Un nombre en la historia
El hallazgo de Lucy, cuya denominación científica es AL-288-1, viene a recordarnos que en la narración de la historia no todo está escrito
El 24 de noviembre de 1974, en Etiopía, fue encontrada una Australopithecus afarensis de 3,18 millones de años de antigüedad. Se le puso por nombre Lucy, ya que el equipo que la encontró escuchaba una canción de The Beatles. Es uno de los esqueletos más completos y antiguos de un ancestro humano bípedo adulto. Lucy tenía una capacidad bípeda, que era un signo formal de la evolución hacia la hominización. El hallazgo de Lucy, cuya denominación científica es AL-288-1, viene a recordarnos que en la narración de la historia no todo está escrito.
Virginia Woolf decía que, en los libros, tras la palabra anónimo, era muy probable que se ocultara el nombre de una mujer. Para ella, cualquier libro que escribiera una mujer sobre cualquier época de la humanidad, era tremendamente interesante, ya que aportaba datos y conocimientos olvidados por la historia. El mismo principio podemos aplicar a la investigación.
La historia ha estado contada en clave masculina, al igual que en otras áreas como la ciencia, la medicina y la filosofía. Las mujeres han tenido que aprender cómo se nombran sus experiencias, visibilizarse en el lenguaje, en los espacios públicos, exigir su libertad sexual y reproductiva. En 1848, Elizabeth Cady Stanton promovió la Convención de Seneca Falls, en el estado de Nueva York, convocó personas de asociaciones y organizaciones políticas relacionadas con la lucha por la abolición de la esclavitud. Se redactó la Declaración de los Sentimientos, el texto a favor de los derechos y las libertades de las mujeres.
Los feminismos realizan la deslegitimación de las fuentes de autoridad tradicionales, es decir de las fuerzas políticas, económicas y religiosas que ostentan el poder
Los feminismos realizan la deslegitimación de las fuentes de autoridad tradicionales, es decir de las fuerzas políticas, económicas y religiosas que ostentan el poder. A las mujeres no se les ha reconocido universalmente una autoridad y tampoco ha sido afirmada culturalmente. El problema es estructural y la organización social, cultural, económica y política está relacionada con la oposición entre lo doméstico o privado y lo público. Son unos espacios que no pertenecen a las mujeres y donde se han intentado invisibilizar, lugares en los que se asienta la desigualdad. Las feministas lucharon para que las mujeres pudieran gozar de los derechos humanos y no con respecto al hombre sino como ciudadanas de pleno derecho.
El concepto básico del feminismo es el de igualdad. Su principio se fundamenta en la idea de que hombres y mujeres cuentan con las mismas capacidades y deben tener las mismas oportunidades. El objetivo de los feminismos ha sido siempre cambiar y transformar las sociedades patriarcales. Para ello se ha necesitado un corpus teórico, investigación y mucha observación de la realidad. Los ideales feministas han estado siempre muy pendientes de los cambios que afectan a las mujeres y que van construyendo impedimentos para que estas no puedan tener igualdad de oportunidades. La historia ha estado contada en clave masculina, al igual que en otras áreas como la ciencia, la medicina y la filosofía. Las mujeres han aprendido cómo se nombran sus experiencias, se han visibilizado en el lenguaje, en los espacios públicos, han exigido su libertad sexual y reproductiva. También han activado nuevas estrategias transformativas en respuesta a las circunstancias sociopolíticas. Hemos de elaborar y mantener nuevas visiones de los feminismos. Hay que seguir en un camino del que no tenemos mapa, pero donde vamos a ir encontrando los lugares por los que transitar y avanzar.
