¡Ni una más!
La violencia de género es la manifestación más cruel de las desigualdades entre hombres y mujeres. Cada año, en la Unión Europea, mueren entre 700 y 900 mujeres víctimas del terrorismo machista, 70 mujeres en España
La violencia de género es la manifestación más cruel de las desigualdades entre hombres y mujeres. Cada año, en la Unión Europea, mueren entre 700 y 900 mujeres víctimas del terrorismo machista, 70 mujeres en España. A cada una de ellas quiero dedicar este artículo y con él traslado mi solidaridad, y la de mis compañeras y compañeros del PSOE, a sus seres queridos.
También quiero reiterar mi apoyo a todas esas mujeres que sufren otras manifestaciones de la violencia machista, que no siempre se denuncian por miedo a las consecuencias, por considerarse aún un tema tabú o, sencillamente, porque ni siquiera son conscientes de que están sufriendo un trato degradante que no deberían tolerar.
Los datos son escalofriantes. Según el último estudio de Eurostat (2014), en la Unión Europea (UE) 13 millones de mujeres con mayoría de edad declaran haber sufrido violencia de género en el último año; una de cada 20 mujeres ha sido violada; se estima que 21 millones de mujeres se enfrentaron a incidencias sexuales por parte de un adulto cuando eran niñas; el 18 % de las mujeres en la UE reconocen haber sido objeto de acoso a partir de los 15 años; y unas 500.000 mujeres que viven en Europa han sufrido mutilación genital.
El empoderamiento y el fomento de la autonomía económica de las mujeres son condiciones ineludibles para garantizar su libertad y su seguridad
Por suerte, son ya muchas las mujeres y hombres en España conscientes de que el empoderamiento y el fomento de la autonomía económica de las mujeres son condiciones ineludibles para garantizar su libertad y su seguridad, quienes saben que para erradicar la violencia machista es necesario desplegar toda una serie de medidas políticas, institucionales y sociales, para protegerlas. Lo vimos el pasado día 7 de noviembre, día histórico en nuestro país en el que por primera vez unas 200.000 personas, más de 400 colectivos y miembros de todos los partidos políticos (cada uno representado a la altura de su nivel de compromiso) llenaron el centro de la capital española al grito de «basta ya de terrorismo machista”. Ojalá alguno de los miembros del Gobierno de Mariano Rajoy hubiera asistido a este encuentro único de fuerzas políticas y sociales tan diversas. Ojalá se hubiera hecho eco de esta conciencia social el PP a lo largo estos últimos cuatro años de Gobierno, en lugar de haber estrenado su mandato recortando en un 25% el presupuesto dedicado a combatir la violencia.
Habría que recordarles que, en términos puramente económicos, se estima que el coste de la violencia de género en la Unión Europea asciende a 228.000 millones de euros al año. Por tanto, puede decirse que abandonar la lucha contra la violencia machista es un “mal negocio”.
En España, ya son más las víctimas mortales de la violencia de género que las del terrorismo de ETA. Nada debe hacernos bajar la guardia para combatir esta miseria: ni razones “presupuestarias” -las que aduce el Partido Popular-, ni una cuestión “semántica” -la de Ciudadanos, al votar en contra de la reciente moción valenciana contra la violencia-, ni la de una “falta de igualdad real” en la sociedad -la de Podemos, al explicar la ausencia de paridad en su cúpula y previas listas electorales-. Necesitamos mejor ejemplo y mayor compromiso político.
La primera medida que Rodríguez Zapatero tomó al asumir el Gobierno de España fue la tramitación de la Ley Integral contra la Violencia de Género, que el próximo día 28 de diciembre cumplirá 11 años de vigencia. Una Ley que, por pionera y modélica, ha llevado a nuestro país a merecer el Premio internacional Políticas de Futuro, concedido por ONU-Mujeres, World Future Council y la Unión Interparlamentaria, representando a Gobiernos y miembros de parlamentos de los cinco continentes; galardón que, paradójicamente, recogió Rajoy el año pasado en Ginebra, felicitándose por una ley heredada de Zapatero y a la que el Gobierno del PP no tardó en vaciar de presupuesto y, con él, de contenido.
Con el Gobierno socialista de Rodríguez Zapatero, España se había convertido en líder mundial en la lucha contra la violencia, siendo el primero en lanzar una legislación que identifica 16 tipos de violencia que toda mujer debe reconocer y denunciar. Además, las autoridades estaban conminadas a emitir informes regulares sobre la magnitud y evolución de este delito machista, a realizar planes de comunicación incluyendo campañas de sensibilización para la prevención de la violencia, a desarrollar criterios de formación de operadores jurídicos, por ejemplo, sobre cuestiones como la renuncia a la orden de protección por la víctima, a unificar protocolos de actuación y reforzar los efectivos de los Cuerpos de Seguridad para combatir todos estos tipos de violencia, implementando mecanismos para facilitar la comunicación entre los servicios de salud ordinarios y forenses de valoración integral. También cofinanciamos, desde el Gobierno de España, proyectos autonómicos y locales en materia de asistencia social integral y lanzamos planes de empleo específicos para las víctimas de la violencia, por citar solo algunos ejemplos de las medidas adoptadas por el Gobierno socialista.
