Revista con la A

25 de mayo de 2021
Número coordinado por:
Lucía Melgar y Alicia Gil
75

La utilidad del feminismo

Falsas creencias sobre la sexualidad de las personas con discapacidad intelectual

Se tiende a pensar que la sexualidad de las personas con discapacidad es cuanto menos “especial”, que es una sexualidad más intensa, menos ajustada, más expuesta a peligros, más descontrolada, etc.

Algunos de los mitos más conocidos, y falsas creencias, sobre la sexualidad en general y sobre la sexualidad de la persona con discapacidad intelectual, son los siguientes:

No tiene necesidad de expresión sexual.

  • Subestiman las fantasías sexuales.
  • El cuerpo de una persona con discapacidad intelectual no puede producir placer.
  • La única satisfacción sexual a la que puede aspirar es la de satisfacer a su pareja.
  • Temor a la transmisión genética de la lesión.
  • Temor a que la actividad sexual acelere la enfermedad.
  • A determinadas personas con discapacidad (según el tipo de discapacidad), se le atribuyen deseos perversos y excesivos, debido a su sexualidad reprimida.
  • La única forma correcta y placentera de obtener placer sexual es el coito.
  • Las únicas zonas del cuerpo erógenas se encuentran localizadas solo en determinados puntos.
  • El uso de medios accesorios para el placer es pecado o degradante.
  • La masturbación es una enfermedad o un vicio.
  • El impulso y deseo sexual, en la discapacidad, está apagado.
  • Las personas con discapacidad intelectual no se interesan en las relaciones sexuales.
  • Los padres con discapacidad intelectual son una carga para sus hijos.
  • Una institución no es un lugar para las relaciones sexuales.
  • La mujer con discapacidad intelectual está libre de ser agredida.
  • Las personas con discapacidad intelectual, en su mayoría no pueden tener relaciones sexuales normales.
  • Todas las personas con discapacidad intelectual poseen exacerbados los impulsos sexuales.
  • Las personas con discapacidad, en su mayoría, pueden tener hijas y/o hijos enfermos.
  • Una persona normal no se puede interesar sexualmente por una discapacitada.
  • Son asexuadas.
  • Son como eternos niños y/o niñas.
  • No resultan atractivos a otros u otras.
  • El coito es la única conducta sexual.
  • Hablar de sexualidad va a aumentar su interés y sus conductas sexuales.
  • La actividad sexual es solo para tener descendencia.
  • Tienen más /menos interés sexual que las personas sin discapacidad

Estas percepciones se relacionan con dos hechos que han de ser tenidos en consideración: a) la merma de privacidad de las personas con discapacidad que se deriva de la tutela b) las peculiaridades del propio proceso de socialización sexual de las personas que están determinadas no sólo por sus niveles o formas de discapacidad, sino por la voluntaria impermeabi­lización sexual que el resto de la sociedad les “administramos”. c) el miedo de las familias que relacionan sexualidad con peligro y miedo al embarazo.

Estos dos fenómenos se complementan y producen un sesgo perceptivo mediante el cual tendemos a atribuir las causas de los “desajustes” a la naturaleza sexual de estas personas, y no al encuadre entre esta naturaleza sexual y sus condiciones biográficas y vitales. Todo ello ha promovido las principales peculiaridades de la erótica de estas personas, marcada por una deficiente socialización sexual y de un restringido acceso a un universo íntimo propio. No podemos olvidar que la salud sexual y reproductiva y también la educación sexual es un derecho de TODAS las personas, independientemente de sus particularidades y capacidades diversas.

 

REFERENCIA CURRICULAR

Mercedes García Ruiz es Sexóloga. Doctora en Psicología. Educadora Social. Especialidad en Psicología Clínica. Máster -Experto en Drogodependencias y SIDA-. Formación en Arteterapia. Experta en Cooperación. Autora de programas de educación sexual con diversos colectivos: jóvenes, menores en protección, personas con discapacidad intelectual y diferentes asociaciones y ONGs. También ha colaborado en el diseño e implantación de programas de educación sexual en Nicaragua y en los campamentos de refugiados saharauis. Docente e investigadora sobre aspectos relacionados con la sexualidad, la educación sexual y la prevención del VIH. Autora de diversas publicaciones sobre esta temática.

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