Revista con la A

25 de enero de 2021
Número coordinado por:
Violeta Doval Hernández
73

Marruecos: un balance de las conquistas feministas y los desafíos actuales contado por sus protagonistas

Narges Bazarjani: Artista y arquitecta iraní

Narges Bazarjani

Narges Bazarjani

Narges Bazarjani es una artista y arquitecta iraní nacida en 1979 en la ciudad de Teherán, Irán, dónde vivió hasta los 32 años. Estuvo trabajando como arquitecta y urbanista en Irán durante 12 años y posteriormente se instaló en España. Ha expuesto su obra pictórica en Oslo y España. Desde 2012 se instala en Madrid y, tras realizar un Master en la Universidad Politécnica de Madrid, inicia su Doctorado sobre sociología urbana en 2015. Actualmente colabora en diferentes estudios de arquitectura y ha escrito numerosos artículos científicos disponibles en la web: nargesbazarjani.com.

Narges Bazarjani, el 2 de diciembre en Espacio Abierto, Madrid, delante de la serie “Suscríbete a los hechos”

Violeta Doval: En la serie, “Suscríbete a los hechos” representa figuras humanas hechas con recortes de periódico, ¿quiere contarnos un poco sobre cómo surge?

Narges Bazarjani: Sí, esta serie fue fruto del confinamiento. Estábamos en un estado de emergencia, en un estado de alarma, y como dice Walter Benjamin, “la emergencia siempre tiende a convertirse en la normalidad. Estamos viviendo una etapa muy particular, con el desarrollo de la biopolítica, que preveía Foucault hace cinco décadas.

En el confinamiento, nuestra única ventana al mundo eran los medios de comunicación. En casa, ojeando periódicos, me sentía como una espectadora pasiva. Y de pronto, me abrumó esta pasividad. Sentí que este animal político, que nos llamaba Aristóteles, perdía su capacidad política. Nos convertimos en cuerpos indefensos, en “nuda vida, que llamaba Giorgio Agamben, cuerpos que pueden morir sin ser sacrificados, como un número más… Un cuerpo objeto de un bicho, invisible y las políticas que giraban en torno de este bicho…

Cuadro de la serie Suscríbete a los hechos

Es una serie de cuadros más para leer que para ver: maldita incertidumbre; el mal bicho; un millón de muertos; los rebrotes…

Intenta expresar las noticias de esta etapa, lo que pasó en Estados Unidos, las políticas de Bolsonaro, cómo Putin intentó manipular las elecciones a través de una crisis sanitaria, la cuestión de la Unión Europea… Algunos políticos cuestionaban a las Naciones Unidas, a la Organización Mundial de la Salud. De repente el valor moral, el imperio moral que habíamos construido empezó a cuestionarse.

V.D: En la serie “Estigma de la ciudad” aparecen figuras femeninas mezcladas con planos urbanísticos en miniatura, ¿querrías hablarnos un poco de ellas…?

N.B: En esta serie estudio el límite del cuerpo humano. En la sociedad líquida que vivimos, las fronteras geográficas son incapaces de controlar el espacio y, por ello, vemos que estas fronteras se están traspasando al propio cuerpo. Y es el caso específico del cuerpo de la mujer en la sociedad patriarcal. En esta sociedad, se intenta construir una imagen homogeneizada de la mujer, una mujer cosificada, objetivizada. En estas obras, intento cristalizar esta lucha diaria, este conflicto femenino en el espacio cuadriculador de la ciudad. Esta lucha de la mujer para quitarnos las capas impuestas, literalmente lo representé con diferentes capas sobre el lienzo.  En la mirada se ve que la mujer no se rinde. Se resiste y se rebela frente a esta opresión. Uno de los cuadros de la serie está expuesto en el Departamento de Estudios de Género de la Universidad Española a Distancia (UNED).

