Las mujeres de Leonardo da Vinci
El viaje que hoy proponemos es un recorrido por la pintura y por la historia de varias mujeres que vivieron en los siglos XV y XVI. Puede convertirse, si tenemos medios para hacerlo, en una visita a algunos de los más importantes museos del mundo.
Además de la Monna Lisa, Leonardo da Vinci nos ha dejado otros tres retratos de mujeres, tan bellos y misteriosos como aquel: el retrato de Ginevra de Benci, la Dama del armiño y la Bella Ferroniere, además de un dibujo con el rostro de Beatriz de Este. Excepto este último, los demás están rodeados de las incógnitas que caracterizan la obra de Leonardo. Se ha dudado tanto de su autoría como de la identidad de las modelos, como si el sfumato del maestro, que diluye la realidad y la convierte en inaprensible, se hubiese apoderado de su obra y la hubiera ocultado también.
De Ginevra de Benci no conocemos muchos detalles. Pudo ser hija de Amérigo Benci (aunque Vasari afirma que fue su esposa), amigo de Leonardo, y habría nacido en Florencia a mediados del siglo XV. Fue admirada por su inteligencia y cultura. Es posible que el cuadro fuese pintado para conmemorar su matrimonio con Luigi Bernardo di Nicolini cuando la joven tenía dieciséis años. El matrimonio no debió ser muy feliz, especialmente por problemas económicos y ella mantuvo una relación platónica con el embajador de Venecia en Florencia, Bernardo Bembo. Se desconoce la fecha de su muerte pero el cuadro de Leonardo está datado entre 1479 y 1480.
En general, se admite que La dama del armiño es Cecilia Gallerani, la más célebre de las amantes de Ludovico Sforza. El padre de Cecilia, que no pertenecía a la nobleza pero sí a la clase adinerada e incluyente, llegó a ser embajador de la corte milanesa en Florencia y Luca. La joven, que había nacido en Siena en 1473, estuvo comprometida con Stefano Visconti pero el matrimonio no llegó a celebrarse. En la época en que Leonardo debió de pintar su retrato, ella tenía diecisiete años y era ya la amante de “El Moro”. Se decía de Cecilia que, además de bella era culta y refinada y, de hecho, hizo de la corte un punto de encuentro de artistas e intelectuales. En 1491 Ludovico se casó con Beatriz de Este, una muchacha de quince años hija del duque de Ferrara. Apenas tres meses después de ese matrimonio, nació Cesare, el hijo de Cecilia y Ludovico. Presionado por los celos de Beatriz y las exigencias de su suegro, Ludovico Sforza casó a Cecilia con uno de sus súbditos, el duque de Cremona, Ludovico Carminati de Brambilla “El Bergamino”, con quien tuvo otros cuatro hijos. Tras la muerte de su hijo Cesare, que había llegado a ser canónigo en Milán, y de su esposo, se retiró a San Giovani in Croce, cerca de Cremona, donde falleció en 1536.
La Belle Ferroniere podría ser una de las amantes de Francisco I de Francia, que debería su nombre a la profesión de su esposo, herrero, o al apellido de su marido, un abogado de París llamado Ferrón. Sin embargo, parece que la que tiene más posibilidades de ser la dama del cuadro es Lucrezia Crivelli, de quien se sabe que nació en 1472 y murió en 1506. Fue amante de Ludovico Sforza, El Moro, con quien tuvo un hijo, Giovanni Paolo I Sforza, futuro marqués de Caravaggio y famoso condottiero. Entró en la corte de Milán como dama de la esposa de Ludovico, Beatriz de Este, quien intentó apartarla de la corte, sin conseguirlo, cuando la relación entre ella y su esposo se hizo demasiado intensa. Sin embargo, Lucrezia acabó viviendo durante muchos años en Mantua, bajo la protección de Isabel de Este, hermana mayor de Beatriz.
