Revista con la A

25 de noviembre de 2018
Número coordinado por:
Lucía Melgar y Alicia Gil
60

Acoso, abusos sexuales y violación

No es caravana de migrantes, sí es un éxodo…

Amarela Varela

No es caravana de migrantes, sí es un éxodo de desplazados, pero sobre todo es un nuevo movimiento social que camina por una vida vivible

Entre enero y septiembre de 2018, fueron “presentados”, es decir detenidos, ante autoridades migratorias 41.760 hondureñas y hondureños de todas las edades. En ese mismo periodo, el gobierno mexicano reporta 37.000 deportaciones de esos miles de desplazados de la violencia de Estado, de la violencia de mercado y de la violencia patriarcal

Entre enero y septiembre de 2018, según cifras publicadas por la Unidad de Política Migratoria del gobierno mexicano en octubre [1], fueron “presentados”, es decir detenidos, ante autoridades migratorias 41.760 hondureñas y hondureños de todas las edades. En ese mismo periodo, el gobierno mexicano reporta 37.000 deportaciones de esos miles de desplazados de la violencia de Estado, de la violencia de mercado y de la violencia patriarcal.

Demás está hacer visible la paradoja de que las deportaciones de estas y estos desplazados fueron costeadas con el dinero del erario público mexicano, mismo que, según fuentes gubernamentales, se sostiene, sólo después del petróleo, de las remesas de millones de mexicanos, la mitad ilegalizados por el gobierno estadounidense. Es decir, este año pasó por este “país frontera”, como le llaman las y los migrantes, un volumen similar a 6 contingentes como el de la llamada Caravana Migrante, mejor descrita como Éxodo de Desplazados. No obstante, y a diferencia de ésta última que hoy (2 de noviembre) camina por el estado de Veracruz, donde aparecieron innumerables ropas de bebés, niñas y niños en fosas clandestinas en septiembre pasado [2], las y los 41.760 hondureños que intentaban atravesar México venían dispersos, por rutas clandestinizadas por las políticas migratorias mexicanas que han neoliberalizado la violencia contra las y los migrantes, personas desplazadas, refugiadas y asiladas, privatizándola a virtuales ejércitos constituidos mitad por sicarios, mitad por complicidades con diferentes fuerzas estatales, todo ello documentado por organismos nacionales e internacionales de derechos humanos.

A diferencia de ese periodo reportado, hoy 10 mil migrantes de América Central, la mayoría de Honduras, caminan, medianamente coordinados, por este país frontera en tres caravanas o éxodos que, desde el 19 de octubre y en dos ocasiones posteriores, lograron desafiar con sus cuerpos, y sólo con eso, los operativos policíaco/militares desplegados en contra de familias con hijas e hijos, en la frontera sur de México.

Es decir, el éxodo de personas desplazadas que hoy concentra la atención mediática internacional y se pelea su pedacito de interés en un país desgarrado por crímenes de Estado, fosas comunes rodantes en tráileres, una transición política en puertas y las festividades del día de muertos, no es algo nuevo. Al contrario, en torno a este éxodo al que periodistas mexicanos han llamado el “Holocausto invisible del siglo XXI” [3], se han escrito centenares de miles de páginas en los últimos 15 años; en formato de nota roja, informes de derechos humanos gubernamentales y no gubernamentales, consultorías sobre seguridad nacional, novelas, ensayos, documentales, publicaciones académicas y hasta extraordinarias películas de ficción.

Porque sobre la transmigración centroamericana opera en la región una virtual industria de la migración compuesta sobre todo por redes criminales de trata y tráfico de personas, en colusión demostrada con las autoridades de todos los países involucrados, organismos internacionales, pero también por organizaciones de la sociedad civil que atienden en la más extrema precariedad necesidades que los Estados están obligados a garantizar a las y los migrantes y, como no, también una muy amplia gama de especialistas, tecnócratas y académicos, como quien esto escribe, para “comprender” la transmigración, unos porque se creen la fantasía de que la migración humana puede “gobernarse” de manera ordenada y otras porque vemos en esta dimensión de lo social ejemplos didácticos de resistencia frontal y de las consecuencias humanas del neoliberalismo.

En esta industria hay quienes miran a las y los migrantes y desplazados, como víctimas, otros como clientes, unos más como criminales o infractores de la ley y una minoría como actores políticos que siempre y de manera reiterada le descomponen la agenda migratoria a los gobiernos y a la industria de la migración.

Por eso, lo nuevo no es la presencia de miles de personas desplazadas del neoliberalismo made in Centroamérica, esta población que hoy por fin el mundo observa, después de incontables masacres (las más visibilizadas fueron las de San Fernando, Tamaulipas y Cadereyta, Nuevo León [4]), un incontable número de cuerpos de migrantes en fosas clandestinas que se confunden con los de un pueblo que busca desesperado a un promedio de 35 mil personas desparecidas [5].

Las y los transmigrantes centroamericanos conforman una población que combina menores migrantes no acompañados y en compañía de familiares directos, mujeres que la trata de personas se chupa como espuma

Las y los transmigrantes centroamericanos conforman una población que combina menores migrantes no acompañados y en compañía de familiares directos, mujeres que la trata de personas se chupa como espuma, hombres y hasta ancianos que buscan escapar de la violencia neoliberal de salarios que no alcanzan los 100 dólares mensuales, de la impunidad política y del pacto de silencio en torno a la violencia generalizada en los barrios pobres de las capitales centroamericanas [6].

