Culo, culo, culo
«…. Y yo, que no sé ni leer ni escribir ni hacer sumas en papel y que lloraba sola mi miedo, quiero contarte un poco más de nuestra historia y decirte, nieta querida, y escúchame bien porque tal vez hoy te hable y no me entiendas, pero escúchame bien lo que te diré:
O nos hacemos todos culos, o estamos bien jodidos».
En la penunbra, sobre una mesa de cristal, los programas del acto. Pero la mano, más rápida que el ojo, se retira antes de tomar uno.
Ahora lo veo. Es una mujer mesa, no, dos, dos mujeres mesa, quietas como hacen las mesas, sometidas bajo el cristal, con paciencia de mesa hecha para soportar programas de mano, platos de lentejas, ceniceros, centros florales, violaciones en la cocina, libros abiertos boca abajo, tabaco, puñetazos o las tetas de la marquesa.
El ojo, tan listillo, coge al vuelo de qué va: ah, las esculturas de Allan Jones. Tranquila, nadie obliga a esas mujeres, actrices como yo, es su propuesta escénica y ofrecen a la inteligencia del público el entendimiento de tan claro signo. Para el ojo es una provocación inocente, anestesiado como está de tanto ver… lo que nos dejan ver. Pero la mano indócil no quiere colaborar, se encoje con un dolor pequeñito y rechaza el gesto que confirmaría la condición de cosa de esas hermanas: tomar el programa de mano como si nada.
Si son muebles, si mujeres fatales, si se pavonean y acuchillan, nos reímos. Si tienen miedo, si lloran, nos reímos. Si no tienen casa, si no pueden más -ni siquiera hasta ahí-, si tienen hijos, si no, si se cuelgan del trapecio con las piernas abiertas, si se descuartizan, nos reímos.
E: ¿Tú tienes agujero del culo?
P: Claro que sí, todos tenemos…
(Pero la mano sigue a la suya y se abraza a sí misma).
Si quieren tener barba, acariciar su barba como si fueran inteligentes, si se abofetean, si hacen molinetes con las tetas, nos reímos. Si se visten con seis pantalones y diez suéters, si se arrancan la ropa con un gag de sorprendente magia y adornan su desnudez con culos de raso rojo y encaje negro, ay, cómo nos reímos.
El ojo hace ya rato que olvidó todas sus pedanterías cuando las payasas llegan a una conclusión augusta: «...Si todos tenemos agujero del culo, ¿porqué catalogar por la parte de delante? ¿Por qué no por la de detrás? ¿Por qué no por el ojete?»
Y cuando a través de la raja abierta por la risa penetran las abuelas, las suyas, las nuestras, la mano sube hasta la teta, y ahí se queda hasta que al final acuda a consolar al ojo.
La mano izquierda.
Es CULO DE KOMBATE, texto de Patricia Pardo y Guadalupe Sáez, traducido a muchos idiomas.
En el escenario Eva Zapico y Patricia Pardo. Actrices, autoras, directoras, especialistas en el trabajo corporal, dramaturgas. Payasas.
¡Payasas!
(Elijo esta palabra y no la de clown, que impera, porque le tengo tiernas querencias).
Oficio más antiguo que el mal llamado oficio más antiguo del mundo, durante milenios ha sido cosa de hombres. Hace muy pocos años que algunas valientes lo ejercen, y menos aún que crean redes de conocimiento, colaboran y comparten saberes del arte Augusto. Actrices cómicas ha habido muchas, pero la diferencia es esencial: no es lo mismo interpretar un personaje que serlo, extraído de la propia profundidad. Durante milenios, las mujeres hemos sabido reir, burlarnos, desnudar al rey y hacer reir, pero autorizadas o consentidas en la intimidad alejada de los varones. El ejercicio público y profesional de la risa nos ha estado vetado hasta hace bien poco y no es extraño: el poder de la risa desbarata el orden, es fecundador como el del sexo, ambos prohibidos y perseguidos, ya sabéis. Esa es otra historia.
Enlaces:
Interesante artículo sobre la relación Feminismo, Patriarcado y Payasas:
http://www.raco.cat/index.php/DossiersFeministes/article/viewFile/292250/380766
Aquí, dossier de la obra y calendario de actuaciones. Id a verla:
Vídeo aperitivo de CULO DE KOMBATE:
REFERENCIA CURRICULAR
Isabel Requena es actriz. Estudió Arte Dramático en el Conservatorio de Valencia y en la Universidad Internacional de Teatro, en Lugano, Suiza; en Le Circ Divers, en Lieja, Bélgica y durante su larga vida profesional se ha ido formando en Técnicas de Voz, Expresión Corporal, Interpretación, Técnica de Clown, Técnica Alexandre, etc. con las y los mejores profesionales: Rafa García, Maria José Peris, TEC de Cali, Colombia, Cristina Castrillo, Libre Teatro Libre (Argentina), J.P. Michel, Rafa Calatayud, J. Mac Callion, Michel López, Konrad Sziedrich, José Luis Cuerda,… En el ámbito de las Artes Escénicas ha “tocado” todos los palillos: ha hecho cine, televisión, ha sido actriz de doblaje, realizado cortometrajes, dirigido distintas obras y es autora de las obras “La última cena”, “Letra gorda”, “Llamar” y “Un sopar de compromía” (estas dos últimas como coautora). Isabel es, en definitiva, una mujer de teatro comprometida con la Cultura en general y con las Artes Escénicas en particular.