Iba a escribir para esta última edición de con la A una sesuda defensa de la libertad de prensa y de expresión como Derecho Humano y también constitucional; pero permitidme (a estas alturas hablar de usted no es necesario, amigas) una reivindicación más mundana, menos jurídica, pero más urgente y necesaria. 

La libertad de expresión que se ejerce hablando, debatiendo, escribiendo también -como hacemos aquí- no es solo un derecho formal; necesita ser un derecho real, positivarse y ejercerse con condiciones de dignidad.

Sí, suena a obviedad, claro, pero no es tan sencillo producir, crear, comunicar y recibir información de calidad, veraz, interesante -vamos, lo que aquí hacíamos cada dos meses con mucho cariño y feminismo-, con poco o ningún recurso más que las ganas y las manos, y las mujeres que han sostenido con la A fueron pioneras en hacerlo en el medio digital. 

Por eso, creo, la importancia de comunicar y hacer feminismo desde los medios y la palabra no radica sólo en poder decir lo que pensamos, sino en poder hacerlo en igualdad y recursos para no estar permanentemente en precario, en los márgenes, en el alambre. Mantener un medio de comunicación alternativo, como este de con la A, ha sido un trabajo militante constante, basado en la voluntad y el altruismo de muchas personas y sobre todo en el convencimiento de que hay que construir otras casas comunes donde comunicar al margen de las mañanas de Ana Rosa o las cabeceras de El País. Durante unos años, así ha sido. Y en esa andadura ha permitido a muchas autoras crecer y desarrollarse, y ha sido una habitación propia para aprender y compartirnos. Qué fortuna haber sido parte, y en mi caso personal, qué fortuna haberlo compartido con Chines.

Hoy, que toca doblar la página, estoy segura de que retomaremos la lectura, quizá en otra estantería o en otras casas, en otros lugares, pero seguiremos leyendo y produciendo, apoyando y sosteniendo estos hogares virtuales que son tribunas y haciendo de las tribunas un hogar propio y no ajeno. Porque el derecho a vivir y a pensar vidas, el derecho a contar el mundo y compartirlo para otras, seguirá viviendo en otras letras y nos seguirá necesitando.

No me gustan las despedidas y además creo que, excepto las inevitables, casi todos los adioses tienen epílogo.

Gracias amigas. Nos vemos.

REFERENCIA CURRICULAR

Irene Zugasti Hervás es Licenciada en Ciencias Políticas y en Periodismo. Se especializó en Relaciones Internacionales, Género y Conflicto Armado para terminar transitando hacia otro terreno no menos conflictivo: el de las Políticas Públicas para la Igualdad de oportunidades y contra la violencia de género. Ha desarrollado su carrera profesional en diferentes administraciones públicas, desde la AGE a la Comisión Europea, en paralelo a su trabajo como docente y consultora para proyectos internacionales. Actualmente trabaja como responsable de Políticas de Género.

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