Revista con la A

25 de julio de 2015
Número coordinado por:
Lighthouse
40

Liderazgo y emprendimiento femenino

Liderazgo bajo el velo

40-ellos-opinan

A.mounem El Gueddari

La mayoría de los liderazgos, en lo que se refiere a aquellos de líderes notorios sobre todo los occidentales, ha sido reconocido por la sociedad y puesto en escena para un mayor conocimiento de la opinión pública y por ende de un reconocimiento social en general

Cuando escuchamos la palabra liderazgo nos evoca la idea de personajes líderes conocidos a todos los niveles. Lideres que han sido capaces de influir en un colectivo o grupo para el que se involucran con entusiasmo en sus objetivos o metas. Es decir, lideres lo suficientemente visibles y reconocibles en una sociedad determinada, capaces de influenciar en ella.

La mayoría de los liderazgos, en lo que se refiere a aquellos de líderes notorios sobre todo los occidentales, ha sido reconocido por la sociedad y puesto en escena para un mayor conocimiento de la opinión pública y por ende de un reconocimiento social en general. Incluso aquellos personajes que quedaron colgados en la historia han sido rescatados, revalorados y presentados como héroes de nuestra sociedad en conjunto. Esto ha sucedido en mayor medida con hombres, en vez de con mujeres. La historia aún nos sigue recordando que el machismo es un mal endémico que azota a todas las sociedades por igual y que, desgraciadamente, no es algo que esté en extinción. Es más, aún sigue golpeando con fuerza sobre todas las sociedades y culturas en general, aunque en mayor o menor grado.

Pero dejando a un lado este tipo de liderazgo, el más conocido y reconocido, me gustaría alzar unas palabras en reconocimiento a aquellos liderazgos ocultos, que aparentemente no se ven, casi escondidos y que pasan desapercibidos, aunque cada día con mayor frecuencia pueblan nuestras calles. En definitiva, hoy me gustaría alzar la voz sobre esos micro liderazgos bajo el velo, sobre esas miles y miles de mujeres musulmanas que han sabido vencer y superar barreras sociales, tanto las impuestas por la sociedad de origen como por las sociedades de acogida.

Puesto que todos y todas nacemos inmersos en una sociedad, en una determinada cultura, en unos determinados valores y usos sociales, la libertad absoluta como un máximo valor, no existe. Vivimos bajo determinadas influencias: la familia, el entorno social, la escuela… Todos estos factores nos condicionan en nuestro crecer diario, de una manera u otra. Quizá uno de los factores que más condicionen a la mujer musulmana, sobre todo a aquellas mujeres que residen en Europa, es el Velo.

A pesar de la carga simbólica que supone vestir con velo, el velo en sí no es un símbolo religioso, es un objeto que permite llevar una práctica religiosa diaria, no es algo sagrado como pueda ser el Corán. Son muchas las que relatan sentirse observadas, observadas con ojos compasivos, piadosos desde la sociedad en general, y especialmente por mujeres que, en muchos casos, acaban cayendo en el determinismo de “esas pobres, pasivas y sumisas”. Son muchas las mujeres feministas que denominan este hecho como “uniformización” de las mujeres coloniales o semicoloniales, a través del cual se crean tópicos de gran impacto que generalizan comportamientos de “las otras” desde una visión eurocentrista [1]. No todos los puntos de reivindicación son iguales y los mecanismos de lucha del feminismo islámico no siempre son conocidos por los feminismos occidentales.

Como relata Cynthia, en su artículo “Feminismo contra la islamofobia occidental”, las feministas árabes cuestionan con fervor el “feminismo occidental”, sobre todo aquel que insiste en establecer la existencia de una conexión directa entre cultura y opresión de la mujer, de la cual se desprende la simple idea de que para la emancipación de la mujer es necesario el abandono de la cultura autóctona.

Fátima Mernissi, probablemente una de las intelectuales feministas árabes más reconocida, cuenta en su libro El poder olvidado. Las mujeres ante un Islam en cambio: “Cuando me encuentro con una feminista occidental que cree que le tengo que estar agradecida por mi propia evolución en el feminismo, no me preocupa tanto el futuro de la solidaridad internacional de las mujeres como la capacidad del feminismo occidental de crear movimientos sociales populares para lograr un cambio estructural en las capitales mundiales de su propio imperio industrial. Una mujer que se considera feminista, en vez de vanagloriarse de su superioridad con respecto a las mujeres de otras culturas por haber tomado conciencia de su situación, debería preguntarse si es capaz de compartir esto con las mujeres de otras clases sociales de su cultura” [2].

Esta magnífica autora fue capaz de percatarse y poner de relieve probablemente una de las primeras historias de liderazgo femenino árabe: la historia de Sherezade en el libro de “Las mil y una noches” [3]. Fátima descubrió horrorizada que la Sherezade occidental carecía del alma erótica más poderosa de una mujer: el nutq, o la capacidad de pensar con qué palabras penetrar en el cerebro de un hombre. Mientras que la Sherezade oriental es una mujer cerebral y 40-ellos-1ahí es donde radica su atractivo erótico, la Sherezade occidental es acorde a la idea de una fantasía sexual que comprende la ausencia de todo intercambio intelectual.

