Revista con la A

26 de marzo de 2018
Número coordinado por:
Anastasia Téllez
56

El Valle de la Igualdad

El potencial de la carta natal

Y sin embargo funciona.

Mi primer contacto con la astrología fue a raíz de que mi padre enfermara gravemente sin que tuviéramos un diagnóstico fiable, razón por la que toda la familia estaba angustiada. Una compañera de trabajo me habló de la posibilidad de acudir a la astrología en busca de respuestas… Mi reacción fue contestar: “¿astro qué?” Básicamente porque mi conocimiento de ella era poco menos que lo que se podía leer en las revistas; pero la angustia y el miedo obran milagros, de forma que después de una breve conversación y a pesar de no considerarme crédula ni supersticiosa, me dio el teléfono de una astrologa y me dejó con la libertad de usarlo o no. Y lo usé. Llamé, pregunté y tan sólo me pidieron los datos de nacimiento de mi padre, fecha (día, mes, año), hora y lugar. O lo que es lo mismo, las coordenadas exactas en tiempo y espacio de un lugar en el universo que relacionaba un lugar en este planeta con la posición de los planetas en el cielo estrellado. Como lo que pasó después no es el motivo de este artículo baste decir que encontré el diagnóstico diez días antes de que me lo dieran los médicos y, también, la ayuda necesaria para podérsela dar a mi padre en semejante trance, además de encontrar mi verdadera vocación. Siempre recordaré una frase final que me llenó de incógnitas: “a la hora que me has dado no tiene nada de importancia pero diez minutos después tiene una enfermedad mortal”. Diez minutos… diez.      

La Astrología se basa en el estudio del Zodíaco, que no es otra cosa que el camino anual que siguen el Sol y los planetas respecto del fondo inmóvil de las estrellas, visto desde la Tierra. Y es ese Zodíaco dividido en doce sectores, que corresponden a doce constelaciones, lo que he venido explicando durante los artículos anteriores. La energía que circula por él puede asemejarse al agua de un río comportándose de forma diferente en función de los accidentes del paisaje que atraviese y su diversidad, a veces estancado, otras turbulento y otras pacífico. Entre sus muchas posibilidades de estudio, conocimiento y praxis se encuentra el estudio del horóscopo o  carta natal.

La carta natal no es más que una imagen de la posición en el espacio del Sol, la Luna y los planetas en relación con un punto geográfico de nuestro planeta, lugar donde se produce el nacimiento de cualquier cosa. Lo curioso es que se puede sacar una carta de cualquier cosa, es decir que puede nacer al mismo tiempo y en el mismo lugar una persona, un animal, una noticia o la apertura de un negocio. Sin embargo, esa carta opera  en todos los casos aunque de forma diferente en función de la naturaleza del organismo que la asume. No reaccionan ante la energía ni tienen la misma respuesta un gato, una persona o una tienda de chuches, ni tienen la misma naturaleza, por tanto su respuesta y desarrollo no son idénticas aunque si coincidentes. De forma que la carta natal es una especie de mapa donde se contienen todos los aspectos de la vida, conscientes o no, cuyo más importante ofrecimiento puede conducir al descubrimiento de un tesoro. En el caso del ser humano al conocimiento del “sí-mismo” que Jung definió como “un factor de guía interior que es distinto de la personalidad consciente y que puede captarse sólo mediante la investigación de nuestros propios sueños. Estos demuestran que el “sí-mismo” es el centro regulador que proporciona una extensión y maduración constantes de la personalidad. Pero este aspecto, mayor y más cercano a la totalidad de la psique, aparece primero como una mera posibilidad innata. Puede emerger muy débilmente o puede desarrollarse con una totalidad relativa a lo largo de toda la vida.”

La totalidad de lo que somos es semejante a la semilla de una planta y su desarrollo, que en psicología se denomina proceso de individuación, puede permitir que un árbol se desarrolle o pueda agostar su crecimiento sin permitirlo debido, unas veces, a la presión familiar y/o social, otras por la decisión “consciente” de tomar otro camino no coincidente con la verdadera naturaleza, de tal forma que la imagen del árbol es sólo una posibilidad entre muchas otras. Pero lo que sí está claro es que esa totalidad se encuentra latente en el interior de nuestro inconsciente que, en forma de destino, actúa llevando la dirección de nuestra vida, por eso, siempre después de ocurridos ciertos acontecimientos, en la mayoría de las ocasiones dolorosos y no voluntariamente escogidos, nos cambia la vida llevándonos en otra dirección o descubriendo una puerta que conduce a una nueva experiencia vital sin la cual no hubiéramos desarrollado facetas de nuestra totalidad que desconocíamos. En este sentido, la carta natal es el mapa que puede ayudarnos a descubrir y facilitar nuestro desarrollo.

Acercarse a la astrología desde el estudio de la carta natal suele plantear, en primer lugar, el enfrentamiento con el concepto de destino y por tanto con el de libertad. Y no siempre el momento es el adecuado, o como diría Liz Green “a veces no es el momento de agitar el avispero”, pero cuando alguien aparece preguntándose qué hace en mi consulta, o explicando que alguien le habló del tema y sintió curiosidad suelo pensar que “quizás es el momento”.