La historia ha estado contada en clave masculina, al igual que en otras áreas como la ciencia, la medicina y la filosofía
Podemos concluir que las mujeres han tenido que luchar y trabajar por conseguir la igualdad y la libertad de sus propias vidas y por la eliminación de las violencias contra ellas. La concienciación ha sido un componente vital de la práctica feminista. Los movimientos feministas surgieron de la necesidad de eliminar la injusticia social y van a continuar luchando por los mismos objetivos. Hay que volver a contar la historia, esa historia olvidada y borrada. No son algo del pasado, no son un logro ya alcanzado. Son el presente y el futuro. Los feminismos en todas sus vertientes y diferenciaciones son necesarios y van a seguir siéndolo por mucho tiempo.
Cuando muchas feministas escribieron en el pasado sus libros poco podían sospechar que iban a ser leídos o que muchos años después iban a servir de guía para que los feminismos fueran perfilando su agenda. Betty Friedan escribió La mística de la feminidad tras su frustración por no poder publicar su artículo, ni poder continuar con sus estudios de doctorado. Kate Millett redacto su tesis doctoral y termino convirtiéndola en un libro que cambiaría la concepción de la política. Simone de Beauvoir se planteó la filosofía como mujer y elaboro una publicación con sus ideas que volcó en El Segundo sexo. Aquella idea de Virginia Woolf sobre la necesidad de que las mujeres escribieran se ha materializado a lo largo de los años en escritoras a las que hoy podemos leer. Esa es una de las características de los feminismos a lo largo de su historia.
Las circunstancias vitales no podemos predecirlas. La vida no la esperamos, llega y la vivimos con mayor o menor suerte. Somos herederas de un mundo y hemos de preparar ese camino para la siguiente generación para enfrentarse a realidades nunca imaginadas. El feminismo está vigente y es necesario e imprescindible para abordar la vida. En nuestras manos está el futuro y el poder de hacer una vida más fácil para las futuras generaciones. Pensar un mundo mejor sin los feminismos, que tienen en cuenta las ideas, proyectos y derechos de las mujeres, no es posible. Sin ellos no vamos a ninguna parte. La mayoría de sus investigaciones, teorías y luchas se hacen necesarias para forjar el futuro.
El feminismo está vigente y es necesario e imprescindible para abordar la vida
No sabemos que nos deparará el mañana, pero allí estaremos nosotras u otras para con nuestras ideas, revisiones, crítica feminista, posicionamientos, investigaciones decir con voces diversas que cualquier injusticia nos tendrá enfrente. Tal vez deberíamos comenzar a pensar en los feminismos para diseñar una nueva sociedad, donde los Derechos Humanos, esos por los que tanto hemos trabajado, sean una realidad.
Los feminismos no solamente han sido activos frente a la actualidad y las situaciones que les ha tocado vivir en cada momento, sino que han aportado soluciones y han imaginado un mundo mejor y más justo. La diversidad de las mujeres que desde distintos campos, espacios e ideas configuran las diferencias ideológicas, conceptuales o metodológicas de los diferentes feminismos están en el fondo buscando las mismas ideas y principios que son la igualdad.
Lucy tuvo suerte ser nombrada. Es probable que en otras épocas no tan lejanas en el tiempo no se la hubiera considerado importante. Podría haber terminado en una caja de cartón olvidada por la historia o ser solo un código. Su sexo la hubiera hecho pasar desapercibida. Virgina Woolf tenía razón, cualquier narración en la que aparezca una voz de mujer o su vida, convierte la historia en mucho más interesante. La Australopithecus afarensis plantea muchas preguntas al proceso de hominización. Ha pasado mucho tiempo desde entonces, pero las mujeres necesitamos seguir siendo visibilizadas, no olvidadas. Lucy es parte de esa historia que ha de ser descubierta para poder ser contada.
REFERENCIA CURRICULAR
Inma Alcalá García es psicóloga por la Universitat de València. Doctora en estudios e investigación sobre las mujeres feministas y de género por la Universitat Jaume I. Ha trabajado en diversas administraciones públicas. En la actualidad es Agente de Igualdad en la Mancomunitat Plana Alta y profesora de psicología. En 2020 se le concedió el Premio Clara Campoamor en su localidad natal, Betxí, Castellón.