Revista con la A

25 de enero de 2020
Número coordinado por:
Lucía Melgar
67

Violencia Institucional en América Latina

Violencia institucional ante el cambio climático

https://climate.nasa.gov/efectos/

Según Naciones Unidas: “El cambio climático es el mayor desafío de nuestro tiempo y ahora nos encontramos en un momento decisivo para hacer algo al respecto. Todavía estamos a tiempo de hacer frente al cambio climático, pero esto requerirá un esfuerzo sin precedentes por parte de todos los sectores de la sociedad. Para impulsar nuestra misión y acelerar la implementación del Acuerdo de París, el Secretario General António Guterres organizó la Cumbre para la Acción Climática que tuvo lugar el 23 de septiembre de 2019. La Cumbre supuso un gran salto en la ambición política colectiva y mostró que se pueden hacer grandes avances en la economía real en apoyo de la agenda 2030. Juntos, estos avances reforzarán los mercados y las políticas y darán el impulso necesario a países, empresas, ciudades y sociedad civil, para lograr los Objetivos de Desarrollo Sostenible y del Acuerdo de París.”

Sin embargo, a pesar del “desafío” que pone en riesgo de extinción tanto a la especie humana como al resto del planeta, coincidiendo con la publicación de datos que mostraban que la emergencia climática empeora cada día y tiene efectos negativos sobre las vidas de las personas en todos los rincones del globo, sean olas de calor extremo, polución atmosférica, incendios en los bosques, inundaciones o sequías, la Conferencia sobre el cambio climático que se celebró en Madrid, entre el 2 y el 16 de diciembre de 2019, también conocida como COP25, aun cuando reunió, a instancia de Chile, a representantes de todo el mundo con el objetivo de encontrar vías para reforzar el cumplimiento del Acuerdo de París, acabó con «acuerdos» que no contemplan medidas efectivas para enfrentar el calentamiento global, y eso que se alargó más tiempo del previsto en un intento de que se alcanzara un compromiso sólido entre los países participantes para combatir, de manera urgente, la emergencia climática, y se tomaran acciones contundentes que enfrentaran a los gases que producen el ya conocido efecto invernadero.

Así las cosas, los países más contaminantes (Estados Unidos, China, India y Rusia, que juntos suman el 55% de las emisiones de gases efecto invernadero), no se comprometieron a poner en marcha medidas que garanticen la reducción de la contaminación ambiental, desoyendo tanto a la comunidad científica, que viene alertando sobre los riesgos que pesan sobre el planeta, como las voces de la ciudadanía y limitando, aún más, los acuerdos adoptados en París sobre todo en lo que afecta a las propuestas encaminadas a regular los mercados de los combustibles fósiles, dejando en evidencia, una vez más, que el gran capital -que todo apunta que está detrás de los discursos negacionistas- tiene más peso en las resoluciones políticas que las y los profesionales de la política, que son elegidos para defender los derechos de la ciudadanía que con sus impuestos sufragan tanto sus salarios como los gastos derivados de la celebración de conferencias inútiles.

Si esto no es violencia institucional, como se dice en mi pueblo, ¡Que baje Dios y lo vea!

Artículo realizado por: Redacción

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