Revista con la A

25 de julio de 2018
Número coordinado por:
Violeta Doval Hernández
58

Mujeres de Túnez en primera línea de la revolución árabe

Una activista por los derechos de las personas migrantes en Túnez

Hayet Nsib

Como panafricanista y como tunecina de color, amo a Túnez y sueño con una vida mejor, una África unida ya que, como dice el lema de nuestra asociación, «Solo tenemos una África y nosotras y nosotros somos su futuro”  

Hayet Nsib es miembra y co-fundadora de la asociación ALDA, desde 2016, que trabaja por los derechos de las y los migrantes en Túnez. Recientemente han organizado una marcha histórica en la capital en favor de los derechos de las personas  en situación de irregularidad o con permisos de residencia temporales. La principal batalla de la asociación es  mejorar la situación de las personas africanas e inmigrantes en Túnez, y en particular de las mujeres, que encuentran numerosas dificultades para acceder a documentación en regla, renovación de sus cartas de residencia y acceso al empleo, a pesar de que existe un gran número de estas personas que vienen por razones de estudios y aportan a la economía tunecina en forma de matrículas de estudio, pago de vivienda, etc.

Hayet nació en Diciembre del 1981, en Túnez, y estudió la licenciatura de Lengua y Literatura Inglesa en el  Instituto Superior de Idiomas de Túnez (ISLT). Además, se diplomó en Ciencias de la Computación y es Secretaria de Dirección, por la  Formación ENIG de Gabes. Ha trabajado como maestra de escuelas primarias (2012-2014) y como asistente en una agencia de prensa en Túnez (2010-2011). Desde entonces, ha alternado periodos de desempleo con trabajos temporales en call centers y como secretaria. Vive actualmente con su tía en la capital de Túnez dónde colabora activamente en ALDA.

 

V.D.- ¡Hola, Hayet! cuéntame un poco de tus orígenes, tu familia, tus primeros estudios…

H.N.- Nací en un pequeño pueblo en la gobernación de Gabes al sur de Túnez. Vengo de una modesta familia de 7 personas. Mis padres son agricultores y gracias a esta actividad han podido garantizar nuestra educación. Mi familia es un poco conservadora, la mujer se encarga de las tareas domésticas y el trabajo doméstico, sin embargo, el trabajo de campo concierne a todos los miembros de la familia.  Para estudiar, las niñas y los niños en mi familia tuvimos el mismo derecho, así que después de mi bachillerato elegí continuar mis estudios universitarios en la capital donde obtuve mi especialización en lengua inglesa…

V.D.- ¿Cómo fueron tus inicios de búsqueda de trabajo?

H.N.- Desde que me gradué, en 2007, nunca he tenido un trabajo estable, he ocupado puestos temporales (asistente, tele-operadora en el centro de llamadas…). Mis solicitudes de trabajo nunca han tenido éxito. Lo digo con lágrimas en los ojos, siempre he sido víctima del racismo y el estigma debido a mi color.

V.D.- ¿En qué otras circunstancias has vivido el racismo que mencionas?

Miembros de la asociación  Alda en la Embajada de Senegal en Túnez. De izquierda a derecha, secretaria de la Embajada de Senegal, tesorera de Alda (Hayet Snib), Embajadora de Senegal en Túnez, Presidente de Alda y cofundador

H.N.- He vivido el racismo muchos momentos, por ejemplo, un caso que realmente me sorprendió, fue en 2010 cuando recibí una llamada telefónica, de la Dirección Regional de Educación de Gabes, para comunicarme que me habían designado para ser maestra en una escuela primaria como sustituta. Al presentarme, observé que el director de la escuela se sorprendió un poco al verme. Me explicó los horarios y me pidió que fuera a la oficina regional al día siguiente para finalizar los trámites antes de comenzar el trabajo. Lamentablemente, me dijeron posteriormente que no podían darme el puesto porque las familias delos estudiantes se negaban a permitir que una extranjera fuera a enseñar a sus hijos. No puedes imaginar lo que sentí ese día. Me sorprendió mucho escucharles decir en idioma tunecino «No aceptaremos a una niña wsifa en nuestra escuela.» [1] Su problema real era mi piel negra. ¡Soy rechazada y considerada extranjera en mi propio país porque soy NEGRA! Respiré hondo y seguí mi camino.

El segundo caso fue en 2015 cuando me llamaron para una entrevista de trabajo como secretaria, éramos dos, había otra tunecina blanca y yo. Nos hicieron una prueba que consistía en pasar un texto en árabe y francés, la cual yo terminé antes que la otra persona. Para mi sorpresa, la chica fue contratada a pesar de sus deficiencias y, además, el hombre que hacía la selección empezó a llamarme por las noches para invitarme a su casa. Me decía que le encantan las chicas de color y mi estilo y que él podía encontrarme un trabajo… No asistí a sus citas aunque no dejó de llamarme en un tiempo dándome las mismas razones… ¡Pero era evidente lo que él quería exactamente!

