Revista con la A

25 de noviembre de 2020
Número coordinado por:
Lucía Melgar y Alicia Gil
72

La pandemia de las violencias contra las mujeres

Planetas y objetos celestes

Nuestro hogar, la Tierra, forma parte de un sistema planetario que llamamos SOLAR situado en la Galaxia de la Vía Láctea, compuesto por una única estrella que llamamos SOL, ocho planetas que orbitan alrededor, desde la consideración astronómica, alguno de los cuales posee satélites en menor o mayor grado, además de una serie de cuerpos menores como son los que componen el cinturones de asteroides situado entre Marte y Júpiter.

El espacio interplanetario está lejos de ser un vacío, está lleno de polvo y objetos de muy diferente tamaño, no observables desde la Tierra, que pueden variar desde decenas de metros hasta decenas de kilómetros.  Los objetos menores de 50 metros de diámetro se llaman meteoritos y se estiman en millones los situados en el cinturón entre Marte y Júpiter. Todos están sujetos a las leyes de la mecánica celeste y su movimiento alrededor del Sol suele ser bastante caótico ya que la menor perturbación es suficiente para alterar su órbita y hacer que escapen de su posición precipitándose hacia el espacio interior, algo que los hace peligrosos.         

Desde la época de educación básica siempre estudiamos que existen nueve planetas: Mercurio, Venus, Tierra, Marte, Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno y Plutón. Sin embargo, esto cambió en el año 2006 cuando la Unión Astronómica Internacional clasificó a Plutón, situado en el límite de nuestro sistema donde existe un mundo mucho más parecido a la Tierra de lo que nunca podríamos haber imaginado, como planeta enano debido a su tamaño (2.370 km. de diámetro, dos terceras partes del diámetro de la Luna que mide 3.474), retirándole su status de planeta, a pesar de que entre un concepto u otro apenas hay diferencias salvo la distancia al Sol, su tamaño y su relevancia orbital, algo sobre lo que aún existe discusión entre las y los expertos. Esto es relevante para la Astronomía, no así para la Astrología, a pesar del revuelo que se originó entre ciertos profesionales de la Astrología que no contemplaron la importancia de su influencia astrológica ya que la Astrología es visual. Los diferentes cuerpos celestes siempre estuvieron ahí, producto de la formación del sistema, pero actuaron astrológicamente con posterioridad a su descubrimiento y Plutón tiene, en ese sentido, una relevancia astrológica determinante de la que os hablaré en otro capítulo, con independencia de lo que considere la Astronomía. No “vemos” de la misma forma.  

Por si fuera poco, en noviembre de 1977 se descubre Chiron, después llamado Quirón, considerado el planeta menor más distante conocido, un diminuto asteroide de entre 166 a 180 km de diámetro y a una considerable distancia del Sol. Uno más de los muchos objetos descubiertos orbitando entre los llamados planetas exteriores que se encuentran más allá de la órbita del cinturón de asteroides, por tanto más allá de Marte. Este objeto se comportaba unas veces como asteroide y otras como cometa ya que poseía una cola cometaria según se pudo descubrir posteriormente, dándole el nombre de Quirón debido a su doble naturaleza: asteroide/cometa, en recuerdo al Centauro Quirón, mitad hombre mitad caballo perteneciente a la mitología de Sagitario, cuya relevancia astrológica en el signo es y sigue siendo totalmente relevante. Se reservó el nombre de  Centauros para otros objetos del mismo tipo.

Este descubrimiento volvió a revolucionar a ciertos astrólogos y astrólogas que empezaron a posicionarlo en las cartas astrales y a considerar su influencia, pero de eso también os hablaré en otro artículo más adelante. De momento, desde la Astrología debemos considerar nueve planetas en nuestro sistema, tal y como siempre hemos estudiado, astronómica y astrológicamente.

La posición del cinturón de asteroides situado entre Marte y Júpiter categoriza a los planetas que conforman nuestro sistema en interiores y exteriores. Los interiores son los más cercanos al Sol y de órbita más pequeña, como son Mercurio, Venus y Marte, mientras que los exteriores son los más alejados, y de órbita mayor como son Júpiter, Saturno, Urano, Neptuno y Plutón.

Como curiosidad os digo que a Júpiter la astronomía lo considera un protector de la vida en la Tierra, ya que los asteroides y cometas viajan a gran velocidad por el sistema, algunos escapando de su órbita y precipitándose hacia el interior, por lo que siendo Júpiter el mayor de los planetas hace de escudo protector frenando a todos los objetos planetarios que se acercan peligrosamente, lo que llama la atención ya que Júpiter en su significado astrológico se le conoce como el “gran benéfico” y “protector” de los males que pudieran acecharnos.

Llamamos “luminares” al par Sol y Luna, astronómicamente muy diferentes ya que el Sol representa el centro del Sistema y todo gira a su alrededor además de ser la única estrella con luz y calor propios que presta al resto. Esto le confiere una naturaleza de fuego, luz, distinto, diferente, central y más importante que el resto, valores que se contemplan en su naturaleza astrológica tanto simbólica como psíquica y hasta física. Lo “vemos” durante el día y como astro diurno se relaciona con la consciencia y lo que llamamos “realidad tangible” percibida por los sentidos físicos, haciendo énfasis en la unicidad e individualidad de cada persona física y temperamentalmente.

La Luna en cambio es un pequeño satélite del planeta Tierra sin luz propia ya que su luminosidad procede del Sol; ambos representan no sólo las dos luces propias de la vida en este plano, además, la Luna adquiere relevancia con respecto a la Tierra y sus habitantes ya que, si bien el Sol es cuatrocientas veces mayor que ella, la Luna está cuatrocientas veces más cerca que el Sol  lo que hace que la recibamos con la misma importancia y magnitud, (no hay que olvidar que la Astrología es visual), convirtiéndola, por su posición, en intermediaria entre la Tierra y el Cielo, la Tierra y el Sol, indicando también que es, solo en este sistema, donde adquiere relevancia con respecto a la Tierra y equivalencia con respecto al Sol. Su influencia sobre la vida en la Tierra y sus habitantes puede observarse fácilmente en el comportamiento de las mareas, tanto en los mares terrestres como en los del cuerpo humano ya que nuestro cuerpo, con un porcentaje de agua cercano al 75% que varía en función de la edad y del tejido muscular, también reacciona a su influjo como os explicaré más adelante.                         

De igual manera que el Sol es un astro diurno la Luna es un astro nocturno relacionado con la oscuridad del inconsciente, sus imágenes y sus emociones, difícilmente controlables e incomprensibles para la razón.

Desde la astrología no conocemos la naturaleza de los planetas en su estado puro, ya que su energía la percibimos tamizada a través de los signos zodiacales, por lo que todos ellos, también los luminares, adquieren las cualidades del signo que ocupan en la carta natal de cada persona (más conocida vulgarmente como horóscopo), determinadas por el lugar y momento del nacimiento. Algo de lo que os seguiré hablando en el próximo artículo.

 

REFERENCIA CURRICULAR

María Garrido Bens es astróloga, con una experiencia profesional de 45 años como docente y consultora en el campo de la Astrología tanto personal como mundial. Experta en Lenguaje Simbólico y Mitología aplicada a la Psicología. Profesora de Evolución Mental, Sanación y Meditación. En la actualidad ocupa el cargo de Tesorera de la Asociación con la A.

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