Revista con la A

25 de enero de 2015
Número coordinado por:
Isabel Requena
37

Ellas en las Artes Escénicas

Michel Petrucciani o la metáfora de la diferencia de Género

cine-37Tal vez alguien conozca a este gran pianista y compositor de jazz francés. Yo no lo conocía hasta que pude ver el documental realizado por Michael Radford en 2011.

Este talentoso artista que sólo vivió 37 años (Orange 1962 – New York 1999) padecía osteogénesis imperfecta, por lo que sólo se desarrolló hasta llegar a duras penas al metro de altura. No podía caminar por lo que debía ser cargado la mayor parte del tiempo; sus huesos sufrían constantes fracturas, especialmente durante la ejecución musical. Sin embargo, lo que el documental enfatiza es que, a pesar de esas grandes limitaciones físicas y de salud, logró realizarse no sólo como artista (basta ver su amplísima discografía) sino como persona (cinco esposas y un hijo).

Este documental, por lo demás excelente, me hizo pensar que la mayor suerte que tuvo Michel, en medio de la cantidad de circunstancias desfavorables en su nacimiento, fue la de nacer hombre porque hubiera sido muy difícil que consiguiera los mismos logros siendo una mujer. De los logros musicales, es posible que con empuje, suerte y mucho apoyo, “Michele” hubiera conseguido hacerse escuchar y ser reconocida por su talento. Pero casarse y tener hijos, eso hubiera sido imposible.

Imposible no sólo porque la osteogénesis imperfecta imposibilitaría su cuerpo a cualquier concepción, tal vez incluso a una vida sexual activa, sino porque para lograr la pareja, el amor, habría tenido que dejar de lado su cuerpo. Radford nos presenta el testimonio de las mujeres que fueron sus esposas, grandes admiradoras del artista y del genio de Michel. Ese olvido de la apariencia y de lo físico para con él hubiera sido casi imposible hacia una mujer que debe ser bella y que de no serlo debe al menos tener un cuerpo agradable, abnegación o devoción, cualidades que compensen el incumplimiento del imperativo que la sociedad les manda: cuidado, entrega, sacrificio.

Creo muy difícil, ojalá me equivocara, que si Michel hubiera nacido “Michele” hubiese logrado que uno o más hombres se interesaran en ella por su interior, más allá de su tamaño, de su apariencia, de sus limitaciones y no sólo estuvieran dispuestos a amarla por lo que era interiormente sino a cuidarla, a cargarla, a atenderla, a servir a su carrera artística de manera total e indefinida, según la duración de su amor. Y es que, además, Michel tuvo la dicha de no dejar de ser amado nunca: ninguna de ellas lo abandonó, lo dejó, se cansó; por el contrario, sus constantes giras hicieron que él cambiara a sus parejas para reemplazarlas por aquellas que podían acompañarlo en su carrera musical, sin tener un día de soledad o desamor.

Los posibles maridos de “Michele” habrían tenido que conformarse con ser la pareja de la gran pianista, aceptar sin conflicto que fuera ella la de los grandes ingresos y los titulares en el periódico, la que recibiera todas las miradas, por su talento. Y ellos, con el corazón erguido, sentarse a su lado y cuidarla cada minuto, como a un bebé, admirar esa gran personalidad, esas mágicas manos, esa gloria, sentir plenitud por ayudar y ser parte de su música.

Así, creo que Michel Petrucciani, en su documental, nos presenta la gran metáfora de la diferencia de género y la gran injusticia que significa para las mujeres ser definidas por la apariencia, por la belleza, el cuerpo y, además, por el rol social, sin dejar el camino libre para encontrar el propósito de sus vidas. La gran bendición de Michel fue el haber vivido sin marginación, insertado completamente en la sociedad.

Lo que he planteado no es sólo imaginar qué hubiera pasado con la hermana de Shakespeare -si hubiera querido escribir, como lo pensó Virginia Woolf-, sino ir un poco más allá y pensar en la hermana de Shakespeare en el cuerpo de una mujer con osteogénesis imperfecta o con cualquier otra diferencia que la aleje diametralmente de Barbie.

El día que veamos matrimonios o parejas de esta naturaleza, Micheles realizándose en lo profesional y en lo emocional, no abandonadas o ultrajadas, no vituperadas o marginadas, sino cuidadas, acogidas, respetadas, en un concierto multitudinario, entre sus amigas, entre su familia, entonces, habremos tal vez llegado a la utopía de la igualdad de género, a trascender como objetos de deseo y ser humanas…

 

bethsabeREFERENCIA CURRICULAR

Bethsabé Huamán Andía es Crítica de cine. Escritora y Feminista. Licenciada en literatura, magister en estudios de género y estudiante del programa de doctorado en español y portugués en la Universidad de Tulane, Nueva Orleans.

 

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