Para decir la verdad, el racismo en Túnez, aunque no es demasiado notable, existe en todas las formas, y creo que se trata de una mentalidad que uno desarrolla desde la temprana edad; rechazando a las personas negras y convirtiéndolas en una minoría excluida. Como tunecina de color, todavía sufro actos racistas en Túnez. Verbalmente, me llaman a menudo Guéra, Kahloucha… [2] En el transporte, muchas veces los taxis no se detienen y sí se detienen para un blanco tunecino.

V.D.- ¿Cuándo empiezas a colaborar en ALDA?

Representando a ALDA en Barcelona, febrero 2018

H.N.- Estas vivencias me dejaron secuelas y un fuerte deseo de hacer justicia, de ahí mi motivación para el tema de las y los «migrantes». Como tengo muchas amistades subsaharianas y tenemos casi los mismos problemas en Túnez, he estado involucrada en la vida asociativa durante casi 2 años. Ahora soy miembra fundadora y tesorera de la Asociación para el Liderazgo y el Desarrollo en África (ALDA). Es una organización no gubernamental, sin fines de lucro, creada por un grupo de estudiantes y trabajadores migrantes que residen en Túnez. ALDA ahora reúne a más de 15 nacionalidades. Su objetivo es potenciar el liderazgo en África, promoviendo la movilidad del conocimiento, la movilidad económica y profesional y la movilidad social y cultural. Representé a la asociación en defensa de los derechos de las y los trabajadores migrantes en unos encuentros recientemente celebrados en Túnez, Marruecos y Cataluña.

Marcha en favor de los derechos de las personas de origen africano en tránsito Túnez, 12 de mayo, 2018

Además organizamos algunos eventos, como un congreso en noviembre de 2015, el salón de Lenguas y civilizaciones africanas los días 19 y 20 de Mayo 2017, un coloquio sobre Migración y Desarrollo del 15 al 18 de febrero de 2018 y, recientemente, una marcha pacífica para mejorar las condiciones de vida de las los migrantes en Túnez.

V.D.- ¿Cómo has vivido la revolución tunecina de 2011?

H.N.- En mi opinión no ha habido un cambio real, el país ha mantenido el mismo modelo económico con los mismos problemas. Pasan los años y los ciudadanos  se sienten frustrados, nos rebelamos por el derecho al trabajo, la libertad, la dignidad nacional… pero desafortunadamente la situación sigue empeorando.

V.D.- Cuéntame un poco sobre tus objetivos, tus sueños…

H.N.- Como panafricanista y como tunecina de color, amo a Túnez y sueño con una vida mejor, una África unida ya que, como dice el lema de nuestra asociación, «Solo tenemos una África y nosotras y nosotros somos su futuro”. En mi opinión, la cuestión de la migración es necesario tratarla para mejorar la situación de las y los migrantes, porque cada día nos encontramos con un caso en el que una persona migrante está en dificultades. A través de ALDA he podido ver que los grupos más vulnerables son las mujeres, las niñas y los niños. Como mujer, tengo la intención de crear un fondo de solidaridad social para ayudar a estas mujeres, niñas y niños que a menudo se enfrentan a todo tipo de dificultades (falta de vivienda, comida, ropa, mujeres enfermas, embarazadas, madres solteras mal tratadas…). Por lo tanto, apelo a las buenas intenciones de otras personas con las mismas ambiciones que yo, para que me den su apoyo de cualquier forma para ayudar a estas mujeres, niñas y niños migrantes en situaciones difíciles en el suelo tunecino y cuyo número no  hace más que aumentar cada día.

Entrevista realizada por Violeta Doval

 

NOTAS:

[1] La  palabra “wsifa” significa sirvienta o sirviente y tiene su origen en el periodo de la trata de esclavos en Túnez. La esclavitud se abolió con el establecimiento del protectorado francés, pero persistió hasta principios del siglo XX. Se calcula que entre 500 y 1.200 esclavos anuales se compraban en Túnez a comerciantes libios y argelinos durante el siglo XIX y se vendían en los mercado de Oriente Medio (actual Turquía y Líbano).

[2] Guéra Guéra” es un término utilizado para referirse a las personas de origen subsahariano que persiste desde la primera llegada de personas senegalesas al país, por lo que hace alusión a la lengua “wolof” hablada en Senegal. Por su parte, «Kalouche», y «kahla» significan en árabe «negro».

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