La Ley Integral para Garantizar a las Mujeres una Vida Libre de Violencia sigue vigente y el compromiso del PSOE con la ciudadanía, con las instituciones, las asociaciones y organizaciones de mujeres y, en especial, con las víctimas, más firme que nunca. A ellas dedicamos nuestra atención en las Casas del Pueblo (donde les ofrecemos información y asistencia directa) y por ellas trabajamos en el Parlamento Europeo, donde se está pidiendo la aprobación de una Directiva integral, inspirada en la nuestra, que garantice a todas las mujeres de la UE el mismo nivel de prevención y protección ante la violencia. También en el Parlamento Europeo hemos promovido la concesión del premio Sajarov de los derechos humanos al ginecólogo congoleño Denis Mukwege, que ha reconstruido internamente a miles de mujeres víctimas de violencia sexual en conflictos armados y con quien las y los socialistas europeos nos hemos comprometido a luchar, codo con codo, por la erradicación del comercio de los “minerales de sangre” con el que se financian estas guerrillas; porque nuestro compromiso con las mujeres no tiene fronteras.
La primera visita del Secretario General del PSOE, Pedro Sánchez, al asumir su cargo en el partido, fue a un centro de acogida a mujeres maltratadas, lugar al que huyen mujeres de todos los niveles culturales y estratos sociales. El candidato socialista a la Presidencia ya ha anunciado su voluntad de ampliar el ámbito de aplicación de la Ley Integral para abarcar otros tipos de violencia que ocurren fuera del ámbito de la pareja, aumentar la protección a las y los menores, además de comprometerse a iniciar medidas efectivas para garantizar la igualdad salarial, un mejor acceso al empleo de las mujeres o fomentar la igualdad de género a través de la educación, como principal medida preventiva.
Muy pronto se abrirá en España una nueva etapa, que se presenta como una oportunidad para volver a situar los intereses de las mujeres en lo más alto de la política. Mientras tanto, desde el PSOE, continuamos impulsando la aprobación del “Acuerdo Social, Político e Institucional” contra las violencias machistas, junto con la propuesta de pacto de Estado presentada por nuestro Secretario General este trágico verano.
Porque la única manera de erradicar este machismo que mata es asumiendo que es una responsabilidad de todas y todos, de quienes están en el gobierno, de cada ciudadana y ciudadano, de cada miembro de los cuerpos de seguridad, de instituciones judiciales, profesionales de la enseñanza y de la sanidad, periodistas, de cada madre, de cada padre… porque el fin de esta lacra pasa por un cambio de mentalidad y de la escala de valores de nuestra sociedad que debe asimilar, definitivamente, la igualdad entre hombres y mujeres y el respeto de los derechos y libertades de todas las personas por igual.
Sigamos trabajando en favor de la unidad para terminar con la violencia de género y garantizar la igualdad de oportunidades y derechos a las mujeres en todos los ámbitos de la vida política, económica y social porque, así, ganará la sociedad, ganaremos todas y cada uno de nosotros.
REFERENCIA CURRICULAR
Inmaculada Rodríguez-Piñero Fernández es Licenciada en Ciencias Económicas y Empresariales. Máster en Teoría Económica, Universidad de Minnesota. Cursos de Doctorado en la Universidad de Valencia. Funcionaria excedente de la Generalidad Valenciana Grupo A TAG, donde fue jefa del Área de Programación Económica e Inversiones Públicas de la Consellería de Economía y Hacienda de la Generalidad Valenciana y directora general de Régimen Económico de la Consellería de Cultura, Educación y Ciencia. Funcionaria excedente del Ministerio de Economía y Hacienda de España, Dirección General del Catastro, concretamente como jefa del Área Regional de Coordinación de Procesos Catastrales de la Gerencia Regional del Catastro de Valencia. Autora de numerosos artículos y directora de diversas publicaciones económicas de la Generalidad. Fue la primera mujer que logró ser secretaria de Política Económica y Empleo en el PSOE desde su constitución como partido, siendo elegida por el 36 Congreso Federal del PSOE, en julio de 2004-2008. Parlamentaria europea, en la actualidad desarrolla su actividad política dentro del Grupo de la Alianza Progresista de Socialistas y Demócratas en el Parlamento Europeo, en la Comisión de Comercio Internacional y en la Delegación en la Comisión Parlamentaria Mixta UE-Chile.