Intento cristalizar el conflicto femenino en el espacio cuadriculador de la ciudad

V.D: En su obra utiliza todo tipo de materiales, alambres, espejos…

N.B: Cuando estoy desarrollando una idea en mis investigaciones, necesito expresarlo con las manos, y en imágenes… Y precisamente por mi carrera de arquitectura no tengo límites de materiales. Uso clavos, alambres, tierra, quemaduras… lo que tengo a mano lo uso… Me han preguntado si es escultura, por la libertad de materiales, pero yo no me siento escultora.

Tuve un profesor en la carrera que nos animaba a que, en el momento de las primeras ideas para diseñar pusiéramos diferentes materiales en el suelo para coger ideas… El mismo material te da ideas, cada material te habla… Incluir mapas también es mi pasión…

V.D: Gran parte de su serie representa figuras femeninas … ¿querría hablarnos de “La Nuda vida”?

 

Cuadros de la serie “La Nuda vida”

N.B: Esta esta serie surge de la miniatura persa, del siglo XVI y XVII, que estudié para mi tesis. Quise visualizar estos cuerpos de la mujer, objetivizados por la mirada ajena en los cuadros de la época. Cuerpos mirados desde una visión masculina. Realicé estos collages con pan de oro, pan de cobre, plata, alambres, cuchillas… Se representaba a mujeres “saguii”, quienes servían el vino y trabajaban en tabernas, y se las asociaba a la prostitución… Las quise representar con un aura sobre su cabeza y darles un carácter, un personaje, a parte de cuerpos objetos, darles otra vida…

En la serie de Las chicas de la zapatilla hago un homenaje a las mujeres en el cine iraní y en especial a una película de Rasoul Mollagolipur, que a las chicas de nuestra generación nos afectó mucho. Por primera vez alguien representó lo que habíamos vivido en la adolescencia, visualizó los conflictos que habíamos sentido. Yo tenía unos 20 años y para mí esa película significó mucho.

La Serie La voz confinada está basada en un poema de la poetisa iraní Farrojzad, que me inspiró en el confinamiento. Una mujer muy avanzada para su época, que nos enseñó mucho. En especial, este fragmento de “Otro nacimiento”:

                                              “Ay la voz confinada,

Es posible que la delicia de tu decepción escave una apertura hacia la luz

                                             Ay la voz confinada,

                                             última voz de las voces,

                                             la voz confinada

V.D: La violencia contra la mujer está muy presente en sus cuadros…

N.B: Sí, por ejemplo, en “Una habitación propia” (2019) me basé en la vida de una amiga española que estaba en una familia muy patriarcal, muy violenta, porque el padre era maltratador… Ella soñaba con aprender a coser, e independizarse y vivir sola, pero luego se casó y cayó en algo parecido con otro hombre… no se salvó… La máquina de coser era una apertura para muchas mujeres de la generación de nuestras abuelas. Era la única salida económica, un negocio de las mujeres para las mujeres. Una red solidaria que permitía la independencia económica que podía dar libertad a las mujeres. En el primer cuadro, aparece una mancha roja, porque un día ella vio una mancha en la pared y su hermano le dijo “Es que esta noche, papá ha montado otra”.

Como dice Deleuze, hay que des-territorializar al poder mayoritario. El interés es tener poderes minoritarios. Y ser mayoritario no es cuestión de número sino de quien está en el poder y el hombre, hasta el momento, ha estado en el poder… Hay que ser mujer. Hasta las mujeres tienen que convertirse en la mujer. La mujer, no en el sentido del sexo, sino en su carácter minoritario que siempre, a lo largo de la historia, ha tenido. En las relaciones de poder, en las instituciones del poder, hasta hace poco, las mujeres estaban ausentes.

El trabajo de los cuidados, que se consideraba un trabajo femenino, era despreciado. Hay un sociólogo que dice que cuando empezó la civilización fue cuando, por primera vez, encontramos un hueso roto recuperado… Quiere decir que hubo alguien que lo había cuidado… El cuidado es un trabajo superimportante, y es considerado femenino, que en la sociedad moderna se desvaloró, pero ahora sabemos que es la esencia de la humanidad…

V.D: ¿Cómo has vivido esa desigualdad de género en tu trabajo como arquitecta?

