y mantenerse inyectando potencia a la red por la noche. Las centrales con capacidad de almacenamiento proporcionan electricidad en el pico de demanda de la tarde y noche, y presentan una curva de generación muy similar a la curva de la demanda en España. Es, por tanto, una energía limpia, barata, por la que debemos luchar para que sea una de las fuentes energéticas que sustituyan las derivadas del petróleo y el carbón, mal que les pese a quienes han producido una de las crisis más importantes que afectan a la vida de la ciudadanía: la pobreza energética, provocando enfermedades y muertes en las y los ciudadanos que, mes a mes, no pueden hacer frente a unas facturas cuyo importe aumenta constantemente y cuyo impago va seguido de cortes de energía, haga frío o calor.

Optar por las energías renovables es apostar por el futuro sostenible y por una sociedad más justa y equilibrada, siempre y cuando las grandes empresas energéticas actuales no se adueñen también de su gestión y las encarezcan con impuestos y partidas opacas, como sucede en la actualidad con las energías convencionales.

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