Revista con la A

25 de marzo de 2021
Número coordinado por:
Bethsabé Huamán y Danilo Assis Clímaco
74

Laberintos de la masculinidad

Sexos, Géneros… sobre el deber ser

El género es la construcción sociocultural que sobre la base de los sexos determina identidades, roles y espacios diferenciados a mujeres y hombres. Nacemos con un sexo que nos diferencia, pero nos desarrollamos como hombres y mujeres en la sociedad y el tiempo que nos tocó vivir. Nacemos con un sexo, hombre o mujer, pero lo que somos como hombre o mujer, lo masculino o femenino, lo hemos aprendido como resultado de la socialización y la cultura en la que las personas estamos inmersas.

Los estereotipos, en general, pueden ser entendidos como representaciones mentales interconectadas de creencias compartidas sobre grupos de personas o categorías sociales. Esas representaciones también las denominan representaciones culturales, y dice que son un conjunto de ideas, creencias y significados empleados por la sociedad para estructurar y organizar la realidad; y se transmiten a todos sus miembros a través de diversos mecanismos socioculturales.

En concreto, los estereotipos de género han sido definidos como un conjunto estructurado de creencias y expectativas, compartidas dentro de una sociedad, acerca de las características que poseen -componente descriptivo- y deben poseer -componente prescriptivo- los hombres y las mujeres Por eso los estereotipos de género constituyen la base de la construcción de la identidad de género.

La socialización del género consiste en un proceso de aprendizaje mediante el cual las personas integran un modelo de mujer y de hombre concreto, definido a partir de las normas, funciones, expectativas y espacios sociales que se les asignan como propios. Luego es un proceso de socialización diferenciado mediante el que se asignan los papeles diferenciales, unos roles que ya vienen predeterminados en función del sexo y estos generan estereotipos de género que facilitan la discriminación.

Los estereotipos tienen una función muy importante para la socialización del individuo: facilitan la identidad social, la conciencia de pertenecer a un grupo social, ya que el aceptar e identificarse con los estereotipos dominantes en dicho grupo es una manera de permanecer integrado en él. Los estereotipos y roles de género actúan como una especie de guiones socialmente establecidos que indican lo que es apropiado o no según el sexo al que se pertenece, marcando jerarquías entre los sexos. Al ser transmitidos de forma profunda y poco consciente en el proceso de socialización, parecen naturales, resultan más difíciles de analizar o criticar, y por lo tanto de modificar.

De todas estas afirmaciones podemos concluir lo importante que es para cambiar algunas de las desigualdades, considerar dichos estereotipos de género como un constructo sociocultural, compuesto por las creencias sobre las características diferentes que se asigna a hombres y mujeres por el mero hecho de serlo. Nos encajonamos en esas etiquetas que determinan nuestra identidad, nuestros sentimientos, actitudes y comportamientos para toda la vida.

Los estereotipos tradicionales de género, no son innatos al hombre o a la mujer, es decir, que las concepciones que tenemos de los hombres y las mujeres con sus distintas características no son biológicas, sino que han sido adquiridas a lo largo de la historia y se han ido perpetuando a través de un proceso de socialización en el que las personas han ido construyendo sus identidades en base a dicho sistema de creencias y valores. Esto es a lo que diversos autores denominan “socialización del género”.

El género da lugar a concepciones sociales y culturales sobre la masculinidad y la feminidad, que da lugar a la justificación de la discriminación por sexo (sexismo), entre otras discriminaciones. Las personas aprenden la división de lo masculino y lo femenino mediante actividades cotidianas, donde surgen conceptos que estructuran la percepción y la organización simbólica de ambos géneros.

Las rígidas concepciones están tan extendidas que incluso los rasgos de personalidad masculina y femenina están estereotipados, por lo que al hombre se le atribuyen unos rasgos y a las mujeres otros. Los rasgos de los hombres son los denominados instrumentales, que guardan relación con la competencia, el asertividad y la racionalidad y a la mujer se le adjudican rasgos de tipo expresivos que enfatizan la calidez, cuidado y sensibilidad, más relacionados con la afectividad y la emocionalidad.

 

REFERENCIA CURRICULAR

Mercedes García Ruiz es Sexóloga. Doctora en Psicología. Educadora Social. Especialidad en Psicología Clínica. Máster -Experto en Drogodependencias y SIDA-. Formación en Arteterapia. Experta en Cooperación. Autora de programas de educación sexual con diversos colectivos: jóvenes, menores en protección, personas con discapacidad intelectual y diferentes asociaciones y ONGs. También ha colaborado en el diseño e implantación de programas de educación sexual en Nicaragua y en los campamentos de refugiados saharauis. Docente e investigadora sobre aspectos relacionados con la sexualidad, la educación sexual y la prevención del VIH. Autora de diversas publicaciones sobre esta temática.

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