Revista con la A

25 de julio de 2018
Número coordinado por:
Violeta Doval Hernández
58

Mujeres de Túnez en primera línea de la revolución árabe

Autofagia, degradación del Patriarcado

Antonio Damarko

Este breve artículo explora algunos síntomas de la inminente, aunque prolongada, degradación y auto exterminio del patriarcado, desde su auge como incontestada, agresiva, única y más extendida élite global

Es un hecho en desarrollo. Las evidencias son obstinadas. Se trata de las profecías masculinas, religiosas y míticas, propias de una naturaleza destructiva, que anuncian un ominoso final de finales. Son los últimos tiempos del patriarcado. El fin del caótico mundo machista. Es la mayor profecía patriarcal auto-cumplida, puesto que así se infiere, inevitablemente, de la declinación de las instituciones y estructuras patriarcales esgrimidas para imponer la hegemonía machista, y que se han degradado y corrompido a sí mismas y por sí mismas. El hombre masculino sería, entonces, imagen y semejanza de ambos, de Dios y de Satanás. El triunfo-derrota sería por y para ambos, infligido mutua y recíprocamente por el otro, su contraparte compensatoria, pues el uno existe por causa del otro. De ahí que los verdaderos desafíos para el feminismo consistirán en el despliegue de las capacidades de la mujer para un mundo que, desde sus escombros machistas, deberá ser rediseñado y rehecho para un mejor destino humano y ambiental. El hombre sabio y santo sería una mera ficción compensatoria.

Hay autores hombres que manipulan su reputación intelectual con argumentos contra el feminismo, en una tradición agresiva tan antigua como los orígenes del machismo ilustrado

Entre los estertores de la declinación patriarcal hay autores hombres que manipulan su reputación intelectual con argumentos contra el feminismo, en una tradición agresiva tan antigua como los orígenes del machismo ilustrado. Dos casos recientes. El psicólogo canadiense Jordan Peterson, récord de ventas por sus libros, acusa al feminismo de sepultar a la biología y de provocar la actual crisis de masculinidad. Por su parte, el escritor y pensador español Javier Marías, en su columna de “El País”, también acusa a las mujeres en cuanto a que no todas son santas y que las denuncias de abuso machista no serían más que venganza y difamación. Ambos olvidan que toda ciencia es social porque sin intervención humana no habría ciencia alguna y que la tierra ya no es plana, ni el mundo puramente occidental ni habitado solo por hombres.

Por lo tanto, las referencias apocalípticas del fin del mundo al final de los tiempos se aplicarían al mundo y al tiempo de los hombres. Puesto que han sido ellos, los hombres, quienes han escrito y controlado exclusivamente, no solo las historiografías del mundo, sino que también han regulado la vida y la existencia. El patriarcado ha culturizado la naturaleza. Las dimensiones psicológicas, emocionales y sociales del lucro sobrepasan a las ventajas materiales y financieras. Nada ni nadie se ha opuesto al patriarcado, puesto que los monstruos invasores y los déspotas alienígenos solo existen como ansiedad belicosa en la cismática siquis masculina.

En mi libro más reciente, Teatro Resurgente, y con base en una propuesta de Dramaturgia Antropología sustentada, entre otras, por la convergencia de la razón antropología y la intuición dramaturgia, hago un acopio de evidencias esclarecedoras que presagian el ocaso y el auto desmantelamiento patriarcal largamente anunciado por las deficiencias y falsedades propias del machismo. Hablo de un futuro urgente y necesario dirigido por una interdependencia guiada por la fortaleza intrapersonal inherente de la espiritualidad que guiará la performance de la organicidad humana en simultaneidad de cuerpo-mente-espíritu, incluso en el campo de las interacciones subjetivas y sociales, para reemplazar la visión patriarcal de un mundo constituido por escalafones de objetos duales antagónicos en combate y susceptibles de extinción ya sea por consumo o degradación (Antonio Damarko, 1989b, 2005, y 2017).

En el contexto de una Ciencia Social Resurgente, propongo el término compuesto de Polifagia regresiva multivariada, para describir la instintiva voracidad supervivencial de la agencia-doctrina masculina que se devora a sí misma como praxis natural infligida por sus propios agentes-individuos. Se trata de una paradojal característica diferencial agresiva y altamente autodestructiva, propia del condicionamiento dualista e irreconciliable del patriarcado. Así es como el hombre construye para disponer de algo que destruir.

