Revista con la A

25 de mayo de 2019
Número coordinado por:
Lucía Melgar
63

Exiliadas y represaliadas del franquismo

“Los momentos históricos te marcan”: Maricarmen de Lara

Mª Carmen de Lara

Mª Carmen de Lara

Cineasta, profesora, hoy encargada de la Escuela Nacional de Artes Cinematográficas de la UNAM (antes CUEC), María del Carmen de Lara se abrió camino en el cine cuando pocas en México lo hacían. Recuerda todavía cómo el solo peso de las cámaras hacía difícil la tarea para las mujeres, además de los obstáculos para obtener financiamiento que enfrentaba quien quisiera hacer un cine crítico o, más difícil, un cine feminista.

“Los momentos históricos te marcan”, afirma al recordar su trayectoria desde la salida de casa de sus padres a los 18 años, en los 70, cuando eso no se usaba, hasta hoy en que, tras dirigir y lograr convertir el Centro Universitario de Estudios Cinematográficos en Escuela Nacional se dispone a dejar la institución y dedicarse de nuevo a filmar, en vista de campañas de desprestigio que han dificultado su trabajo en el último año. Si, como mujer, hacer cine no ha sido sencillo, romper inercias y vicios en una institución exige perseverancia y fortaleza.

Formada en una escuela activa donde aprendió que “podía participar y abrir la boca” y perteneciente a una generación en que las mujeres buscaban un lugar distinto en la sociedad, combinó sus estudios en pedagogía con tres trabajos para mantenerse, entre otros en el Centro de Capacitación Cinematográfica donde le nació el interés por estudiar cine. Como le pedían una carrera anterior, entró al CUEC, donde sólo había dos o tres mujeres. Ahí encontró a profesores de izquierda con una visión crítica del Estado y trabajó como asistente. Quería ser fotógrafa pero cargar cámaras de 12 kilos era muy difícil. Hoy la tecnología ha abierto muchas más posibilidades a las mujeres, con cámaras ligeras y hasta un celular con el que se puede filmar, aunque no hacer cine profesional.

En los 70 y 80, Maricarmen se interesa por la relación entre mujeres y poder, lee a Kolontài y a otras feministas. Desde entonces lee mucho para hacer sus películas, siempre sobre temas de mujeres, ligados a la vida cotidiana en una variedad de ambientes. Así, ir a bailar a bares donde había trabajadoras sexuales le inspira “No es por gusto” (1982), un documental en que, a diferencia de las películas de “ficheras”, se interna en la vida cotidiana de estas mujeres.

Mª Carmen de Lara (años 80)

Para las mujeres, participar en el cine en esa época era difícil, se les estigmatizaba con sospechas de haber llegado por tener una relación con algún hombre y se pensaba que “las mujeres daban mala suerte en las filmaciones”. Como sabía que no toleraría el acoso y el autoritarismo de directores reconocidos, machistas, Maricarmen prefirió no trabajar con ellos, aunque se lo ofrecieron. Su trabajo más conocido se ha centrado en las mujeres, pero su documental “No les pedimos un viaje a la luna” (1986), sobre las costureras en el terremoto del 85 en la Cd. de México, fue el que le valió el prestigioso premio Ariel. Por decir en la ceremonia, ante el presidente de la república, que el mejor premio era “pasar la película”, los súbditos del poder la tacharon de “revoltosa”, aun cuando el presidente tuviera otra actitud, y le cerraron muchas puertas.

