Revista con la A

25 de marzo de 2021
Número coordinado por:
Bethsabé Huamán y Danilo Assis Clímaco
74

Laberintos de la masculinidad

La Luna. Diosa y señora de la noche

Como consideraba en el artículo anterior, la luna no es una estrella sino un satélite de la Tierra cuya luz no es propia, la recibe del Sol como ocurre con el resto de planetas. Siendo cuatrocientas veces más pequeña que el Sol se encuentra cuatrocientas veces más cerca de la Tierra lo que permite, visualmente, que la consideremos del mismo tamaño e importancia.

Su naturaleza femenina y de agua tiene su regencia en el signo de Cáncer, lugar donde posee mayor fuerza y poder para otorgar aquello que representa. Por tanto, como se hace con el Sol, se valorará con mayor fuerza en signos de agua o al menos femeninos, peor en signos masculinos sobre todo de aire, ya que el elemento Aire y Agua se relacionan con dificultad.

Su naturaleza acuática la pone en contacto directo con el mundo de los sentimientos, su constante fluctuación y movimiento con aquello que es cambiante e inestable por lo que, a la hora de interpretar una carta natal, la situación por sector, signo y relación con otros planetas, indicará donde hay sensibilidad, sentimientos y cambios frecuentes e inestabilidad y cómo se expresan. Al ser tan cambiante, tan diferente en su forma visual de presentarse, la hace garantía de cambio, pero también de cierta capacidad de engaño ya que, cuando está Creciente su apariencia es de Decreciente y sin embargo cuando Decrece su apariencia es Creciente. 

Mientras que el Sol busca diferenciarse, distinguirse, individualizarse, la Luna busca lo contrario, busca raíces del ser, pertenencia, fusión, actuando como el agua que todo lo disuelve y empapa, no queriendo diferencias sino pertenencia y compromiso.

Señora de la noche que envuelve con su pálida luz el mundo oscuro de la interioridad, representa el inconsciente personal, morada de símbolos del mundo interno y de lo que este esconde, hasta tal punto que una Luna poderosa otorga la capacidad de presentir, y conviene hacerle caso porque no suele equivocarse. Si el Sol era la consciencia del Yo, la Luna es el Inconsciente de ese Yo que contiene su semilla y maneja sus posibilidades. Si el Sol se relaciona con la finalidad del ser, la Luna muestra cómo puede aplicarse esta finalidad a través de los sentimientos. Los buenos aspectos entre los dos luminares favorecen la pretensión de los objetivos que ambos se marquen, mientras que los malos indicarán su dificultad.

Tiene que ver con la madre y su naturaleza arquetípica, revelada en el signo que ocupa y los aspectos que reciba de otros planetas, lo que esperamos que sea y que influirá en la manera de percibir lo que efectivamente es. En un nivel más profundo representa la Madre Interna, por tanto, la capacidad para cobijarnos, sostenernos, protegernos a nosotros y nosotras mismas, pudiendo potenciar esa capacidad cuando la madre real desaparece o los conflictos con ella se resuelven perdonando su humanidad. A veces, también cuando la mujer-hija se convierte y ejerce como madre en cuyo caso comprende y es capaz de mostrar su capacidad de cobijo y protección. En el caso de los hombres, opera para ejercer el aspecto femenino maternal que mora en todo ser humano, con mayor o menor dificultad para expresarse y desarrollarse.

Representa a la esposa y su naturaleza, con la que tendremos o desearemos construir una familia y echar raíces, o cómo deseamos conseguirlo, representando la forma en que ejercerá su papel como tal. Y ya que representa a la madre-esposa, si los aspectos entre ambos luminares son malos indicarán la naturaleza de una relación con dificultades, tanto entre el padre y la madre como entre el marido y la esposa, o dicho de otro modo entre la parte femenina y la masculina de la pareja, también entre el mundo exterior y el interior. Aclaro que la relación de pareja “matrimonial” en astrología requiere convivencia, si esta no existe la relación es de otro tipo: noviazgo, amistad con derecho a roce, amantes, etc.