Por eso lo novedoso es la forma en la que hoy se mueven por México las y los centroamericanos. En masa, agrupados por nodos que caminan juntos un país por el que los coyotes les cobran, por adelantado, entre 9 y 15 mil dólares para llevarlos hasta Estados Unidos. País este último, no hay que olvidar, donde jueces están juzgando a bebés de 2 años recluidos separados de sus familias, reclamándoles en el estrado que declaren por qué debe la justicia norteamericana creer en los motivos de su petición de asilo [7].

En Estados Unidos se está juzgando a bebés de 2 años recluidos, separados de sus familias, reclamándoles en el estrado que declaren por qué debe la justicia norteamericana creer en los motivos de su petición de asilo

No obstante, quienes hoy caminan juntos, acompañados por organizaciones nacionales e internacionales todas humanitarias, además de la prensa doméstica y global, han sido acusados por el presidente estadounidense Donald Trump de obedecer a algún tipo de complot político pagado o incentivado, de responder a intereses de camarillas que buscan desestabilizar la transición pacífica en México con el presidente electo López Obrador o, como mínimo, azorados por grupos antagónicos al gobierno hondureño de facto de Hernández Alvarado.

Esas voces que han desestimado esta novedosa forma de organización política, desde nuestra perspectiva, si bien son sesudas geopolíticamente, son racistas, discriminatorias y han provocado una respuesta contrainsurgente en sectores clave de la población que nunca ponen atención en la migración y que cuando observaron a mujeres, niñas y niños rompiendo una valla fronteriza, buscaron explicaciones en esas plumas. Cuando las y los líderes de opinión y expertos en movilidad humana y relaciones internacionales descartaron la agencia política de quien se mueve en colectivo desafiando los trayectos del terror tan archidocumentados, perdimos la preciosa oportunidad de construir, haciendo eco a la imaginación política de las y los migrantes y desplazados, un movimiento político masivo antirracista en México.

Estas “caravanas” de miles de personas que hoy recorren México, compuestas en un 45% por mujeres, niñas y niños, son una novedosa forma de lucha migrante

Y por eso es urgente recalcar que estas “caravanas” de miles de personas que hoy recorren México, compuestas en un 45% por mujeres, niñas y niños, son una novedosa forma de lucha migrante, o un nuevo tipo de movimiento social sin consignas manifiestamente ideológicas, sin formas de organización manifiestamente antagónicas al capitalismo sino, apenas, diez mil personas que se organizan para caminar juntas buscando una vida vivible, haciendo de la migración una estrategia política para preservar sus vidas y las de sus hijos e hijas que traen en los brazos o en carriolas por las mortíferas carreteras de México. Y al caminar van desafiando las fronteras diseñadas en Washington para la región, basadas todas en acuerdos internacionales sobre seguridad nacional [8].

Entre los rasgos más esperanzadores de esta agencia política está la interpelación a pueblos y comunidades que cuando los vieron en masa, ahora sí, se animaron a desafiar los cacicazgos y sicariatos locales y les mostraron su solidaridad abiertamente con bandas municipales de música, los frijoles de la última cosecha o simplemente abriendo sus casas para dejar a las y los caminantes refrescarse y usar el baño inaugurando, con ello, formas de hospitalidad radical que puedan resarcir las complicidades o incluso los silencios del pueblo mexicano con sus pares, las y los actuales “condenados de la tierra” centroamericanos.

Falta ver cómo respondemos los pueblos donde estos éxodos, virtuales campos de refugiados en movimiento como apuntan los colegas del periódico El Faro, consiguen quedarse. De momento, el caminar de miles de familias expulsadas por la violencia y la miseria está consiguiendo cambiar la gramática migratoria en México; entonces, hay esperanza y vida, justo lo que falta aquí y ahora.

 

NOTAS

[1] http://www.politicamigratoria.gob.mx/es_mx/SEGOB/Extranjeros_presentados_y_devueltos

[2] Hay ropa de bebés en las fosas de Veracruz; familiares identifican hasta mamelucos y trajecitos, en https://www.sinembargo.mx/10-09-2018/3469137.

[3] Emiliano Monge, “Las tierras arrasadas”. Penguin-RandomHouse, 2015.

[4] Véase http://www.masde72.periodistasdeapie.org.mx/

[5] Registro Nacional de Datos de Personas Extraviadas o Desaparecidas (RNPED). Datos a enero de 2018 publicados por el diario El País (El drama de los desaparecidos en México se ceba con los más jóvenes). 25/4/2018

[6] Véase http://www.debatefeminista.cieg.unam.mx/wp-content/uploads/2017/05/articulos/DF_21.pdf

[7] Un día en las cortes migratorias para una niña de 2 años. https://www.nytimes.com/es/2018/10/09/ninos-migrantes-tribunales/

[8] Para comprender la externalización del régimen de fronteras estadounidense a México y Centroamérica, véase http://con-temporanea.inah.gob.mx/del_oficio/amarela_varela_num4

 

REFERENCIA CURRICULAR

Amarela Varela es Doctora en Sociología por la Universidad Autónoma de Barcelona,  profesora/investigadora en la academia de Comunicación y Cultura de la Universidad Autónoma de la Ciudad de México. Investiga sobre migración y movimientos sociales, migraciones de mujeres desde una mirada feminista.

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