Mujeres y feminismo ante el regreso del autoritarismo (o su persistencia) en Occidente
Mujeres y feminismo ante el regreso del autoritarismo (o su persistencia) en Occidente o, mejor dicho, cuando hay una crisis, un recrudecimiento del oscurantismo, las mujeres son las afectadas ¿Por qué?
Es una pregunta compleja, multifacética, con muchas puertas de entrada que este artículo solo puede entreabrir levantando más preguntas empezando por ¿de qué autoritarismo estamos hablando? ¿Político, económico, social, religioso, cultural? ¿De todos a la vez porque se alimentan uno a otro, porque son inescindibles?
Es una pregunta compleja, multifacética, con muchas puertas de entrada que este artículo solo puede entreabrir levantando más preguntas empezando por ¿de qué autoritarismo estamos hablando? ¿Político, económico, social, religioso, cultural? ¿De todos a la vez porque se alimentan uno a otro, porque son inescindibles? Sin embargo hay que distinguir el autoritarismo del neoliberalismo a pesar de que este contribuya a la recrudescencia del autoritarismo, a la inversión de los derechos de las mujeres, al desmembramiento de los valores y principios fundamentales de la democracia, por ejemplo. La ley del neoliberalismo se impone con autoridad como la ley divina eclipsa la ley secular. Todo esto afecta directamente a las mujeres, al feminismo. Pero nadie y nada detiene el poder absoluto.
Si consideramos los años 50 como el inicio del progreso concreto hacia la consolidación de los derechos de la mujer por las luchas feministas, podríamos decir que, en Occidente, llevamos casi tres generaciones de empoderamiento de las mujeres sin alcanzar aún la meta de la igualdad con los hombres. Así lo confirman, anualmente, la resolución del Parlamento Europeo que valora los progresos en este campo [1], los informes de Naciones Unidas, del gobierno estadounidense y unos documentales puntualmente dedicados a los avances y paradojas de la condición femenina en el mundo [2]. Hoy, después de tres generaciones, volvemos a hablar y a temer el regreso del autoritarismo que, de hecho, nunca se fue.
Sabiendo que cuanto más autoritarismo menos libertades individuales hay, que por lo menos un hombre cada dos es una mujer, que las mujeres son electoras, ¿cómo puede recrudecer el autoritarismo en la democracia? ¿Cómo pueden hoy partidos votar en contra de la igualdad entre hombres y mujeres y aumentar su electorado femenino?
No sucumbir al peligro del autoritarismo implica realizar cambios profundos de mentalidades para contribuir a un contexto favorable a las mujeres, al feminismo
No es algo que caiga de la nada sino de la culminación de un proceso, la secuencia de etapas no cuestionadas desde la perspectiva de género. La resistencia, consciente o inconsciente, de quienes no han entendido la relación directa entre feminismo y humanismo, la necesidad de cuestionar el poder y no sólo acceder a él, de actuar sobre los contextos político, económico y social y no sólo realizar y proteger avances en los derechos de las mujeres en estos contextos. No sucumbir al peligro del autoritarismo implica realizar cambios profundos de mentalidades para contribuir a un contexto favorable a las mujeres, al feminismo. Es un camino largo, con altos y bajos, aún más difícil en lo que se ha llamado crisis económica y que ha llevado a reformas estructurales confundiendo el objetivo: derechos sociales en vez de multinacionales, ética en vez de austeridad. El autoritarismo se aprovecha de la desesperanza social para repetir evidencias y ganar puntos sin, necesariamente, explicar cómo sus soluciones ayudarán a salir de la crisis y qué parte de libertad individual recortará. Sin embargo, no creo que exista todavía a nivel europeo (y estadunidense) un manifiesto común a los partidos democráticos que explique, desde la perspectiva de género, por qué no hay que votar a la extrema derecha, por ejemplo.