El destino personal es uno de los puntos inexorables de la carta natal y, para ser sincera, fue uno de los puntos de batalla con los que me tropecé cuando inicié su estudio. Por contestar parcialmente a quien se lo pregunte, os comento una ocasión en que me hicieron una entrevista radiofónica y la periodista me preguntó precisamente por la libertad. Le respondí hablándole del mapa genético del ADN donde se muestra cual va a ser nuestra fisiología e incluso el desarrollo de nuestra salud física. La carta natal también lo muestra, aunque en muchos más aspectos, y la libertad, suponiendo que la tengamos, aparece limitada por agentes y circunstancias tan importantes como nuestra herencia genética, el país en que nacemos, el color de nuestra piel, el momento cultural de la sociedad en que vamos a desarrollarnos, y tantos otros aspectos pues, si lo pensamos, no elegimos ni siquiera nuestro nombre. Y sin embargo disponemos de cierto grado de libertad “condicionada” que va a permitir, o no, nuestro total o parcial desarrollo en función de cómo aprovechemos el potencial con el que hemos nacido.

En cuanto a este desarrollo personal y la intervención del destino, a que venimos sometidas todas las personas, os comento otro momento de mi actividad profesional. Recibí en consulta a una de mis alumnas preocupada por un aspecto de su vida que ya no recuerdo porque no era importante, sin embargo sí lo era lo que vi en su carta y que no estaba en su presente consciente. Le predije que en un tiempo cercano se separaría, estaba casada, y que descubriría una profesión nueva y acorde con su desarrollo personal relacionada con la educación de niños y niñas. Su decepción fue tremenda y se fue sin atreverse a decirme personalmente lo que pensaba y que no se cortó en decirme posteriormente por carta. Unos dos años después recibí una nueva carta pidiéndome disculpas por sus críticas y haciéndome saber que efectivamente se separó al poco tiempo, una experiencia crucial que la había permitido desarrollar la vocación de su vida relacionada con la educación de niños y niñas. De forma que se cumplió activándose su destino personal.

Otro de los aspectos “intrigantes y misteriosos” del momento del nacimiento que determina nuestra vida es lo que ocurre con el nacimiento de personas gemelas. Es algo que nos suelen preguntar a quienes practicamos la astrología. Más allá de los muchos casos en que estos nacimientos están separados por franjas de tiempo determinantes para marcar diferencias, hay casos en que no es así. Está demostrado que la vida de estas personas está profundamente interrelacionada y suele desarrollarse de forma similar aun en los casos en que sean separadas al nacer. Pero hay otra circunstancia que he podido observar a lo largo de mi profesión. Son muchas las ocasiones en que he visto cómo estas personas forman una entidad única donde cada una presenta una faceta opuesta y diferente, en ocasiones una de ellas es extrovertida y la otra introvertida, otras una es alegre y optimista mientras que la otra es huraña y pesimista… En definitiva suelen mostrar dos caras opuestas de una misma realidad vital compartiendo una vida similar. En este punto recuerdo una película, bastante desagradable, que protagonizó magníficamente Jeremy Irons, llamada “Inseparables”, basada en la historia real de dos hermanos gemelos cuya cuestión central plantea el sentido de identidad, hasta qué punto las personas estamos condicionadas biológicamente y cómo nos transforma la vida. Estos hermanos eligieron la misma profesión, eran ginecólogos, pero mientras que uno era mujeriego y extrovertido el otro era tímido, inseguro y muy introvertido. Compartieron el mismo apartamento, las mismas costumbres e incluso la misma mujer, representando dos caras opuestas de una misma personalidad, de tal forma que el hecho de nacer en el mismo tiempo y lugar parece claro que determina el carácter y forma de vivir.

Cuando estudio la carta natal hago dos separaciones que llamo Genoma y Fenoma. El primer concepto no puede cambiarse al ser genético y determinante mostrando el tipo de carácter que va a enfrentarse a su vida, el segundo forma parte del ambiente donde se nace, familia, pareja, hijos o hijas, amistades, trabajo, etc., experiencia del ambiente en el que se desarrolla la vida personal y que va a facilitar o dificultar el desarrollo, dando sentido a la frase que utilizamos a menudo: “yo soy yo y mi circunstancia”, circunstancia que, en la carta natal, depende de la hora de nacimiento y que permite “negociar” con el mundo para que la vida transcurra con mejores o peores oportunidades.

Aun así, con una libertad “condicionada”, antes de pasar a otros valores fundamentales de la carta natal, que aplazo para el próximo artículo, siempre procuro dejar lo más claramente posible una verdad astrológica: “No importa lo que pasa importa por qué pasa”, ya que el porqué de las cosas que nos ocurren es la mejor clave para entender cómo vivimos y crecemos. Porque la carta en cualquier caso, a pesar de los condicionante, sin embargo funciona.

 

REFERENCIA CURRICULAR

María Garrido Bens es astróloga, con una experiencia profesional de 40 años como docente y consultora en el campo de la Astrología tanto personal como mundial. Experta en Lenguaje Simbólico y Mitología aplicada a la Psicología. Profesora de Evolución Mental, Sanación y Meditación. En la actualidad ocupa el cargo de Tesorera de la Asociación con la A.

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