El único retrato que nos ha llegado de Beatriz de Este pintado por Leonardo es un dibujo hecho sobre cartón, un esbozo que no llegó a convertirse en pintura. Durante cierto tiempo se especuló con que la llamada Dama de la redecilla de perlas pudiera ser la duquesa de Milán retratada por da Vinci, pero esta versión no ha sido aceptada por todos los especialistas. Beatriz de Este, hija de Ercole I, había nacido en Florencia en 1475. Tenía quince años cuando se casó con Ludovico Sforza, en un doble matrimonio que sellaba la alianza entre los Este y los Sforza, ya que Alfonso de Este se casó con Ana Sforza. También Beatriz se rodeó de poetas, artistas y personalidades de la cultura, convirtiéndose en importante mecenas. Tuvo dos hijos, Maximiliano y Francisco y murió de parto, en 1497, a los veintidós años.
No es de extrañar que se hiciesen pinturas de las amantes del duque. Todas sabemos que, durante siglos, el matrimonio, entre las clases poderosas, fue un contrato económico y político. Pero “la amante” también era una cierta clase de institución, aceptada no solo para cubrir las necesidades afectivas y eróticas de los enlaces de conveniencia -las de los varones, por supuesto-, sino para estrechar lazos, al igual que el casamiento. De hecho, era frecuente que las grandes familias ofreciesen a sus hijas -más o menos directamente- para ocupar ese puesto en las cortes, pues conllevaba influencias y privilegios de toda índole para la parentela entera.
Ludovico Sforza “el Moro”, alcanzó el ducado de Milán tras la muerte de su hermano mayor Galeazo María y de su sobrino Gian Galeazo. Había nacido en Vigevano en 1452 y fue uno de los personajes más notables del renacimiento italiano, tanto por su ambición como por haber sido el protector de numerosos artistas, entre ellos Leonardo da Vinci. Traicionado por las tropas suizas en su largo enfrentamiento con Francia, fue capturado y encarcelado en el castillo de Loches, donde falleció en 1508, tras ocho años de prisión. Además de los hijos que hemos citado, tuvo una hija con Bernardina de Corradis, Blanca Sforza, cuyo retrato, también atribuido por algunos críticos a Leonardo, es conocido como La Bella Principessa.
El retrato de Ginevra de Benci puede visitarse en la National Gallery de Washington.
La Dama del armiño se encuentra en el Museo Czartoryski de Cracovia.
La Bella Ferroniere y el retrato de Isabel de Este se exponen en el Museo del Louvre en París.
La Dama de la redecilla de perlas está en la Pinacoteca de Brera en Milán.
La Bella Principessa pertenece a una colección particular.
Podemos ver un retrato de Ludovico Sforza en la Pala Sforza, obra de autor anónimo que se conserva en la Pinacoteca Brera de Milán.
REFERENCIA CURRICULAR
Montserrat Cano Guitarte es escritora. Además, ha sido Coordinadora del Comité de Escritoras del Club PEN de España; Jefa de Prensa de la Asociación de Escritores y Artistas Españoles; Codirectora del Aula de Cine de la Asociación de Escritores y Artistas Españoles; Colaboradora del Departamento de Comunicación de las Editoriales Espasa Calpe y Ediciones B y Profesora de Creación Literaria en distintas entidades públicas y privadas. En 2006, dirigió y organizó el I Congreso Internacional de Escritoras del Club PEN de España “La mujer, artífice y Tema literario”, celebrado en Las Palmas de Gran Canaria. Ha realizado numerosas colaboraciones con la Secretaría de Igualdad de UGT Madrid y ha dictado conferencias sobre temas literarios y cinematográficos, siendo Jurado en certámenes literarios y de teatro. Asiduamente ha colaborado con la Dirección General de Cooperación y Patrimonio Cultural del Gobierno de Canarias. También fue responsable de la Candidatura ante la UNESCO para la inclusión en la Lista de Patrimonio Cultural Inmaterial del Silbo Gomero. Literariamente, es autora de numerosas publicaciones por las que ha sido premiada tanto en el ámbito nacional como internacional.