Revista con la A

25 de noviembre de 2022
Número coordinado por:
Laura Alonso
84

Mujeres por la paz en tiempos de guerras

La Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad

Concha Gaudó Gaudó

En abril de 1915, mientras se estaban produciendo los más sangrientos combates en territorio europeo, más de 1.300 mujeres de doce países se reunieron en La Haya (Holanda) para parar la guerra

En abril de 1915, mientras se estaban produciendo los más sangrientos combates en territorio europeo, más de 1.300 mujeres de doce países se reunieron en La Haya (Holanda) para parar la guerra.  Aunque muchas de ellas habían participado con anterioridad en asociaciones pacifistas de Europa y América, la iniciativa partió de otro grupo de mujeres: Aletta Jacobs, Kathleen Courtney, Christall Macmillan, Cor Ramondt-Hirshman, Rosa Manús, entre otras. Ellas, que pertenecían a la International Woman Suffrage Aliance (IWSA), fueron quienes, a título personal, lanzaron un llamamiento para reunir un congreso mundial con el objetivo de parar la guerra.

En las conclusiones de este Congreso expresaron su más firme protesta contra la locura y el horror de la guerra, y urgieron a los responsables políticos para que iniciasen de inmediato conversaciones para lograr la paz. Una paz que para ser duradera debía estar basada en la justicia social y económica y garantizada por instituciones internacionales de arbitraje y cooperación, sometidas a control democrático.

Congreso de La Haya (Holanda), 1915

Congreso de La Haya (Holanda), 1915

Para las mujeres, a las que definían como una de las fuerzas más poderosas para la prevención de la guerra, exigían el derecho al voto y su presencia efectiva en los organismos internacionales.

Jane Addams, reformadora y pacifista estadounidense, fue nombrada presidenta del Comité Internacional de Mujeres por una Paz Permanente y, aunque los resultados inmediatos de sus acciones no fueron los esperados, decidieron seguir adelante. En poco tiempo surgieron secciones en varios países europeos, Estados Unidos y Australia.

Tras el final de la guerra, en mayo de 1919, se reunieron de nuevo en Zúrich (Suiza). Desoladas por las consecuencias de la guerra, las asistentes al congreso aumentaron sus esfuerzos por reforzar la paz, contribuir a la ayuda humanitaria y denunciar los duros términos del Tratado de Versalles.

En este segundo congreso, el Comité Internacional creado en La Haya se convirtió en la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad (Women’s International League for Peace and Freedom, WILPF). La sede de esta nueva organización se estableció en Ginebra, cerca de la recién creada Sociedad de Naciones y se nombró un Comité Ejecutivo Internacional, presidido por Jane Addams. Por su labor, Jane Addams recibió en 1931 el Premio Nobel de la Paz.

La actividad, el avance y la expansión de WILPF, durante el periodo de entreguerras, consolidaron a la organización y la convirtieron en el principal y más influyente referente de mujeres por la paz en el mundo. Campañas por la paz y la reducción de armamento, por la prohibición del uso de armas químicas, la presencia en la Sociedad de Naciones, la profundización en la teoría pacifista y la educación para la paz fueron sus principales líneas de trabajo, sin olvidar las tareas asistenciales, tan necesarias en Europa devastada por la Gran Guerra.

¿Cómo derrocar al Fascismo sin usar la violencia? Un gran dilema y contradicción interior

Los años 30 y 40, los años del Fascismo y de la II Guerra Mundial fueron tiempos muy difíciles para WILPF y para todas las asociaciones pacifistas. ¿Cómo derrocar al Fascismo sin usar la violencia? Un gran dilema y contradicción interior. Las sedes de WILPF en los países fascistas u ocupados fueron destrozadas, sus afiliadas perseguidas, detenidas, exiliadas o enviadas a los campos de concentración donde algunas perecieron.

