Yo soy más peruana que la papa a la huancaína. Mujeres peruanas en New Jersey
La migración internacional peruana tiene particularidades interesantes, una de estas es que las mujeres migran más. Esta característica se ha ido afianzando paulatinamente desde fines de los años noventa
La migración internacional peruana tiene particularidades interesantes, una de estas es que las mujeres migran más. Esta característica se ha ido afianzando paulatinamente desde fines de los años noventa. En la actualidad, según datos de macrodatos.com, 58% del total de las y los emigrantes peruanos es mujer; siendo el principal destino los Estados Unidos [1]. En segundo lugar, está la migración intrarregional dirigida hacia Chile y Argentina. Otros de los destinos más importantes de migración son España, Italia y Japón.
En los Estados Unidos podemos encontrar una mayor concentración de migrantes del Perú en tres puntos: en la zona triestatal de New York, New Jersey y Connecticut; en La Florida, principalmente Miami; y en California. La migración peruana a los Estados Unidos es de larga data y tiene diversos perfiles, según el periodo de llegada, la ciudad de destino, las redes familiares, el estatus migratorio y sobre todo el origen, es decir, a qué barrio o provincia perteneces en el Perú.
En New Jersey, se ubica la Ciudad de Paterson que es también conocida como “The Little Lima” [2]. Paterson City es un enclave cultural peruano, en donde se ubican la mayor cantidad de restaurantes peruanos “típicos” y se concentra una cantidad importante de peruanos “típicos”. Me explico, las y los peruanos que habitan en Paterson luchan por demostrar que verdaderamente lo son, tomando el espacio con sus tiendas, en donde encuentras pan francés, helado Donofrio, chicha morada y ceviche, todos los días. Además, pasean por las calles con sus camisetas de los equipos de fútbol locales, tales como el Alianza Lima (AL), Universitario de Deportes (la U); o polos con el escudo peruano, con imágenes de llamas y Machu Picchu estampados, o lo más patriótico: los colores de la bandera. Rojo y blanco, la camiseta blanquiroja se lleva en alto.
Asimismo, las organizaciones de migrantes de Perú operan en Paterson, desde el año 1986, llevan a cabo el festejo patrio más grande y simbólico: el Peruvian Parade. En este evento, que se realiza en el mes de julio, se puede observar cómo las y los peruanos participantes muestran su peruanidad con todo lo que tienen: danzando, cantando, bebiendo y comiendo; demostrando cuán peruanos y peruanas son. Hasta se permiten dejar la basura de los platos de anticuchos que comieron y los envases de la Inca Kola que tomaron, fuera de los tachos porque ese día eso no importa; como tampoco importa si llevan quince años sin viajar a Perú, sin poder visitar a sus hijos e hijas, porque haber llegado a los Estados Unidos “por frontera” y, por lo tanto, ser indocumentados no les da el chance de acceder a una regularización que les permita salir del país. Desde 1986 [3] millones de inmigrantes esperan una reforma migratoria, justa y necesaria. El Peruvian Parade es un espacio de ilusión, ese día, sólo ese día, las restricciones de tener un vigilante silencioso respirándote en el cuello, en ese día, como una ilusión, se desvanece.
En los Estados Unidos, existe una especie de acuerdo tácito que permite a millones de inmigrantes indocumentados trabajar bajo condiciones precarias, con salarios bajos y horarios prolongados. Las autoridades lo saben, conocen los barrios donde viven, saben dónde trabajan y cuando hay presión de “arriba” intervienen. Las y los migrantes también saben por dónde pueden moverse, conocen sus límites, se cuidan porque no saben si ese día les deporten. Han vivido así varios años, en la sombra de un sistema que no los reconoce como sujetos de derechos, en los márgenes de un país que les cobra impuestos y se enriquece de su fuerza de trabajo. Finalmente, el sueño americano pesa más.
Sólo ese día y en esa fiesta, el Peruvian Parade, pueden sentir un poco de libertad y viajar simbólicamente a sus barrios, a sus fiestas, a su hogar. Porque saben que al llegar la medianoche -como cuento de hadas- deben regresar a la realidad y esperar hasta el siguiente año. Llegan los policías motorizados y rodean el local donde fue el concierto de la agrupación “Corazón serrano” como cierre del desfile del Peruvian Parade; anunciando que la ilusión se ha acabado. Paterson alberga esa disputa identitaria de las y los peruanos, que habitan ese espacio juntamente con puertoriqueñxs, dominicanxs, afroamericanxs, entre otres.
En este contexto, donde la peruanidad transnacional palpita, la figura de la mujer andina se presenta como un símbolo de la identidad peruana. Las mujeres usan polleras, se hacen trenzas, tratan de usar lo más “típico peruano”, por lo que ser chola o parecerlo, en el Peruvian Parade es mostrado con altivez. Surge, entonces, un desplazamiento discursivo en el reconocimiento identitario de las mujeres peruanas que experimentan la migración en Paterson y sus alrededores. Ya que ser peruana (ligado a lo andino e indígena) -en el extranjero- se convierte en símbolo de orgullo. ¿Cómo pasan de ser cholitas a ser las cholas power?
