Revista con la A

25 de enero de 2017
Número coordinado por:
Lucía Melgar
49

¿Qué presente y futuro para las niñas?

Una apuesta por el cambio. Entrevista a Linabel Sarlat

Linabel Sarlat Flores

Fronteriza con Estados Unidos, Ciudad Juárez ha vivido intensas experiencias de violencia, como el aumento del feminicidio y la guerra contra el narcotráfico, que implicó la militarización temporal de la zona. Ciudad maquiladora, hay en ella colonias donde se vive en condiciones precarias que contrastan con la riqueza que producen las fábricas. Anapra es una zona marginada donde, desde 2002, la organización civil Las Hormigas desarrolla trabajo educativo y terapéutico con niñas y niños. Con la A entrevistó a Linabel Sarlat, una de sus fundadoras, a quien agradecemos su amabilidad por atenernos.

Con la A. ¿Cuáles son los principales problemas para niños y niñas en esta zona?

Linabel Sarlat. Los principales problemas que se enfrentan son la falta de cuidados necesarios y básicos: alimentación, abusos, violencia física y sexual. También la falta de espacios recreativos, como parques, áreas verdes y espacios culturales. Hay violencia intrafamiliar y mucho estrés de los adultos que descargan sobre las niñas y los niños. Además, la educación deficiente en las escuelas: en 4º año de primaria no saben leer ni escribir.

Con la A. ¿Cuáles serían los principales efectos en la niñez y juventud de las exigencias del trabajo de los adultos?

L. S. Un porcentaje muy alto de habitantes de Anapra trabaja en la empresa maquiladora. Esto tiene consecuencias diversas en el núcleo familiar: los niños se quedan muchas horas al cuidado de personas que no son ni su mamá ni su papá… El trabajo en la maquiladora está causando mucho estrés y agotamiento físico y mental en mujeres y hombres, y una frustración silenciosa por el bajo sueldo. Además de que, con gran frecuencia, la empresa les exige quedarse horas extras, lo que se traduce en muchas horas de trabajo, más cansancio y menos deseos de convivir y lidiar en casa con las y los hijos y la pareja, lo que se convierte en maltrato hacia las y los niños y el consecuente abandono emocional.

Con la A. ¿Hay conciencia de las consecuencias de la explotación en las empresas? ¿Ha cambiado algo en los últimos 10-15 años?

L. S. Por lo que sabemos, hay muy poca conciencia, y quienes se dan cuenta, optan por aguantar la situación pues necesitan el trabajo. En 2016 hubo 5 maquiladoras (Lexmark, Jhonsons Controls, Foxconn, ADC Comscope, y Eaton Bussman) en las cuales, grupos de obreras y obreros se organizaron y se atrevieron a protestar, públicamente, para exigir mejores salarios y mejores condiciones laborales. La mayoría perdieron su trabajo por haberse manifestado. Una manifestación así no se había dado en Ciudad Juárez desde que la industria maquiladora se estableció en la ciudad.

Con la A. ¿Cómo han afectado la violencia feminicida y la guerra contra el narco a niños, niñas y adolescentes? En particular a las niñas.

Las niñas tienen un patrón interiorizado de que ellas son blanco fácil de violencia. Por lo tanto, cuando crecen y son violentadas, muchas lo han tolerado, como si fuera su destino

L. S. Por una parte, muchos niños y niñas aprendieron a ver ese tipo de violencia como algo normal y cotidiano. La música que escuchan muchos adolescentes habla de matar, de destruir, de dañar, de desaparecer… como si estuvieran aceptando que es fácil y que no pasa nada si matan a alguien, si matan a una mujer. Muchos niños en tiempos de la violencia más recrudecida (2009-2012) decían que querían ser policías judiciales “para matar a los malos”, y otros decían que querían ser sicarios, “para ser ricos”. Las niñas tienen un patrón interiorizado de que ellas son blanco fácil de violencia. Por lo tanto, cuando crecen y son violentadas, muchas lo han tolerado, como si fuera su destino. El tratamiento que las autoridades dan a las mujeres violentadas deja mucho que desear, pues ellas quedan sin protección y ellos sin castigo. No ha habido cambios significativos en las leyes de protección de género y de acceso a la justicia libre de violencia. Todo esto es observado por las miradas atentas de las niñas y se va grabando en sus almas y en sus pensamientos. Y, por otra parte, esta violencia ha dejado huellas de dolor, de miedo, de inseguridad, de temor.

