Revista con la A

25 de julio de 2016
Número coordinado por:
Lucía Melgar
46

Mujeres y feminismo ante el regreso del autoritarismo

Gerda Taro y la zona oeste de Madrid

viajar-46-1En esta ocasión les voy a proponer un recorrido peculiar. Será aconsejable para quienes gusten de la historia reciente de España o para quienes piensen que olvidar no es la mejor opción. El placer será hacerlo en homenaje a una fotógrafa que estuvo y murió allí: en realidad se llamaba Gerta Pohorylle, pero ella eligió ser Gerda Taro.

Gerta o Gerda era alemana y había nacido en 1910. Como también era judía, tuvo que exiliarse a Francia en 1933 y conoció a otro fotógrafo, Endre Friedman al quien convertiría luego -sí, Taro le inventó- en Robert Capa. En agosto de 1936, recién iniciada la Guerra Civil Española, ambos quisieron documentar la causa republicana para la prensa francesa y, tanto juntos como separados, viajaron por la península con sus cámaras al hombro.

En 1937 Taro estaba en el frente de Brunete.

Brunete está en el oeste de la Comunidad de Madrid, una zona poco conocida y muy diversa. Linda con Villanueva de la Cañada, Boadilla, Sevilla la Nueva y Quijorna. Brunete fue el centro del frente pero hacia el oeste hay otros municipios interesantes: Valdemorillo, Navalagamella (que estaban dentro del frente) y Colmenar del Arroyo (en la retaguardia). Los restos de una de las peores batallas de la Guerra Civil se ven en los numerosos refugios fortificados -los denominados “búnkeres”- de uno y otro bando, que salpican los campos de toda la zona. Algunos están muy bien conservados y en especial, como veremos más abajo, el situado en Colmenar del Arroyo.

En 1937, como les decía, Gerda Taro estaba en el frente de Brunete donde se habían reunido dos cuerpos del ejército republicano. Madrid estaba asediado en ese momento por las fuerzas del general Franco y la idea del ejército republicano fue tratar de quitar presión a la capital con un ataque sorpresa a la zona oeste. Por entonces, el frente estaba establecido en una línea que unía Navalagamella, Villanueva del Pardillo, las Rozas y Madrid, siendo la parte norte territorio republicano y la sur zona nacional. Con apoyo de las Brigadas Internacionales las fuerzas republicanas tomaron Brunete en 24 horas. Pero fue para nada. En el plazo de cuatro días, Franco trasladó allí tropas y aviación desde el norte de España. Murieron miles de soldados. Se calcula que, de ellos, cuatro mil eran brigadistas, uno, Julián Bell, el sobrino de Virginia Woolf. Y Gerda. Ella no murió en la batalla, sino en un estúpido accidente. Tenía 26 años.

Sólo esos búnkeres y saber que el propio Brunete y otros pueblos de la zona (Villanueva del Pardillo, por ejemplo) se restauraron en la posguerra como Zonas Devastadas, recuerdan in situ aquella batalla que lo único que consiguió, en realidad, fue retrasar unos días la toma de Santander por las tropas de Franco. Pero les invito a dedicar un día a recorrer la zona. Pueden dar un paseo por los 14 fortines que quedan en Brunete y, luego, ir en dirección a Villanueva de la Cañada, cerca de donde Gerda Taro fue atropellada por un tanque republicano que huía con la Legión Cóndor rondando el cielo. Antes de llegar a Villanueva, han de subir un pequeño puerto hasta Valdemorillo, que tiene la consideración de villa desde la época de Felipe II y, después, pueden tomar dos caminos: uno les llevará a El Escorial, en cuyo hospital finalmente falleció Gerda un día después del atropello.

viajar-46-2Su muerte fue una triste noticia para la intelectualidad europea de izquierdas. Rafael Alberti trasladó su cuerpo a Madrid y el escritor Paul Nizan la acompañó hasta París, donde el Partido Comunista Francés organizó un multitudinario funeral. Decenas de miles de personas acompañaron a la fotógrafa a su lugar de reposo final, en el parisino cementerio de Père-Lachaise.

Su obra se difuminó durante muchos años. Como dice Fernando Olmeda, “adquirió categoría de sombra”. Capa le dedicó sus memorias, pero ocultó cuáles de las fotos que se reproducen en ellas son de Gerda y la ninguneó como fotógrafa. Muchos de los relatos sobre el papel de periodistas y reporteros en la Guerra Civil, ni la citan. Y ella era una gran fotógrafa, de las que de verdad retrataban la realidad por dura que fuera. “Taro se movía en el frente como una lagartija. Se acercaba a la realidad para contarla mejor, como hacen los grandes fotógrafos para que sus imágenes tengan alma. Espontánea, uno casi puede sentir el nervio previo a la batalla de sus mujeres milicianas o inhalar el perfume del acero caliente de las balas”, dice de ella Raquel Villaécija.

En su memoria, sigamos con la visita. Les decía que había dos opciones y una pasaba por El Escorial, sin embargo, esa ciudad bien se merece un viaje monográfico. Así que, para completar el día, yo les propongo otra ruta: ir hacia Navalagamella, donde les impresionará por su monumentalidad la iglesia de Nuestra Señora de la Estrella, de un estilo herreriano y declarada Bien de Interés Cultural. Y, luego, seguir. Seguir por una carretera de curvas, fresnos y encinas, dirección Colmenar del Arroyo. Allí, antes de llegar al núcleo del pueblo, verán a la derecha uno de los búnkeres mejor conservados. Tiene nombre: Blockhaus 13. Este no llegó a usarse. Lo construyeron tropas nacionales para proteger la retaguardia según un modelo utilizado en la I Guerra Mundial. Es el 13 porque iban a ser 22, pero fue el único. Está muy bien señalizado y se puede entrar, mirar, hacerse a la idea. No hay fantasmas, siempre estuvo vacío, pero les aseguro que sirve para pensar sobre todo lo que pasó y todo lo que no debió ser.

viajar-46-3Y para terminar el día, no quiero que se queden con la pena, sino con una sonrisa. Gerda Taro tenía fama de ser alegre, no la defraudemos. Acérquense al pueblo de Colmenar del Arroyo. Allí, pueden pasear por sus históricos puentes y disfrutar entre una de las acciones poéticas más interesantes de toda la península: más de sesenta muros blancos por muchas de sus calles con pintadas de poemas y frases. Es obra de su gente y les aseguro que contenta el alma. Creo que Gerda Taro le hubiera hecho un bello reportaje.

Para saber más:

pepa-franco-2REFERENCIA CURRICULAR

Pepa Franco Rebollar es consultora social; empresaria desde hace más de veinte años; experta en intervención social y políticas de género. Coordina proyectos de investigación, formación y apoyo a las organizaciones sociales, entidades y organismos de la Administración. Además de su profesión, de sus amistades y de su familia, le apasiona la Literatura y la Historia.

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