Revista con la A

25 de noviembre de 2016
Número coordinado por:
Noelia Landete
48

7N: Las violencias contra las mujeres como cuestión de Estado

Deporte y cuerpo femenino

deportistas-48Desde que las mujeres empezaron a acceder al deporte, la cuestión de saber si su cuerpo era adaptado a esta práctica no ha dejado de alimentar debates. El deporte, como muchos otros ámbitos, no es más que el reflejo de la sociedad patriarcal, una sociedad dirigida por los hombres y en la que las mujeres no tienen mucho espacio.

Catherine Louveau, una socióloga francesa, explicaba que el deporte había sido creado para formar los hombres a la masculinidad y a la virilidad para que se convirtieran en verdaderos hombres. A partir de esta constatación, la práctica femenina del deporte provoca un miedo a que se masculinicen las mujeres. La masculinización de las mujeres podía también ser percibida, por parte de la gente masculina, como una amenaza sobre el poder y la influencia que tenían ellos sobre las mujeres. Si las mujeres logran acceder a esto y a deshacerse de la dominación masculina, entonces los hombres habrán perdido todo control y ya no podrán ejercer su superioridad sobre ellas. Por esta razón muchos hombres viven mal la emancipación de las mujeres porque al “masculinizarse” ellas son ellos los que pierden de su virilidad.

Existe una visión de dos modelos de cuerpos: el cuerpo femenino y el cuerpo masculino. El modelo jerárquico presenta el cuerpo del hombre como superior al cuerpo de la mujer y de ahí se ha instaurado un sistema de dominación masculina que inferioriza las mujeres a varios niveles. En su obra Sexualidad y Sexismo, Josep Vicent Marqués destacaba varias formas de dominación de los hombres sobre las mujeres: corporal, de identidad personal, educacional, laboral, sexual, maternal, política y espacial. Entre todos estos tipos de dominación se pueden relacionar algunos con la práctica del deporte para ver por qué razón la práctica deportiva femenina molesta tanto en esta sociedad patriarcal.

Las mujeres deben actuar bajo algunas reglas de comportamiento que se les enseña a lo largo de su vida y está muy mal visto que salgan de estas reglas impuestas. Además, no se valoran las mismas actitudes que provengan de hombre o mujer. En el deporte ocurre lo mismo. Por más capacidades que tengan las mujeres para practicar un deporte, nunca los hombres lo valorarán de forma igual ya que el cuerpo de la mujer es considerado como inferior a su cuerpo y, por estas razones, se cambiaron por ejemplo las reglas de juego de algunos deportes, se redujeron los tiempos de juego y los terrenos para “preservar” este cuerpo femenino considerado como no apto para aguantar las mismas condiciones deportivas que los hombres. Un tenista sueco, Stefan Edberg, declaró a finales de los años 80 que: “El circuito femenino es un parásito del masculino. La gente acude a los torneos para ver a las grandes figuras masculinas. Las mujeres no son capaces de mantener un buen partido de tenis durante más de media hora sin que sea aburrido. Su servicio es muy débil y muy fácil de contrarrestar por cualquier jugador de la Asociación de Tenistas Profesionales.” [1]

En sus declaraciones, se sirve de las capacidades musculares inferiores de las mujeres para calificar de menor interés el juego que proponen. Si no podemos negar que existen diferencias anatómicas y musculares, tampoco quiere decir que las mujeres son inaptas a la práctica del deporte. En cada deporte existen mujeres que pueden alcanzar el mismo nivel de juego que un hombre, y sin necesariamente basarse sobre el físico.

La cuestión anatómica es muy importante y es obvio que muchas mujeres no tienen la misma estatura que los hombres para un mismo deporte. Pero esta diferencia de estatura podría ser un problema si los hombres y las mujeres jugaran en una misma pista pero no es el caso. Para un mismo deporte, las mujeres y los hombres no ofrecen el mismo tipo de espectáculo pero tampoco se puede desvalorizar el deporte que ofrecen las mujeres. En el ámbito del deporte no sólo valen las capacidades físicas, la técnica es algo muy importante y en eso no influye el sexo de sus practicantes.

NOTA:

[1] “Aquella mujer frágil”, EL PAÍS, Barcelona, 3 de julio de 1989

 

Agathe Ripoche

Agathe Ripoche

REFERENCIA CURRICULAR

Agathe Ripoche es titular de un máster de Estudios Hispánicos en Francia (Clermont-Ferrand) y de un máster de Igualdad de género en la universidad Complutense de Madrid. Le interesa mucho el deporte femenino. Convencida de que el deporte debe ser tanto femenino como masculino, está involucrada en este tema para que poco a poco cambien las mentalidades. Ha creado un blog titulado Balle de sexisme para informar y denunciar el sexismo y las discriminaciones que sufren las mujeres.

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