La choledad es una marca inherente a la identidad peruana, es por esto que es frecuente que se señale a las y los peruanos como el cholito o la cholita. Lo cholo es lo intermedio, ni mestizo ni indio. Es la posibilidad de construir una identidad peruana propia desde un prototipo de lxs neo-indixs que no son tan indios ni tan mestizos. La identidad chola trae consigo siglos de discriminación y racismo; por lo que opera a través de un lenguaje violento que insulta señalándote como chola terca, chola sucia, chola disponible sexualmente, chola ignorante, chola atrasada, etc.
En el trabajo de campo, realizado en el año 2014, conseguí entrevistar a doce mujeres peruanas que migraron a New Jersey siendo adultas y que en el momento de la entrevista residían cerca de Paterson. Y aunque no fui con ese objetivo, encontré que habían subvertido estos discursos, discriminantes históricos, y se auto-reconocían como cholas, y además cuestionaban esa estructura racial que violenta descaradamente afirmando que “aunque la chola se vista de seda, chola se queda”. Ellas, las peruanas, lo sabían muy bien, así las reconocían por sus raíces incas, serranas, indígenas, pero ya no era causa de vergüenza sino motivo de orgullo. Ahora se enunciaban a sí mismas como la chola power.
Pensar la migración como una experiencia que cambia la vida de las mujeres es fundamental para comprender la complejidad de este hecho
Pensar la migración como una experiencia que cambia la vida de las mujeres es fundamental para comprender la complejidad de este hecho, no sólo como un mero cruce de fronteras o un cambio de residencia; sino como un desplazamiento identitario que marca y transforma. La migración puede facilitar los procesos reflexivos de (auto)reconocimiento que definen las identidades individuales y colectivas, reposicionando a los sujetos y cuestionando las estructuras.
Una de mis entrevistadas dijo: “Yo soy más peruana que la papá a la huancaína”. Las papas a la huancaína son un plato típico que consiste en unas papas cocidas bañadas de una salsa hecha de ají amarillo y queso fresco, originario de la región Junín, específicamente de la ciudad de Huancayo, que es una zona andina llena de cholas power.
En el Peruvian Parade las mujeres peruanas visten polleras, se hacen trenzas, venden comida peruana, bailan y cantan orgullosas su peruanidad reconociendo lo cholo como parte de esta identidad. No sólo en esta festividad sino en el trabajo persistente que tienen las organizaciones de migrantes luchando por hacer de esta localidad la más peruana posible. En el año 2016, lograron que una avenida muy concurrida en el centro de Paterson (Market Avenue) se renombrara como Peru Square Avenue [4]. Es así como las y los migrantes se van haciendo un lugar y van ganando espacios y hacen oír sus voces, desde la peruanidad y la latinidad que resiste a los discursos de odio en contra de la migración.
La migración no sólo es un cambio de residencia es un cambio de piel. Es el diálogo constante con el aquí y el allá. Es partir y no regresar más. Es dejar la patria chiquita para conocer nuevos lugares y construir una patria más grande. La migración siempre será una posibilidad. No olvidemos que migrar es un derecho humano.
¿Por qué estudiar/escribir sobre la migración de las mujeres?
Viví en México 10 años, donde pude identificarme como migrante y como una sujeta capaz de escribir sobre esta temática. También, descubrí -en los ojos de mi hijo- la maternidad como quiebre y resplandecer y, al mismo tiempo, como ancla que me obligó a parar y me permitió repensar-me como mujer, madre y migrante desde mi peruanidad pujante que, desde que llegué a tierras aztecas, despuntó en mí como la necesidad de respirar. Es desde ese lugar y ese posicionamiento desde donde trabajo mi tesis doctoral.
Haber crecido como peruana hasta los 25 años y por impulso personal salir a buscar la oportunidad de estudiar un posgrado becada me trajo a México, y bueno, también el amor. De estos años de estudiar la migración femenina latinoamericana en diferentes contextos, reconocí a mi madre como la primera migrante de mi familia. Raquel trabajó en Santiago de Chile como empleada doméstica por más de 10 años; sí, mi madre salió del Perú como miles de peruanas y peruanos buscando un sueño, una posibilidad y también un poco de paz ante la violencia y la crisis constante que es vivir en un país como el Perú.
NOTAS
[1] https://datosmacro.expansion.com/demografia/migracion/emigracion/peru
[2] https://en.wikipedia.org/wiki/Little_Lima
REFERENCIA CURRICULAR
Rocío Maldonado Alarcón. Feminista peruana. Docente en la Facultad de Ciencias Sociales, de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos (UNMSM, Perú). Es Magíster en Población y desarrollo por la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales (FLACSO, México), actualmente es doctorante en Ciencias Sociales, en el área de concentración Mujer y relaciones de género, por la Universidad Autónoma Metropolitana, Unidad Xochimilco, (UAM-X, México). Investigadora y consultora independiente. Experta en enfoque de género y el análisis de datos en temas de educación, políticas públicas, mercados laborales, migración internacional y violencia.