De la A a la J o el giro lacaniano del significante hacia el goce
Todo aquel que se interesa sinceramente por el psicoanálisis conoce la obra de Jacques Lacan y su característica enseñanza oral.
A lo largo de aproximadamente tres décadas, el maestro francés dedicó un tiempo importante de su vida a la exposición y discusión de los acuciantes temas surgidos con las modificaciones que la época iba imprimiendo en la subjetividad occidental y que dejaban huellas reconocibles en su práctica clínica. Algunos, como Jean-Claude Milner, sostienen que la escritura de Lacan es la base en torno de la cual gira toda su enseñanza oral. Sin embargo, es posible afirmar que el valor de esta no es solo el de una mera explotación de la escritura. En realidad, los seminarios contienen un aspecto fundamental de su trabajo teórico: el movimiento.
Efectivamente, el comprometido lector de su enseñanza -aquella establecida meticulosamente por Jacques-Alain Miller- puede notar una tensión característica de la retórica del doctor Lacan en sus seminarios: aquella entre el cambio y la fidelidad. Decimos esto porque en muchas partes de ese trabajo oral pueden encontrarse afirmaciones en las que subraya conexiones con una reflexión suya y anterior. Es como si quisiera hacernos creer o como si experimentara la fuerte sensación de que el fundamento de ciertos enunciados propios y más recientes se encontraba ya en su trabajo previo. Pero también es notorio, y no solo para la o el más enterado de sus seguidores, que lo que afirma en el seminario reciente es siempre una radical modificación de su enseñanza anterior.
Un aspecto central de esta tensión es aquella que resulta visible en su conocida teoría del significante: esta puede servirle tanto para afirmar el carácter basal de las investiduras simbólicas e imaginarias del sujeto, como -algunos años después- para describir el lenguaje como un aparato de goce. Desarrollada en extenso en el quinto seminario, llamado Las formaciones del inconsciente (1957 – 1958), la mencionada teoría contiene, en general, una muy clara asunción de la lingüística moderna a partir de lo cual se ve orientado en la construcción, entre otras configuraciones conceptuales, del llamado “grafo del deseo”. Este se puede subrayar porque permite ver en un esquema la continuidad entre la fidelidad con sus hallazgos iniciales relativos al significante y las modificaciones que lo llevaron hacia su interés por el goce.
Un aspecto central, de esta teoría del significante, se halla en las diferencias que existen entre las diversas concepciones que Lacan otorga al gran Otro, el “tesoro de los significantes”. En un momento inicial, por ejemplo aquel del mencionado seminario 5, el gran Otro (cuyo matema en el grafo es A, por Autre) es el equivalente de un sistema virtual pero que, además, tiene los componentes de un archivo potencial: “Este código está, evidentemente, en A mayúscula, es decir el Otro como compañero del lenguaje” (Lacan, 1999: 19). Se trata, en términos simples, de una fuente tradicional de sentido que, no en pocas ocasiones, es encarnada por una figura de autoridad: un maestro, por ejemplo, que permite a los discípulos humanizar el saber institucional.
Es, no obstante, el mismo gran Otro, sin ningún cambio terminológico, el que será descrito principal y posteriormente por el goce. Esto puedo observarse, por ejemplo, en el seminario 20 llamado Aun (1972 – 1973), donde ubica al goce en la relación del cuerpo con el Otro: “Gozar tiene la propiedad fundamental de que sea, en suma, el cuerpo de uno el que goza de una parte del cuerpo del Otro” (Lacan, 1981: 33). Complemento de esta afirmación y notable transformación de su teoría significante anterior, dirá a continuación que “el significante se sitúa a nivel de la sustancia gozante” (Ibídem).
Vemos claramente que del Otro como batería o tesoro de significantes pasamos al Otro como instancia de goce (cuyo matema es J por Jouissance). Los cambios de la A a la J son, evidentemente, paulatinos y se mueven en una teorización compleja que pasa por la constitución del concepto de objeto a, causa no significante del deseo subjetivo. Sin embargo, para proponer una clave global de este tránsito, podemos acotar que hay en Lacan la constatación de que en el lenguaje no sirve solo para la configuración de significaciones, sino que también y principalmente para mantener al ser humano distanciado de su deseo y en un goce permanente: hablar y en general significar tiene como propósito poner a gozar a los hablantes.
Como es claro, en estas líneas solo podemos destacar en lo teórico el contraste, pero también podemos subrayar que esta declinación del concepto de Otro obedece a un intento de describir los fenómenos de la cultura y de la psique que son propios de Occidente. Creemos que la intervención teórica de Lacan permite observar lo que ahora es evidente y que no lo sería tanto sin ella: hay en la civilización occidental un cambio desde los valores universales y abstractos que determinaban en la modernidad el derrotero de las identidades hacia la hegemonía de lo sensible y de la corporalidad gozadora. Hay un cambio de la A regido por los recursos simbólicos a la J como la verdad básica del gran Otro.
Este movimiento es, así, una muestra de la capacidad lacaniana de seguir con ojos atentos las modificaciones de una época que estaría signada por una transformación entre los ideales de la modernidad, inscritos con los significantes maestros de orientación universalizante, y el énfasis actual en lo sensible y su flujo. Desde este punto de vista, podríamos decir que el movimiento de la A a la J es de naturaleza crítica respecto del capitalismo: hoy es el cuerpo y no los valores lo que se destaca, la salud y la belleza se imponen a los proyectos alternativos respecto de la lógica del mercado.
Incluso más, aquella libertad que lo sensible permitía imaginar como alternativa a las alienaciones y represiones de la cultura occidental se muestra, con este giro y esta continuidad esbozados aquí, como una declinación de lo mismo: la verdad de los ideales es el goce.
REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS
Lacan, Jacques. El seminario. Libro 20. Aun. Buenos Aires: Paidós, 1980
—. El seminario. Libro 5. Las formaciones del inconsciente. Buenos Aires: Paidós, 1999.
REFERENCIA CURRICULAR
Marcos Mondoñedo (Lima, 1969) es Magíster en Literatura Peruana y Latinoamericana por la Universidad Nacional Mayor de San Marcos. Están a su cargo los cursos de Teoría Literaria y de Semiótica en la Escuela de Literatura de la Facultad de Letras de dicha universidad. Es, además, miembro de la Asociación Peruana de Semiótica, coordinador del Grupo de Estudios Psicoanalíticos de los Discursos de la Cultura (GEPSIDIC) y director de la revista Intervenciones y trazos, órgano de difusión del mencionado grupo.