N.B: Bueno, ahí la cuestión de clase tiene un papel muy importante. Por ejemplo, yo he trabajado en las obras, como jefa de obras, en Irán, y nunca tuve un conflicto con los empleados de la obra porque había una jerarquía marcada. Mis grandes conflictos se daban con los compañeros de mi misma clase social que trabajaban conmigo en la oficina… No podían soportar que una mujer fuese la mujer jefa del estudio. Yo necesitaba justificar todo, era un sobre-esfuerzo, me cansaba tenerme que justificar ante cualquier pequeña cosa. Si lo dice un hombre, nadie le pide una justificación.

Estudiando en la Universidad no lo percibí tanto, había muchas mujeres en arquitectura, muy buenas, que son representantes de la arquitectura a nivel internacional…

V.D: En el cuadro Éxodo, trata el tema de las migraciones…

N.B: Este cuadro representa para mí el emigrar, huir de tus raíces, ir dónde no sabes lo que hay ni lo que te espera. Hay una escalera central, que no se sabe dónde va. Partiendo de una realidad terrible, y sin saber hacia dónde vas, como las migraciones en el Mediterráneo, no sabemos de dónde vienen… Todo este itinerario, viajes, de Teherán a Madrid, pasando por Turquía, Noruega, … me dio una visión más amplia y transversal del ser humano y en relación con su contexto. Ser una mujer inmigrante, refugiada, te da una visión, lejos de tus raíces, distante de tus orígenes. Siempre intento desarrollar esta visión en mis cuadros y mis escritos. Mis cuadros van en paralelo con mis textos.

Cuando ves diferentes culturas, te das cuenta de lo parecido que somos todos los seres humanos, el camino parecido que cruzamos… llegas a la esencia de la humanidad.

V.D: ¿De dónde se siente ahora?

N.B: Dicen que una se siente del lugar donde ha tenido emociones muy intensas. Mis emociones más intensas eran de Teherán. Ahora empiezo a dudar porque aquí, en España, estoy viviendo cosas muy intensas…

V.D: ¿Quién le inspiró en el mundo del arte, había artistas en su familia?

N.B: En el arte me inspiró mi tía grafista. Ella vivía en un edificio con mi familia y me encantaba pasar y ver su trabajo. Trabaja en el mundo de la publicidad y grafismo y de adulta pintábamos juntas. Cuando eres pequeña te preguntan ¿qué quieres ser? y siempre se dice médica o ingeniera en Irán… el sueño de todas las chicas de mi época… A mí me gustaban mucho las matemáticas y el arte y me recomendaron arquitectura.

V.D: Pronto podremos leer su Tesis Doctoral… ¿Podría adelantarnos de qué trata?

N.B: El tema de la tesis es el cuerpo y el espacio semántico. Estoy estudiando distintos tiempos y espacios en el mundo de la corriente islámica chiita. El espacio colectivo e individual en el mundo chiita. También analizo la construcción de la Meca, que es sunita, y la mitología del origen de esta ciudad con la figura de Agyar, una esclava, concubina de Abraham, a la que expulsaron y acabó construyendo esta ciudad… Aunque luego esta figura desapareció en la religión islámica. Pero yo no lo estudio ni como historia ni religión, sino como mitología. Otra parte de la Tesis es sobre la ciudad iraní de Isfahan, que está en el origen del Irán moderno del siglo XVI y XVII, dónde por primera vez se forma un Estado chiita en Irán, un país que era antes mayoritariamente sunita, y cómo se convierte al chiismo, y esto se cristaliza en la ciudad de Isfahan. Hay un filósofo Dair Chaiban, que habla sobre la esquizofrenia de la sociedad iraní al tener dos mentalidades, una es sobre el chiismo y otra del antiguo imperio persa, y estas dos “personalidades” siempre están confrontándose. Esto se cristaliza en un modo de construcción arquitectónica específica. También trato la época actual de Irán, la construcción espacial de la ciudad actual.

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