Revista con la A

25 de enero de 2017
Número coordinado por:
Lucía Melgar
49

¿Qué presente y futuro para las niñas?

Margarita Xirgu, una teatrera universal, republicana y comprometida

«No soñar, no esperar, no creer en alguna cosa… es como no existir”

Margarita Xirgu nació en Molins de Rei, un pueblo de la provincia de Barcelona, en 1888 y es reconocida internacionalmente como una de las mejores actrices trágicas que ha dado el teatro universal del siglo XX. Desarrolló su carrera artística entre España y América Latina, falleciendo en Montevideo, Uruguay (país en el que se nacionalizó tras su exilio), en 1969, como consecuencia de una intervención quirúrgica. En l988, en la celebración del centenario de su nacimiento, la Generalitat repatrió sus restos que fueron enterrados en su lugar de nacimiento, Molins de Rei, retornando así al país del que tuvo que exilarse a consecuencia de la guerra civil provocada por el alzamiento militar, dirigido por Franco, contra el gobierno legítimo de la República Española.

Con ocho años, Margarita siente por primera vez la llamada del teatro al recibir un caluroso aplauso tras la lectura, en una taberna, de un manifiesto que un grupo de obreros le pidieron leer.

En 1900, con 12 años, comienza a trabajar en un taller de pasamanería, trabajo que alterna participando en los ensayos del grupo de teatro del Ateneo del distrito V de Barcelona, al que su padre asistía con asiduidad. Tras la muerte de su padre, Margarita se tiene que hacer cargo de la economía familiar. En 1902 debuta como actriz aficionada, aunque su salto al teatro profesional se produjo años después con la compañía de Josep Santpere.

En 1910, con 22 años, forma su propia compañía estrenando en el Teatro Romea de Barcelona, alcanzando desde entonces gran prestigio dentro de las artes escénicas catalanas. Cuatro años más tarde da el salto a Madrid representando en el Teatro Español obras de los autores más reconocidos de la época, entre ellos García Lorca con quien le unió una gran amistad estrenando prácticamente todas las obras de Federico: Mariana Pineda, con decorados de Salvador Dalí (1927); La zapatera prodigiosa (1930), Yerma (1934), Doña Rosita la soltera o El lenguaje de las flores (1935) y el reestreno de Bodas de sangre (1935), con escenografía de Caballero, obras que, junto a distintos autores de lengua castellana y catalana, representaría con posterioridad por distintos países de América Latina y Estados Unidos, dirigiendo también algunas de estas obras. Además, en 1933 actuó en el Teatro Romano de Mérida (España), iniciándose con ella el Festival de Teatro Clásico de la capital extremeña que, todavía hoy, sigue siendo uno de los encuentros teatrales de mayor prestigio.

Respecto a cómo dio comienzo su amistad con Federico y su colaboración en la Barraca (un grupo de teatro universitario de carácter ambulante y orientación popular, coordinado y dirigido por Eduardo Ugarte y Federico García Lorca, que fue creada en 1931 con ayuda gubernamental, al comienzo de la Segunda República, y puesta en marcha en el verano de 1932. Su objetivo era llevar el teatro clásico español a zonas con poca actividad cultural y se desarrolló de modo complementario con el Teatro del pueblo, dirigido por Alejandro Casona, dentro del proyecto de las Misiones Pedagógicas creadas por Manuel Bartolomé Cossío, a partir de las misiones ambulantes diseñadas por Giner de los Ríos, en la que todas y todos los participantes prestaban sus servicios voluntaria y gratuitamente. Ellos vestían un mono azul y ellas un vestido azul con cuello blanco. El equipo técnico se transportaba en camiones proporcionados por el Departamento de Instrucción Pública, y las tareas de cargar, descargar, montar y desmontar escenarios la realizaban las y los propios actores), sus biógrafos cuentan: “El 31 de enero de 1935 le llegó a Margarita Xirgu la siguiente petición: «Los compañeros que se hallan trabajando a las mismas horas en que usted representa «Yerma» de García Lorca, saben por muy diversas referencias que este poema destaca, indiscutiblemente, de nuestra contemporánea producción. Por ello, ¿sería mucho pedir a su ilustre compañera Margarita Xirgu nos dedicara, a costa de su personal esfuerzo, una representación a hora no intempestiva?». Dos días después, a las dos de la madrugada, se celebra en el Teatro Español de Madrid una función especial de «Yerma». El teatro se llenó de actores, actrices, autores, escritores, críticos, entre otra gente del mundo de la farándula. Al subir el telón estalló una gran ovación, que fue prolongándose durante toda la representación. Después del segundo acto, Federico García Lorca leyó unas cuartillas combativas, en las que definió la pobreza del pueblo que no sabe apreciar la escuela y la tribuna libre del teatro. Poco tiempo después, García Lorca dijo en una conferencia: <<Huyendo de sirenas, felicitaciones y voces falsas, no he aceptado ningún homenaje con motivo del estreno de «Yerma», pero he tenido la mayor alegría de mi corta vida de autor al enterarme de que la familia teatral madrileña pedía a la gran Margarita Xirgu, actriz de inmaculada historia artística, lumbrera del teatro español y admirable creadora del papel, con la compañía que tan brillantemente la secunda, una representación especial para verla>>. [1]

En Montevideo la Escuela Multidisciplinaria de Arte Dramático, que dirigió desde su fundación en 1949 hasta 1957, lleva su nombre.

[1] http://margaritaxirgu.es/castellano/vivencia3/129/129.htm

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