Revista con la A

25 de marzo de 2020
Número coordinado por:
Lucía Melgar
68

Los derechos sexuales y reproductivos son derechos humanos

Valentía y compromiso social. Entrevista a YOSRA FRAWES

Yosra Frawe

El 28 de noviembre de 2019, Violeta Doval entrevistó a la presidenta de la Asociación Tunecina de Mujeres Demócratas, Yosra Frawes, abogada y activista de derechos humanos, nacida en Djedeida, Túnez, hace 43 años.  Desde abril de 2018 fue designada presidenta de una de las principales Organizaciones Feministas del país, la Asociación Tunecina de Mujeres Demócratas (ATFD). Militante desde su juventud en la Unión General de Estudiantes de Túnez es, también, la Delegada Tunecina de la Federación Internacional de Derechos humanos (FIDH). En el año 2000, moviliza una petición al Gobierno por la igualdad de herencia entre hombres y mujeres. Yosra Frawes trabajó para el proyecto de ley contra la violencia hacia la mujer, aprobado por la Asamblea de Representantes del Pueblo en 2017 en Túnez. Además, es autora de numerosas publicaciones [1].

Violeta Doval: ¿Cuéntanos un poco de tu familia… de tu infancia…cómo percibías el sistema patriarcal…?

Yosra Frawes: Nací en un pueblo cerca de Túnez donde las mujeres tenían sólo dos destinos. El primero era trabajar en la agricultura familiar y, el segundo, trabajar en la zona industrial del textil. Evidentemente, las dos vías conducían hacia un mismo camino: el del matrimonio. Me acuerdo cuando se improvisaban canciones con los darbūkah [2] en las fiestas y se cantaban historias sobre las mujeres que preparaban el ajuar para su matrimonio…

Yo era la mayor de cinco hermanas y un hermano. Mi madre tenía la carga total de nuestra educación porque mi padre emigró a Europa. Para ella era un trabajo enorme ya que éramos de una familia modesta. Quizás por eso, nos repetía que quería que tuviéramos muchos títulos…Tener un título académico era el ascensor social y la vía para la libertad de la mujer.

Mi madre y todas nosotras sufrimos de la delegación del poder de mi padre a sus hermanos. Mi tío estaba muy influenciado por el partido islamista y ejercía mucho control sobre nosotras. En nuestra casa estaba prohibido llevar pantalones cortos o sentarnos de determinadas formas. Había mucho miedo a nuestro alrededor. Mi madre estaba bajo la presión de toda esta comunidad y con miedo de que la culpabilizaran de “maleducar a sus hijas”.

Recuerdo una vez que había un matrimonio de nuestro tío, y estaba mi prima bailando la danza tradicional tunecina, folklórica, y estábamos en el patio de nuestra casa de tipo andalouse… Pues, en ese momento, mi tío entró y gritó “Parad la música, parad el tambor”, y hubo un silencio terrible. Me acuerdo que mi prima se quedó con las manos en el aire, paralizada… Sentí una violencia enorme en ese silencio, ejercida sobre todas las mujeres que estábamos allí, que éramos todas mujeres menos los músicos. Estropeó toda la fiesta, por supuesto. Era una persona muy, muy severa.

VD: Desde Abril del 2018 representas una Asociación que fue clave en la Revolución Tunecina de 2011, ¿Qué cambios destacarías desde entonces?

YF: En este periodo hemos impulsado la Ley orgánica para la eliminación de la Violencia contra las Mujeres (aprobada por el Parlamento de Túnez el 26 de julio de 2017 [3]), que es fundamental. No obstante, hay que decir que la violencia ha alcanzado una dimensión horrible también en este periodo. El Estado se ha debilitado, hay una grave crisis económica, y el país ha continuado sobre el mismo esquema de desarrollo que con Ben Ali [4]. No hay una estrategia real para salvar el país económicamente. Hay mucha pobreza y desempleo… y eso genera más violencia. Por esto, ahora en la ATFD nos vemos obligadas a bajar a la calle de nuevo y pensar sobre nuestros mensajes y eslóganes hacia la sociedad.

VD: ¿Cómo interpreta la ATFD el éxito del partido islamista El Nahda?

YF: Recientemente reflexionábamos sobre el por qué muchos han votado por partidos islamistas retrógrados, los más conservadores. Nuestra conclusión es que hay un sistema político que se fue con Ben Ali, pero el sistema patriarcal se quedó, más virulento y fuerte.

La violencia está todavía ahí. Por ejemplo, ahora se propone restaurar la poligamia desde algunos partidos… Por todo esto sentimos que es el momento de reconstruir estos mensajes retrógrados y ayudar al pueblo a descifrar estos mensajes políticos. Esto no podemos hacerlo si no estamos en la calle. Los últimos cinco años han sido años de transición, de dar forma a las instituciones. La ATFD o la UGTT (La Unión General Tunecina del trabajo) [5] han jugado en la defensa. Ahora toca ganar presencia de nuevo para alterar el sistema patriarcal, que no se ha regenerado, y hacerlo a través de la creatividad y la cultura con las mujeres, los jóvenes…

VD: El final de Ben Ali prometía mayores cambios de los que vinieron después en estos 9 años ¿Cómo viviste ese momento?

