Revista con la A

25 de marzo de 2017
Número coordinado por:
Rosario Segura Graiño
50

Mujeres gitanas luchando por la igualdad

Situación, cambios, evolución

Noelia Heredia

Cada vez somos más las mujeres gitanas, y sobre todo las jóvenes, que trabajamos y luchamos por la igualdad y por ende el empoderamiento, concienciadas de que estos cambios mejoran la calidad de vida y la de nuestro entorno familiar

En la actualidad, España es una de los cuatro países de la Unión Europea con mayor número de Población Gitana, por lo que se puede decir que representamos alrededor de un 8% de todos los gitanos y gitanas europeas y, a pesar de ser la minoría étnica más importante de España, somos un grupo cultural cuyo proceso de integración no nos resulta nada fácil.

La tasa de desempleo de las mujeres gitanas está cifrada en el 65% de la población activa, frente al 33% de los hombres gitanos. Los empleos que suelen desempeñar están enmarcados en la economía informal, como puede ser la venta ambulante, trabajos temporeros, trabajos domésticos, etc. Cerca de un 90% de las niñas gitanas abandonan los estudios al concluir la enseñanza obligatoria frente al 70% de los niños, ya que las niñas tienen que dedicarse a las tareas domésticas y al cuidado familiar.

Afortunadamente, cada vez somos más las mujeres gitanas, y sobre todo las jóvenes, que trabajamos y luchamos por la igualdad y por ende el empoderamiento, concienciadas de que estos cambios mejoran la calidad de vida y la de nuestro entorno familiar. Gracias a estas iniciativas nos sentimos más fuertes y más capacitadas accediendo a estudios superiores y al mercado laboral.

El Patriarcado está muy arraigado en la comunidad gitana, ha actuado por impregnación durante muchos siglos, y es muy difícil combatirlo, pero en los espacios de encuentro y participación social este patriarcado está siendo sometido a valoración, diseñando distintas actuaciones en las que incluso participan los propios hombres, para trabajar sobre ello.

El empoderamiento de las mujeres es lo necesario para resolver muchos temores grupales, se debe seguir trabajando en la perspectiva de la independencia económica. Aunque la total independencia económica a veces te aleja demasiado de la familia.

La base fundamental para el cambio viene dada por reeducar una nueva masculinidad

Reflexionemos: lo que sufre la mujer gitana que quiere empoderarse, lo sufre por ese Patriarcado impregnado a lo largo de los años, es decir, por los hombres; al ser esto así, se ha detectado que la base fundamental para el cambio viene dada por re‐educar una nueva masculinidad. Hay que tener confianza y esperanza en el trabajo que se hace desde las administraciones, las asociaciones, la familia y los círculos más cercanos. Pero sobre todo se debe capacitar a las mujeres gitanas para conseguir este empoderamiento, se han de buscar y construir las herramientas necesarias.

Muchas veces, las encuentras en camino por pura necesidad.

Este es mi caso, mi triple discriminación. ¿Qué ocurre cuando dentro de una minoría hay otra minoría doblemente discriminada?

Si ser gitano en la sociedad actual es difícil, todavía es más dificultoso ser mujer gitana. Las mujeres gitanas sufrimos lo que se dice una triple discriminación. En mi caso por ser mujer, por ser gitana y por dedicarme a una profesión que siempre ha estado ligada al género masculino.

Si te dedicas profesionalmente a un sector como es el flamenco y profesionalizas tu cante, todo está bien. Las mujeres en el flamenco suelen ser las bailaoras o las cantaoras. Pero si tocas un instrumento como el cajón flamenco, (instrumento que ha estado ligado siempre a un hombre) sufres una discriminación laboral brutal.

Ahí es donde comenzó mi empoderamiento. En trabajar en lo que me gustaba, aunque fuera una actividad singularmente masculina. Tocar mi cajón flamenco es la manera más reivindicativa para expresarme y para demostrar que las mujeres también podemos desempeñar profesiones que hasta ahora han sido masculinizadas.

 

REFERENCIA CURRICULAR

Noelia Heredia González, Madrid, tiene 36 años. Conocida en el mundo del flamenco como la “Negri”, es una percusionista y cantaora profesional reconocida en el circuito del flamenco, sobre todo en el de la capital madrileña. Además es activista diversa y feminista. Empezó a formarse de manera profesional a los 24 años. Tuvo que hacerlo también frente a muchos hombres que consideran que una mujer que toca el cajón rompe con la imagen clásica de este género musical. Fue la ganadora del Certamen “PrK” como solista y acompañante para baile de percusión flamenca, organizado por Guillermo García en Madrid. Así mismo ha sido galardonada, en la categoría “Contribución musical”, por el Ayuntamiento de Baeza en la octava edición de la Gala “Baeza Diversa”. También es premio “Adriano Antinoo” de Sevilla, en reconocimiento a su trayectoria y visibilización en el flamenco.

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