Y así es como la evolución natural y cultural del mundo nos llevará al co-liderazgo y la paridad de género, definida como demopraxis en mi libro Teatro resurgente. Pues la democracia, como invento patriarcal, es la opción de oponerse disfrazada de participación con reglas machistas, dando lugar a costosas, erráticas y contradictorias burocracias. De acuerdo con un estudio de Pierce and Simms (2002) revisado por la Harvard Business Review (July, 14, 2015) y según el libro de Esther Wachs sobre co-liderazgo en la empresa ya analizado por la Wharton University Pennsylvania (8 Nov. 2000), los días del header (cabecilla) y el concepto artificial de liderazgo masculino, cínico, autoritario y abusivo, estarían contados. El co-liderazgo inspirado en las capacidades femeninas de persuasión, inclusividad, empatía, confianza honesta y responsabilidad, gana terreno a pesar de la engañosa resistencia del patriarcado global.

En el caso del abuso de menores, solo el cura (agente) es pedófilo. La agencia (Iglesia) sigue siendo santa

Las instituciones y agencias patriarcales operan su reproducción eficaz mediante el ejercicio del cinismo estructural, utilizando al constructo “agencia” como fachada institucional blanqueadora del agente. En el caso del abuso de menores, solo el cura (agente) es pedófilo. La agencia (Iglesia) sigue siendo santa. Pero resulta que la agencia/estructura/institución es el conjunto de agentes cuyas creencias y conductas constituyen la doctrina y praxis de la agencia/estructura/institución. Sin agentes no hay agencia/estructura/institución. Dios ya no tiene poder sobre el hombre. Y eso porque Dios jamás tuvo nada que ver con los cínicos negocios del hombre. De hecho el hombre hace y cambia la ley, ya que la ley no hace ni cambia al hombre. De ahí que los agentes empoderados sostienen la falacia de que la agencia/estructura/institución permanece intacta aunque sus agentes sean corruptos. Y por ello es posible inferir que los principios y doctrinas valóricas patriarcales jamás se transforman en realidad sino que permanecen puramente discursivas para la justificación pública del estatus supremacista y encubrir las falencias y debilidades comportamentales de los agentes/sujetos individuales. El patriarcado siempre predicará doctrinas valóricas y principios éticos puramente discursivos cuya práctica jamás se ha hecho ni se hará realidad puesto que la praxis del patriarcado es binaria, irreconciliable, defectuosa, tortuosa y antiética. Incapaz de corregir o educar al niño-muchacho-hombre y aparte de asimilar a la mujer para el machismo competitivo, la educación es la gran proveedora de depredadores. El niño-muchacho-hombre seguirá perteneciendo a la única y poderosa élite planetaria del patriarcado. El machismo, cada vez más popularizado, así lo garantiza. Así vistas, la violencia y la corrupción recrudecerán.

El machismo sería una forma tóxica de homosexualidad masculina depresivo-reactiva enmascarada, encubierta de machismo

El machismo sería una forma tóxica de homosexualidad masculina depresivo- reactiva enmascarada, encubierta de machismo. Todo entre hombres, por hombres, para hombres, a los modos del hombre. Por carecer de filosofía, el machismo no puede ser co-opción del feminismo. El machismo requiere al hembrismo como contraparte válida. Pero el hembrismo nunca se desarrolló, porque la mujer ha elegido al feminismo como agencia de validación y supervivencia valórica del mundo, pues surge naturalmente de la condición autorreflexiva y la naturaleza internalizadora de la mujer. Esto es tan verdadero como que el hombre privilegia el sexo y la confrontación, mientras que la mujer prioriza el amor y la colaboración. Y si hay mujeres violentas es porque ellas han sido asimiladas, por supervivencia, en la competitividad, al condicionamiento machista patriarcal.

 

REFERENCIA CURRICULAR

Antonio Damarko es dramaturgo, poeta, guionista y Cientista Social australiano asociado al Centre for Australasian Theatre. Licenciado en Ciencia Social (Sydney), tiene un extenso bagaje autoral y académico de posgrado en Australasia y EEUU en Educación, Psicoterapia Transpersonal, Desarrollo Comunitario y Transformational Life Coaching. Uno de sus libros, Teatro resurgente, acaba de ser publicado en español por la Editorial Fundamentos de Madrid.

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