YF: Cuando anunciaron que Ben Ali dejaba el país, mi primer reflejo fue llamar a mi padre: “Te dije que el dictador Ben Ali acabaría cayendo”. Para mí era también un mensaje de que el sistema patriarcal también tendría que caer. Fueron momentos de mucha emoción. Había muchísima solidaridad, la gente bajó a la Avenida Bourghiva [6] durante quince días, después de que Ben Ali se fuera, para celebrarlo. La música por todos los lados en las calles; la gente daba comida a otras gentes que no tenían para comer… era increíble. Un sentimiento de que una nueva democracia llegaba… que todos íbamos a ser iguales ahora… Me sentía de pronto muy orgullosa de mi nacionalidad tunecina… circulaba con mi bandera… Era como si nos apropiásemos de nuestro país, del dinero público. Empezaron a hacerse estadísticas reales, programas para redistribuir la riqueza… Nos estábamos reconstruyendo, reconciliando.

Pero luego ha habido muchas derrotas… como nuestra derrota electoral y el ascenso del partido islámico al poder. O los asesinatos políticos…

VD: ¿Cómo fue vuestra implicación en la Revolución?

YF: Incluso antes de la revolución, había un movimiento social dónde, por ejemplo, yo participaba como abogada, y varias de la ATFD participábamos. Después, creamos el Comité de Apoyo Nacional. Nos organizábamos para llevar cosas a los presos políticos, para hacerles visitas… Yo estaba de parto un mes antes de la revolución, el 19 de diciembre. El 17 de diciembre que empezaba la Revolución yo al principio lo seguía todo desde los medios, France 25, Facebook y sobre todo Aljezeera…. El 28 de diciembre fui al local de la ATFD. Se había puesto en marcha un Comité de Vigilancia y muchos jóvenes venían para discutir, planificar y protegerse… Las manifestaciones estaban sufriendo una represión fuerte. Y había intelectuales que venían para dar sus ideas y explicar lo que estaba pasando. Hicimos reuniones también con la UGTT, salíamos a las manifestaciones… Hemos vivido cosas muy bellas durante la Revolución.

Yo decidí pasar diez días de la Revolución fuera de mi casa, en casa de otra compañera. Deje a mi bebé con mi cuñada. Cada día a las siete de la mañana en el coche nos íbamos al centro a participar en las manifestaciones… En su piso éramos al final 14 personas durmiendo durante esos días… Esos 10 días estábamos como fuera de sí, era todo muy intenso…

VD: ¿Cómo era ser feminista y militante por los DDHH en tiempos de Ben Ali?

YF: La vida personal era política. La vida privada estaba politizada… La policía nos seguía a todas partes, incluso en la boda de una amiga… hasta que veían que no era para ningún acto político… Si estabas en una organización feminista que apoya a los movimientos sociales o que habla de libertad pública, entonces estabas en la oposición… Pero para mí, estar en la confrontación para defender a mujeres víctimas de violencia, por ejemplo, me reforzaba porque yo veía que luchábamos no sólo por nuestra libertad sino para aquellas que no pueden hacer caer el muro de silencio, que no tienen medios para hacerse oír.

En los medios nos llamaban y nos siguen llamando vendidas al extranjero, que recibimos dinero sucio, que tenemos una agenda sucia… que somos prostitutas… todo nos da igual mientras podamos hacer un acompañamiento real a esas mujeres desfavorecidas. Y esto nos hace más fuertes y estar en la provocación política incluso.

Por eso, hacíamos todo para decirle al régimen: “estamos para hacerte caer, porque eres dictatorial y patriarcal y porque las mujeres ejercemos nuestros derechos como ciudadanas”. Ir a la confrontación contra un régimen te hace que minimices la lucha en tu nivel familiar y social… Incluso mi padre tenía miedo de que yo fuera violada al ser detenida… Miedo de que fuera “deshonrada”. Porque este es un sistema que nos amenaza con ser violadas…

Ya durante mis estudios de Derecho yo percibía que la lucha feminista era rechazada incluso por mi medio, el que yo había elegido, el medio de izquierdas… También veía que había mucha represión policial sobre la actividad feminista. Para ir al local de la ATFD…, a veces había policías debajo del local que identificaban quien llegaba allí… estábamos como rodeadas…

Me acuerdo cuando estudiantes de la UGET (sindicato estudiantil tunecino de izquierdas) vinieron a hacer una huelga de hambre al local de la ATFD con otras compañeras, y la policía nos sacó por la fuerza a todo el mundo… Pero esto ha hecho que yo empezara a no tener miedo. Me han reforzado mucho estos altercados con la policía. Sentía que tenía argumentos incluso más sólidos para confrontar las críticas de mi familia sobre mi activismo político. Luchaba por mis ideales y que era fuerte frente a la policía, y no por eso me metían en la cárcel ni me violaban. 