Anita Augspurg, presidenta de la sección alemana de WILPF, que tuvo que exiliarse a Suiza para salvar la vida, dijo: “Somos una organización por la paz y la libertad. En este momento yo pongo la libertad por delante”. Las mujeres de WILPF colaboraron decididamente con la resistencia y protegieron a niñas y niños, judíos y perseguidos. La Sección Danesa mereció el título de “Justa entre las naciones” del Estado de Israel.

Tampoco fue fácil la posguerra, pues las experiencias de la guerra y el posicionamiento de la organización en contra de las alianzas militares, por lo tanto, en contra de la OTAN y el Pacto de Varsovia, indujeron a muchas mujeres, sobre todo en los países nórdicos, a abandonar la organización. Pero en el Congreso de Luxemburgo, de 1946, la estadounidense Mildred Scott defendió la continuidad y un nuevo impulso expandió una vez más el mensaje de WILPF por el mundo, aunque se tardaron dos décadas en recuperar las cifras de afiliación de la preguerra, unas 60.000 socias.

Tras su consolidación, WILPF se implantó en los cinco continentes y amplió su programa de trabajo. En los años 40 y 50 fue esencial su influencia en la Organización de Naciones Unidas con la participación en la redacción de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, la creación de la UNICEF y la presencia activa en el Consejo de Seguridad y en todas las Conferencias Mundiales sobre la Mujer.

Su programa de acción fortaleció su posicionamiento contra las todas las guerras, las armas químicas y biológicas. Y se abrieron nuevos campos como el antirracismo y anticolonialismo, el respeto por el medio ambiente, la educación por una cultura de paz, la promoción y la visibilización de las mujeres

Su programa de acción fortaleció su posicionamiento contra las todas las guerras (Puentes en la guerra Fría, Misiones de Paz) y su trabajo por lograr el desarme total y universal, sobre todo tras la aparición de la nueva arma atómica (Campañas contra el uso y ensayos nucleares), las armas químicas y biológicas. Y se abrieron nuevos campos como el antirracismo y anticolonialismo, el respeto por el medio ambiente, la educación por una cultura de paz, la promoción y la visibilización de las mujeres… En los años 60, la oposición a la Guerra de Vietnam amplió considerablemente la base social pacifista. Desde entonces, WILPF colabora estrechamente con otras organizaciones pacifistas y de mujeres que impulsan un proyecto de desarme total y universal para lograr una paz justa y duradera en todos los territorios.

Entre las líneas actuales de trabajo en WILPF destacan:

  • La transformación del pensamiento tradicional en una mentalidad crítica y pacifista, para lo cual se difunde la cultura de paz a través de la educación.
  • El trabajo contra la carrera armamentística, industria armamentística, comercio de armas. En este campo es importante el trabajo que se está llevando a cabo a través de la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares (ICAN) para lograr que sea efectiva la prohibición aprobada por las Naciones Unidas en 2017.
  • El impulso de la participación de las mujeres en todos los foros relacionados con la guerra y la paz, en cumplimiento de la Resolución 1325 del año 2000 de Naciones Unidas.
    Reconocimiento

    Joy Onyesoh, presidenta de WILPF internacional, y Carmen Magallón, presidenta de WILPF España, recogen el reconocimiento del Gobierno de Navarra a la Liga Internacional de Mujeres por la Paz y la Libertad por su trabajo por laPaz.
    Tudela (Navarra), 21 de septiembre de 2018

  • La paz con el planeta.

En 2015 se celebró el La Haya un Congreso conmemorativo de los 100 años de WILPF. El Manifiesto aprobado en aquel Congreso terminaba con estas palabras:

La violencia no es inevitable. Es una elección. Nosotras elegimos la no violencia, como medio y como fin. Liberaremos la fuerza de las mujeres y, en colaboración con hombres de igual parecer, crearemos un mundo justo y armonioso”.

Vamos a realizar la paz, que consideramos un derecho humano.

 

 

REFERENCIA CURRICULAR

Concha Gaudó Gaudó es profesora de Historia. Integrante del Grupo de Historia de WILPF Aragón. Comisaria de la exposición “WILPF: 100 años de feminismo pacifista” y del proyecto “Paseos por la Zaragoza de las mujeres”.

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