De dónde partimos las familias monoparentales y por qué reivindicamos una Ley de Familias Monoparentales
¿A qué se debe este limbo jurídico que sufrimos?
Mal que nos pese, partimos del punto de que somos el tipo de “familia que nadie quiere”. Pero no solo en España, sino en todo el mundo occidental, y de otras latitudes ni siquiera hablamos.
Se nos ha acusado de ser las bestias negras de las familias (por ejemplo, en Estados Unidos). Cada vez que en Inglaterra y otras partes de países europeos hay disturbios sociales graves, también aparecemos como las culpables, por no saber educar a nuestra prole.
Todos los estudios que se han hecho hasta ahora son para decir lo malas madres que somos y las consecuencias para nuestra prole. Los estudios anglosajones que sirven de base para formar en los grados de salud pública (enfermería, etc.) en las universidades de los países occidentales, entre ellos España, se le enseña al alumnado que la familia monoparental tiene rasgos patológicos, problemas de identidad sexual, al carecer de la figura paterna, etc. (creo que todos recordamos a la universidad Jaume I).
¿Qué imagen se da de nosotras como familias en los medios de comunicación, cine, series de televisión, etc.? En el mejor de los casos podemos ser muchas cosas: policías, ejecutivas, barrenderas… Pero siempre aparece el mensaje subliminal de que debido a tantas horas de trabajo descuidamos la educación de nuestros hijos e hijas y por ello se meten en problemas con las drogas, delincuencia, etc.
Ya no vamos hablar de las leyendas urbanas: la supuesta paga por el hecho de ser madre soltera.
Y la última que nos ha caído encima con la crisis, la estigmatización de la pobreza. Parece ser que familia monoparental es sinónimo de pobreza extrema.
Pues bien, por todo esto:
- Nosotras no queremos una Ley para conseguir privilegios sino para conseguir un trato igualitario. Ahora bien, se trata de una igualdad que tiene que tener en cuenta un sesgo de género: a más del 90% de estas familias las sostiene una mujer. Y curiosamente las mujeres somos las que menos ingresos y más dificultades tenemos en el mundo laboral (datos de la EPA de 2016).
- No queremos subsidios, pero sí mecanismos que faciliten el acceso al trabajo, y que este trabajo tenga un salario digno, para poder desarrollarnos como mujeres y como familias autónomas.
- No queremos que nos paguen los libros, ni el material escolar, pero sí que se cumpla el servicio de acceso gratuito real a la educación hasta los 16 años.
- Queremos la igualdad con las otras familias. Es decir, que tener hijos e hijas y que estar solas no se convierta en un pecado a purgar.
- Que la Ley de Conciliación Laboral y Familiar nos contemple.
- Que el Tribunal Constitucional no se escude en el legislador para decir que, como en la Ley de Conciliación no nos consideraron familia, quién es el TC para corregirlo.
- Que Hacienda no nos castigue.
- Que el Consejo General del Poder Judicial no tenga dos tablas diferentes para las cuantías de las pensiones de alimentos (en la que ellos mismos denominan monoparental es más pequeña).
- Que las pensiones de orfandad de la SS no sean más pequeñas cuando la madre en el Libro de Familia es madre soltera.
- Que la Ley de Educación nos contemple.
- No queremos pasar otros 35 años, reclamando que en las escuelas se visibilice a nuestras familias.
- No queremos el marketing social que todo el arco de los partidos políticos izquierda, derecha y centro, hacen de nuestro colectivo.
- Rechazamos la política de parcelar sistemáticamente al colectivo: desgravaciones fiscales anunciadas a bombo y platillo por el Gobierno, de las que según ellos se beneficiarían separadas, divorciadas, (pero, siempre que tengan dos descendientes, además de que cuando la publicó el BOE, tenía otra trampa en letra pequeñita “que los hijos e hijas no tengan derecho a pensión de alimentos”.
- Hacer familias numerosas a las que tengan 2 descendientes, pero… ¿qué pasa con las que solo tengan uno?. Legislar para una parte, dejando fuera al grueso del colectivo, nos parece muy vil.
- No queremos que sigan jugando con nuestras familias.
- No mas estigmatizaciones a nuestra prole.
- No queremos que solo se nos visibilice como a la pobreza crónica.
- Familia monoparental no es igual a pobreza, lo que no quiere decir que no tengamos dificultades.
- No queremos seguir siendo objeto de estudio tras estudio, y que en ellos nosotras solo seamos el campo a estudiar.
El papel del movimiento asociativo en mi opinión debe maximizar los esfuerzos, debemos estar unidas y tener un objetivo claro:
NO queremos ser objeto de beneficencia, sino objetivo de justicia social, que es otra cosa.