Venus, de la que os hablaré más adelante, representa otra cara de lo femenino, el principio erótico que atrae, seduce y enamora, la amante o el tipo de mujer con la que se quiere tener esa relación. Los buenos aspectos entre Venus y la Luna unifican en una misma persona ambos principios, amante-esposa, así que es capaz de seducir, enamorar, construir un hogar y mantenerlo, algo bastante difícil de conseguir y mantener porque la convivencia no lo facilita. Así que si los aspectos son malos la unidad se desgaja en dos personas y opciones distintas por lo que, en las relaciones, si la amante se convierte en la esposa suele perderse el enamoramiento, la seducción y la atracción, para convertirse en otro tipo de sentimiento más fraternal, o sórico, y menos erótico, lo que suele ocurrir después del matrimonio. De forma que se suele resolver relacionándose con dos personas distintas, una amante que seduce y erotiza y una esposa que protege, cobija, ofreciendo raíces y familia.  Esto habrá que valorarlo en la carta personal y en la de las personas que nos atraen, porque nos dará idea de nuestra capacidad erótica y la de construir raíces y familia. Y no es aconsejable desoir la propia naturaleza ni forzar la de otra persona, porque solo se consigue infelicidad y fracaso.

Recuerdo, cuando era estudiante, interpretando una carta de una alumna presente, mi profesora la hizo ver la dificultad entre el Sol y Marte, así como entre la Luna y Venus. Estaba casada infelizmente, pero mantenía la relación por la familia. Mi profesora la dijo: “Es fácil, tienes o debes tener un o una amante, si es que no la tienes ya”. Algo que motivó controversia y cambios interesantes de opinión. Mi fantástica profesora nos hizo comprender que no se trataba de interpretar la carta natal de una forma “moral convencional o social” sino de forma astrológica. La Luna y Venus son principios femeninos que representan el ánima, así como el Sol y Marte representan el animus, la pretensión es, “simplemente”, desarrollar la propia naturaleza y ser honestos y honestas con nosotras mismas.

En otro aspecto, la Luna se refiere al pasado, a los sentimientos raigales propios y los condicionamientos de la niñez y el ambiente familiar, cobrando especial importancia en la infancia ya que representa esa fase de la vida cuando éramos bebés dependientes, personitas condicionadas por la protección que nos daban las figuras parentales desde el afecto, la alimentación y el cuidado, o por su ausencia y el consiguiente desarraigo.

La Luna es espontánea, muestra el deseo de expresar el modo natural de ser y sentir, así que tendremos que valorar hasta qué punto podemos controlar y expresar los sentimientos, representando también la imagen que damos en el trato con los y las demás, con el público, así como la capacidad instintiva de reaccionar ante una confrontación.

Es imaginación, fertilidad y sueños que situada en agua será desbordante, con sueños intensos, capaz de expresar creatividad, que llevará a una gran facilidad para mantener recuerdos a través de imágenes grabadas en la memoria, así como facilidad para la fotografía. Por ello, habrá que valorarla en función de la situación que tenga por signo y relación con otros planetas.

Biológicamente representa el soma, el cuerpo, los líquidos corporales y en órganos el estómago. En ese aspecto se relaciona con la comida, sobre todo las cenas si tenemos en cuenta que la visualizamos por la noche, sus alimentos principales son la leche y el agua, es decir, alimentos como la besamel, el queso o el yogur. Sus lugares son la cocina y el comedor, además del dormitorio, sobre todo la cama ya que se relaciona con los sueños y la forma de dormir. Sus materiales son el cristal, los espejos, la plata y las perlas. En las mujeres la Luna rige el ojo derecho y el izquierdo en los hombres.

En el próximo artículo trataré de explicar con ejemplos prácticos cómo interpretar los luminares en una carta natal. Es muy difícil enseñar interpretación sin presencia personal, sobre todo teniendo en cuenta que esta disciplina requiere de la energía que se transmite entre maestros, maestras, y los y las discípulas, de forma que solo pretendo ayudar a la comprensión. Por otra parte, nada es concluyente si no se tiene en cuenta el conjunto de la carta en su totalidad, aunque, conociendo la simple complejidad del ser humano, suele ser bastante adecuado ir desentrañando lo que cada planeta nos quiere mostrar sobre nuestra propia naturaleza. Siempre y cuando los datos con los que la carta se haya levantado sean correctos: fecha de nacimiento, lugar y hora. Hasta entonces.

 

REFERENCIA CURRICULAR

María Garrido Bens es astróloga, con una experiencia profesional de 45 años como docente y consultora en el campo de la Astrología tanto personal como mundial. Experta en Lenguaje Simbólico y Mitología aplicada a la Psicología. Profesora de Evolución Mental, Sanación y Meditación. En la actualidad ocupa el cargo de Tesorera de la Asociación con la A.

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