Con la A. ¿Cómo ayudar a niñas y niños a superar los traumas de la violencia? ¿Hay experiencias exitosas de organización comunitaria o casos individuales para superar los efectos de la violencia o sólo es peor?

L. S. Para superar traumas de violencia, en niñas y niños, hemos necesitado trabajar también con sus responsables adultos, pues son quienes necesitan trabajar y sanar en primera instancia sus traumas, para luego poder contener a sus hijos e hijas.

En los tiempos de la violencia extrema nos requirieron varias veces en las escuelas de la zona para trabajar eventos traumáticos que fueron vividos por las y los niños. Una gran ayuda fue el trabajo en grupo, y que niñas y niños pudieran expresar sus sentimientos, verbalizarlos, sacar su miedo, llorar, hacer algunos ejercicios de bioenergética, y que sintieran que unidos son fuertes, que la unión hace la fuerza, y que los problemas no son para vivirse de manera aislada, sino para socializarse.

En Anapra, por su situación geográfica y socioeconómica, se vive mucho individualismo. En nuestra organización, Las Hormigas, estamos trabajando gota a gota, de forma constante, en los talleres de formación para adultos y adultas, la necesidad de crear relaciones vecinales, de que vayan tejiendo entre ellos y ellas relaciones de amistad, de manera que empiecen por saludarse en la calle, por platicar, por echarse la mano cuando necesitan un favor. Hay algunos casos en los que ya se juntan algunas mamás con sus hijos e hijas para ir al único parque que hay en Anapra y platicar, mientras los y las niñas juegan. En otros casos se echan la mano recogiendo de la escuela, una mamá a los hijos e hijas de otra.

Con la A. ¿Cómo calificarían el presente de las niñas y jóvenes de Anapra y de Ciudad Juárez y cómo ven su futuro?

L. S. Es una pregunta muy difícil. Aún y con el trabajo que hacemos en Las Hormigas, y los resultados que tenemos, el ambiente es muy hostil. La realidad suburbana de Anapra, así como la fuerte desigualdad económica y cultural, el fenómeno y aumento de la trata de personas, el problema con la migración que se nos viene encima a partir del 20 de enero con la llegada de Trump a la presidencia de los Estados Unidos, y la violencia institucionalizada que se vive en Juárez, hacen que el presente y el futuro inmediato de las niñas y las jóvenes sea incierto. Le estamos apostando a sanar el interno de los núcleos familiares para que dejen de reproducirse situaciones insanas, violentas y destructivas.

Creemos que trabajar en el crecimiento personal, la salud emocional y el valor de la comunidad, puede ir sembrando las semillas del cambio por el que estamos trabajando.

Con la A. ¿Qué lecciones han sido las más importantes para ustedes como mujeres que trabajan en y con la comunidad?

La ignorancia destruye personas, relaciones, parejas y comunidades

L. S. Muchas lecciones aprendidas. La primera es lo destructora que es la ignorancia. La ignorancia destruye personas, relaciones, parejas y comunidades. Otra gran lección es que los cambios sólo se van a dar cuando la persona tome la decisión de hacerlo. Por más que queramos, no podemos hacer nada por el cambio si las personas no toman la decisión. Los cambios sociales profundos son resultado de cambios personales profundos. Que cuando una mujer cambia su visión, sus actitudes y su comportamiento, todo cambia.

Vivir en la comunidad nos ha regalado el conocimiento desde adentro de la realidad de Anapra y las dinámicas que aquí se viven. Nos damos cuenta con crudeza que el neoliberalismo y el mercado feroz es un monstruo que “chupa” la humanidad de las personas, y que es muy fácil transformarnos en máquinas insensibles con tal de sobrevivir. Hemos aprendido que trabajar con las y los niños es invertir en el cambio de pensamientos y patrones de conducta; que las mujeres tenemos la capacidad poderosa de hacer cambios y empujar a otros y otras a hacerlos. Pero necesitamos despertar e invocar a toda esa fortaleza, y traducirla en solidaridad con otras mujeres y en decisiones nuevas.

Entrevista realizada por: Redacción

 

REFERENCIA CURRICULAR

Carolina Isabel (Linabel) Sarlat Flores fundó, en 2002, el Centro “LAS HORMIGAS” Comunidad en Desarrollo A.C. en Anapra, Ciudad Juárez, donde ha colaborado como Coordinadora General, Terapeuta y Tallerista desde 2002 hasta la fecha. Licenciada en Letras Hispánicas por la UNAM y Psicoterapeuta Gestalt por la Universidad Autónoma de Guadalajara.

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