Veinte años después en Ciudad Juárez. Entre feminicidio, desaparición forzada y trata de mujeres
Qué sentido tiene seguir usando la categoría de “feminicidio” si a la denuncia no sigue justicia, si al grito de la sociedad civil sigue el silencio de las desapariciones forzadas, qué eficacia tiene denunciar la violencia
¿Ciudad de Juarez sigue siendo la ciudad más peligrosa del mundo? En México hoy en día el nivel de violencia, en lugar de bajar, sube. Entonces, cabe preguntar: ¿Qué sentido tiene seguir usando la categoría de “feminicidio”? ¿Si a la denuncia no sigue justicia, si al grito de la sociedad civil sigue el silencio de las desapariciones forzadas, qué eficacia tiene denunciar la violencia?
En el marco del Capítulo México del Tribunal Permanente de los Pueblos, las comisiones organizadoras de las audiencias “Feminicidio y Violencias de Género” analizaron y visibilizaron cómo el feminicidio se ha extendido de manera capilar a otros Estados del país, al tiempo en que las redes de secuestro, trata y esclavitud sexual de mujeres, muy especialmente de niñas y niños, también crecen. Cada escenario se presta a una lectura ambivalente y la geografía del dolor cambia en manera constante. Según el Observatorio Ciudadano Nacional del Feminicidio (OCNF), el Estado de México ocupa el primer lugar en feminicidios con 7.745 feminicidios, de los cuales 95% quedan en la impunidad. Hoy en día Juarez no es “la más peligrosa”, pero sigue siendo el lugar emblematico donde estallan con más fuerza todas las brutalidades de un sistema politico-económico neoliberal y currupto.
En Juarez, la sociedad civil sigue protestando y organizándose. La Red Mesa de mujeres, integrada por diez organizaciones juarences, presentó al Tribunal Permanente un informe respecto de la situación actual en Juárez. En el Tribunal Permanente de los Pueblos entrevistamos a las integrantes de la Red.
¿En estos últimos veinte años cómo cambia el perfil de las víctimas?
Desde 1993 hasta 2007, las primeras víctimas son mujeres entre 14 y 25 años, aproximadamente el 90% de ellas son trabajadoras de la industria de la maquila, habitantes de la zona poniente de la ciudad, pobres, que buscan una alternativa de trabajo. De 2007 a la actualidad, este perfil cambia: la mayoría son estudiantes o personas que están solicitando trabajo; la zona donde desaparecen la mayoría está localizada en el primer cuadro del centro, zona que se ocupa para trasladarse hasta el centro de la ciudad o la zona oriente.
¿Cuáles elementos podemos identificar que menoscaban el derecho a la debida diligencia en materia de sanción e investigación?
Son sobre todo tres: en primer lugar, la desaparición de mujeres en el Estado de Chihuahua no es un delito y, por lo tanto, se levanta solamente un reporte de extravío o de “ausencia”. Por muchos años, ni siquiera ésto se pudo realizar porque en muchos de los casos solamente existía el reporte de extravío, pero no se daba pie a la investigación. La segunda circustancia es que la carga de la investigación está a cargo de las familias que reportan a sus hijas como desaparecidas. Las modalidades de actuación de la policía con las familias no mejoró. Uno de los comentarios que reciben por parte de los agentes estatales o de los ministerios públicos (encargados de levantar las actas de denuncia y darles seguimiento) es: “¿señora ahora qué me trae de nuevo? porque yo no tengo nada de nuevo”. Eso es lo que reciben y, entonces, asumen el alto riesgo de la investigación en centros nocturnos, en bares, en hoteles, buscando a sus hijas desaparecidas, llevando las fotografias de sus hijas para poderlas localizar ellas mismas. En tercer lugar, es que no hay una coordinación entre la Fiscalía general del Estado de Chihuahua con la Secreteria de Seguridad Pública General y con la Secretaría de Seguridad Pública Municipal”.
¿Qué efectos producen estas circustancias?
El total de los casos recibidos, desde 2008 a marzo de 2014, es de 2.222, de los cuales tenemos corroborados sólo 123 reportes vigentes de mujeres desaparecidas. Además, hemos verificado que el Protocolo de Búsqueda Inmediata, denominado Protocolo Alba, se utiliza de manera discrecional, según cómo quieren aplicarlo el Ministerio Público y la Agencia de Investigación. Juarez es el símbolo, si en la Ciudad no se van a parar los feminicidios eso seguirá en otros Estados, como lo estamos viendo en la actualidad.
La Red asiste a muchas madres de víctimas, entre ellas la madre de Luna, que desapareció en 2010, quien explica:
“Como todas las madres de las chicas desaparecidas, nos volvemos investigadoras, llevamos informaciones a las autoridades, llevamos nombres, direcciones, llevamos, a veces, hasta a la persona, pero no hay resultados. No pasan las informaciones. No las utilizan. A mi hija la llevaron por dos años en el centro, prostituyéndola en los bares, en los hoteles, drogada y nadie vio nada. Nosotros la buscábamos también en el centro, pero nunca la vimos. Yo fui hasta los hoteles donde tienen atrapadas a jóvenes, allí me dijeron que había muchas niñas, y cuando fuimos la encargada del hotel dijo que no había visto a nadie. Hoy sabemos que allí la tenían y la sacaban a prostituirse afuera del hotel. Nosotras queremos seguir luchando para que no haya más familias destruidas. Tenemos que seguir de pie”.
Entrevista realizada por Redacción (México)
REFERENCIA CURRICULAR
Emanuela Borzacchiello es investigadora italiana y experta en estudios de género. En la actualidad, vive y trabaja entre Ciudad de México y Madrid. Sus principales temas de investigación son la violencia feminicida y derechos sexuales y reproductivos. En 2012 colaboró con el Senado de la Republica Italiana para construir un marco legislativo respecto del delito de feminicidio: “DDL 3390 recante norme per la promozione della soggettività femminile e il contrasto al femminicidio”.
REFERENCIA BIBLIOGRÁFICA
Ensayo: “Feminicidio: la potencia de la palabra, de la imagen y de la practica”, en el libro Regina José Galindo. Estoy viva. Milano, Skira editore, 2014.