Las cualidades de esta mujer eran su cultura, el uso de la psicología y su sangre fría. “Sherezade sobrevivió” porque demostró ser súper estratega. Y de hecho en las democracias musulmanas “el debate siempre deriva hacia la discusión sobre los derechos de las mujeres y viceversa”. Sherezade enseña a desarrollar la capacidad intelectual y ayuda al hombre a despojarse de narcisismos y heterogeneidades simplificadas. En realidad “hombres y mujeres se ven obligados a considerarse mutuamente dentro de una igualdad indecisa e insoportable, que se le niega”.

En resumen Sherezade, siendo mujer, representa y es un símbolo de los derechos humanos en el Oriente actual, y es un componente femenino en una herencia musulmana aparentemente  tan masculina.

El espíritu de Sherezade se reencarna hoy con mayor fuerza en las miles de mujeres musulmanas que hay repartidas en el mundo. Como es el caso de, Wajeha Al-Huwaider [4] que desafió la prohibición de no conducir en Arabia Saudí, colgando un vídeo conduciendo en Youtube. Son muchas las mujeres que se han 40-ellos-2sumado a esta causa, tratando de conducir el cambio en su país.

También ese otro caso de la joven somalí Ugaaso Abukar, que coloca fotos en una plataforma social sobre Somalia para romper con los estereotipos. Fotos que combinan destellos sensuales y mensajes rotundos al mundo: «Yo también tengo mi propio pequeño mundo que creo que vale la pena documentar. Estoy cansada de la narrativa eurocéntrica de África que se apoya en la guerra, el hambre y la enfermedad, porque ese no es mi mundo.” [5]

Y sobre todo en las miles de mujeres inmigrantes que han afrontado el difícil proyecto de dejar todo en su país de origen y marchar para mejorar su situación personal y la de sus familias. El emigrar conlleva una enorme cantidad de pérdidas, de las que no es siempre fácil reponerse. Un complejo proceso de sufrimiento al que se ven sometidas con el principal objetivo de liderar un proyecto personal o familiar. En el que, en muchos casos, estas mujeres se convierten en el motor económico del hogar.

Mujeres que han tenido que afrontar el oprobio de dejar su hogar y marchar en solitario en la búsqueda de un futuro mejor. Mujeres que no discurren sobre líneas fijas, que han sabido ver en su liderazgo la llave de su futuro. Mujeres que han sabido erigirse en cabeza sin derrocamiento previo.  

Aunque en relación al género es importante no pasar por alto lo que están manifestando muchas de estas mujeres, que en muchos casos tiene que ver con las “identidades reactivas”. Mujeres que dicen, “con el hiyab me respetan”. Lo cual revela que estas mujeres, en general y no sólo las musulmanas, no se sienten respetadas y recurren a distintos elementos para hacerse escuchar, para ganar una identidad propia, que cuando está atravesada por cuestiones de diferencia y migración tiene que ver con la reafirmación de formas de dignificación y orgullo de lo diferente. Es importante ir más allá e interrogar los procesos sociales mediante los que se expresan relaciones de poder (en la sociedad en general).

Todas ellas diferentes, con diferentes bagajes, diferentes identidades, diferentes culturas, diferentes historias… Pero que tienen algo en común: que están liderando sus vidas, liderando cambios, tanto en la sociedad de origen como en la de acogida, liderando el futuro.

Fátima Mernissi concluyó con una evidenciada pregunta en su libro Harén en occidente: “¿por qué en el mundo occidental, tan obsesionado con la democracia, no sé captó el deseo de Sherezade de alcanzar una mayor igualdad entre hombres y mujeres?” 

Son ellas, que tal vez sin ser conscientes de ello, ni verlo, siguen luchando entre nosotras por alcanzar mayor igualdad y libertad en nuestra sociedad. Luchas silenciosas, que pasan desapercibidas entre la cotidianidad de nuestros días, portadoras de  liderazgos invisibles, ocultos en nuestra sociedad. Por ellas y para ellas este pequeño y escueto artículo.

NOTAS

[1] Cynthia, Las mujeres en el mundo árabe y Musulmán, 20/03/2015 mujerespanyrosas.wordpress.com/

[2] Fatima Mernissi, El poder olvidado. Las mujeres ante un Islam en cambio, Barcelona, Icaria, 1995, p. 47.

[3] Fatima Mernissi, El harén en Occidente, S.L.U. ESPASA LIBROS, 2001.

[4] Rivera de la Fuente, V. Conoce a la mujer que está llevando el cambio en Arabia Saudí, 18/12/2013 Huffington post España.

[5] Bajo Erro, C. La instagrammer que rompe los prejuicios que tenemos de Somali, 02/04/2015, El País.

 

REFERENCIA CURRICULAR

 A.mounem El Gueddari es Sociólogo, Politólogo, Grado Superior en Integración Sociolaboral y Experto en Relaciones Internacionales por la Université Libre de Bruxelles, donde actualmente reside. Ha pasado los últimos cuatro años entre Londres, Lisboa y Sao Paulo, implicado en el mundo académico en diferentes áreas de investigación de las Ciencias Sociales. Vive la libertad y la coherencia como algunos de sus principales valores. Conocer el mundo y entenderlo es un camino y un fin en sí mismo. Los recuerdos de sus últimos periplos por Latinoamérica y La India y el sueño de los que quedan por venir le acompañan, junto con su adicción a los libros usados, por el viaje de la vida.

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