VD: ¿Cómo fue tu primer contacto con la Asociación ATFD que ahora diriges?

YF: Ocurrió cuando tenía tan solo 14 años. Entonces, en el Instituto, teníamos a una profesora de educación civil que nos proponía debates en clase sobre temas como ¿qué opináis de Dios?, ¿qué relación tenéis con vuestro cuerpo…?  Y debatíamos en un espacio de mucha libertad. Ella no era nada tradicional, y estaba muy estigmatizada. De hecho, cuando el profesor de educación islámica pasaba cerca de ella clamaba en árabe “¡pido excusas a Dios!”.

En una ocasión yo había escrito un poema y le conté que me habían propuesto publicarlo. Ella me aconsejó que me informara de si era para la revista del partido de Ben Ali, el RDC [7]. Cuando comprobé que sí me negué a publicarlo. La profesora vio entonces en mí una rebelde que se atrevía a decir no. Así que otro día me propuso ir a una reunión de la ATFD, la Asociación de Mujeres Tunecinas Demócratas. Y fue allí cuando sentí un amor a primera vista con la ATFD. Recuerdo hasta ahora una intervención de una de las ponentes, que criticaba las políticas del Gobierno. Me encantó su libertad y también su estética… el hecho de que no llevaran velo, que la mayoría llevara el pelo muy corto… que se vistieran con muchos colores…

Cuando volví a casa, le dije a mi madre: “he conocido a mujeres que no se parecen nada a ti”. No me di cuenta que era hiriente. Le dije que eran mujeres que hablaban perfectamente el francés, que tenían la valentía de criticar al presidente, que criticaban las series de la TV donde la mujer es reducida a un rol tradicional y en la que la mujer no era dueña de su cuerpo, etc. La reacción de mi madre fue muy positiva: Querida hija, ¿Has visto a esas mujeres? pues yo quiero que te conviertas en alguien como ellas”. Siempre me emociono cuando lo recuerdo.

VD: Entonces, ahí empezó tu vínculo con la Asociación Tunecina de Mujeres Demócratas…

YF: Mi madre me dijo que podía participar con la ATFD, pero a condición de que primero acabara el instituto. Entonces, en cuanto cumplí los 18 años, el día en que me estaba inscribiendo en la Facultad Jurídica, fui al local de la ATFD, en la calle de Líbano y, de una manera muy naif, llamé a la puerta y dije “quiero adherirme a vuestra Asociación”. Así fue como empecé a ir al Club de Jóvenes, a conocer a las otras compañeras, a organizar con ellas actividades para el 8 de Marzo, a coordinarnos con la Federación del Club de Cine para crear proyecciones de cine-debate, etc.

NOTAS

[1] «Guía de las 100 medidas para la erradicación de la violencia contra la mujer», en fidh.org, 12 de mayo de 2017; «Derechos humanos garantizados: de la Constitución a la legislación», en fidh.org.

[2] Instrumento de percusión de origen árabe usado en todo el Oriente Próximo y Magreb. Pertenece al grupo de los tambores de copa.

[3] Loi organique n° 2017-58 du 11 août 2017, relative à l’élimination de la violence à l’égard des femmes : http://www.legislation.tn/sites/default/files/news/tf2017581.pdf

[4] Zine El Abidine Ben Ali ( 3 de septiembre de 1936– 19, de septiembre de 2019)  políticomilitar y dictador tunecino durante más de veintitrés años. Tras haber ejercido el cargo primer ministro y finalizada su carrera militar, llegó al poder el 7 de noviembre de 1987 cuando depuso al anterior presidente, Habib Burguiba, otro líder tunecino, mediante un golpe de estado institucional.

[5] UGTT: La Unión General Tunecina del Trabajo es el principal sindicato de Túnez, con 750.000 personas afiliadas.​ Fundado el 20 de enero de 1946 por Farhat Hached.​​ Principalmente implantado en el sector público, reúne a 24 sindicatos regionales, 19 organizaciones sectoriales y 21 sindicatos de base.

[6]  Avenida central de la capital de Túnez dónde se encuentra situado el Ministerio del Interior.

[7] RDC, « Le Rassemblement constitutionnel démocratique » (arabe : التجمع الدستوري الديمقراطي)  partido político hegemónico durante la dictadura de Zine el-Abidine Ben Ali,  y fundado por este mismo en 1988. El partido se disolvió en primera instancia el 9 de marzo de 2011 después de la Revolución Tunecina.

 

REFERENCIA CURRICULAR

Violeta Doval Hernández nació en Madrid en 1981. Socióloga y Doctora en Políticas Públicas y Gobierno. Desde el 2007, ha trabajado en proyectos dirigidos al desarrollo rural y a mujeres en América Latina y África. Actualmente trabaja como coordinadora de proyectos en Túnez para la Asamblea de Cooperación por la Paz, en colaboración con organizaciones feministas y sindicatos.

 

 

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