¿Qué ha pasado en tres generaciones en Occidente respecto al feminismo?: Ha habido toda una serie de avances importantísimos e incompletos que hoy en día hay que volver a proteger y reivindicar. Ha habido silencio sobre la tolerancia de lo intolerable en nombre de la economía, la cultura, la religión,… por parte del poder socialdemócrata que ha gobernado en la mayoría de los países considerados democráticos durante y después de la guerra fría. El silencio, la falta de debate desde la perspectiva de género en relación con los procesos decisionales, no sólo por los gobiernos, por los partidos, sino también por los sindicatos y organizaciones de la sociedad civil. Cuando lo ha habido, ha sido para contar las víctimas. Intolerable es diluir la perspectiva de género en los asuntos sociales y permitir que en nombre de la crisis económica se recorten los derechos fundamentales de las mujeres. Intolerable es aceptar la separación entre niños y niñas en los colegios, en las piscinas,… por motivos culturales y religiosos. Intolerable es evitar la discusión sobre el velo sabiendo que la mujer que no se lo ponga en la calle es considerada una fulana por la autoridad que declara que llevarlo o no es una elección libre. Debatible también es la transformación de objetos de dominación en objetos de glamour por la industria de la moda [3]. Intolerable es silenciar la discriminación de las mujeres por parte de la Iglesia. Intolerable es saber que si no se aplican las leyes la brecha salarial no se colmará antes de finales de este siglo, con suerte. Intolerable es mirar a la diversidad cultural como si no tuviese nada a que ver con la diversidad de sensibilidad o con la relación de poder entre hombres y mujeres, etc. Si sustituyéramos “mujer” por “negro” hablaríamos claramente de racismo, y es muy probable que la oposición no tardara en bajar a la calle.
La perspectiva de género es una contribución imprescindible contra el autoritarismo, por ello las corrientes fanáticas, oscurantistas, aprovechan cualquier brecha para rechazar los derechos de las mujeres
Es imprescindible reflexionar sobre las vulnerabilidades del sistema democrático tal y como existe actualmente. No se trata de cuestionar el principio mismo de la democracia sino reconocer que el sistema democrático no puede, por esencia, llevar al autoritarismo. La perspectiva de género es una contribución imprescindible contra el autoritarismo, por ello las corrientes fanáticas, oscurantistas, aprovechan cualquier brecha para rechazar los derechos de las mujeres. Espero que la mayoría de los hombres llegue a asimilarlo. De lo contrario el autoritarismo seguirá amenazando las libertades fundamentales de todas y de todos.
Las mujeres cargan con una herencia pesada de opresión y prejuicios muy fáciles de reanimar porque la revolución de las mentalidades es mas lenta que la de las leyes, especialmente en el caso del feminismo que supone una revolución profunda de las mentalidades que pasa por todos los estratos, substratos, infra-estratos y rincones de cada capa del individuo y del conjunto social. Sin duda alguna, muchas mentalidades han cambiado y no se trata de empezar desde cero. Se trata de contribuir a un entorno propicio a las mujeres y por lo tanto a la igualdad. Es difícil llegar a este equilibrio en un mundo globalizado donde se mezclan las culturas. Pero no es imposible. Hace falta integrar la perspectiva de género dentro de los procesos decisionales así como lo están haciendo, con resultados inclusivos, las alcaldesas de Madrid y Barcelona y que espero harán las neo-electas de Turín y Roma empujadas por el anhelo al cambio del sistema democrático de sus electores.
NOTAS
[1] http://www.europarl.europa.eu/committees/es/femm/home.html
[2] https://www.youtube.com/watch?v=GTrCqKm4KVk
[3] http://arabia.style.com/fashion/news/exclusive-dolce-gabbana-abaya-line/
REFERENCIA CURRICULAR
Marie Caraj. Comprometida con la defensa de los derechos humanos. Experta en protección y seguridad de las defensoras y defensores de Derechos Humanos con integración de la perspectiva de género y apoyo psicosocial a las víctimas de violencia política.