Su única película de ficción, una comedia crítica “En el país de no pasa nada” (2000), pudo hacerla gracias a una beca que obtuvo porque ese año el concurso fue abierto. Esta experiencia en el cine industrial le permitió captar aún más las honduras del machismo en este medio vertical y masculino, influido por Hollywood. Los técnicos, por ejemplo, le decían “Sí, señor”, ¡en 1999! Uno de ellos, que tenía que explicarle los efectos especiales de una escena, se dirigió siempre al fotógrafo, no a ella. Al final, ella le dijo que ella tomaría la decisión final y que le explicara el efecto que le interesaba, mirándola a los ojos. “Lo veo todavía hoy. Hay hombres que cuando estás decidiendo no pueden verte a la cara, no pueden aceptar que estés en ese lugar y tomes decisiones”. También cuestionan los conocimientos que tenemos: “Me dicen: ‘Es que tú no sabes, es que no eres de aquí’ y pregunto: ‘¿por qué crees que no sé? ¿Qué es ser de aquí?’”. El interlocutor entonces busca excusas pero es evidente que una mujer en una posición de poder le resulta incómoda.

Maricarmen plantea que este tipo de situaciones se modifica en la medida en que “vemos más cuerpos femeninos en el poder”, aunque esto no implica que tengan una visión feminista. El techo de cristal tiene que ver con esas resistencias machistas, con un ejercicio del poder vertical, en la política o en el cine, con “maneras de ejercer el poder que las mismas mujeres se apropian”. Estar o no cerca del poder, cuestionarlo o no, cierra o abre puertas.

Las mujeres que hacen películas con una visión feminista, crítica e independiente, con documentales premiados incluso, no tienen acceso a las grandes cadenas de distribución

De los 90 en adelante, el Estado dio espacios a mujeres cineastas pero no quería mujeres críticas. Hay directoras que han hecho películas “taquilleras” que presentan asuntos de mujeres pero no desde una visión feminista. Quienes hicieron películas con una visión feminista en los 80-90 e incluso las que hacen hoy cine crítico, independiente, documentales premiados incluso, no tienen acceso a las grandes cadenas de distribución. Existe un público heterogéneo, interesado en el cine hecho por ellas, pero éste suele presentarse en espacios pequeños, marginales.

En el caso de Maricarmen, su interés en temas sociales y feministas, la alejó de financiamientos oficiales y la llevó a acercarse a ONGs feministas para las que hizo documentales, por ejemplo sobre los problemas de mujeres indígenas o “Paulina”, acerca del caso de una chica violada a quien se le negó un aborto legal. Además de esta fuente de financiamiento, las becas McArthur y Ford le permitieron hacer documentales que a ella le interesaban. También fue importante para su trabajo haber fundado con su pareja la compañía productora Calacas y Palomas, que le permitió aprovechar mejor los fondos que obtenía. 

Los temas de su obra se centran en la vida cotidiana de mujeres que enfrentan al sistema patriarcal, en sus aspectos más obscuros, como “Expedientes” (2011), acerca de mujeres presas por abortar, o más luminosos, como “¿Más vale maña que fuerza?” (2007), donde chicas futbolistas, boxeadoras o luchadoras cuentan cómo han roto con los estereotipos de género. También le dedicó un film a la poeta y activista feminista Alaíde Foppa (2014) y se ha ocupado de la lucha por los derechos de las mujeres, con “De la propuesta a la protesta”, y por la libertad de expresión, con “Voces silenciadas, libertad amenazada” (2008). En la serie de televisión “Los habitantes de Ciudad Bolero”, hizo un homenaje a sus padres que amaban este género y a las grandes compositoras mexicanas que, rompiendo paradigmas, lo engrandecieron: María Greever, Consuelo Velázquez, Mª. Elena Valdelamar…

Además de su amplia e impactante producción, Maricarmen ha formado a nuevas generaciones, en la Universidad Metropolitana (UAM), donde ha enseñado por 20 años, y a través de Andén A.C., asociación que fundó para dar capacitación en comunidades indígenas para que ellas mismas cuenten sus historias a través del cine. Su labor docente e institucional culmina con la dirección del CUEC desde 2015, cuya transformación en ENAC recién aprobó la UNAM, proyecto al que dedicó sus energías en los últimos años. Que en vez de presentar su candidatura para dirigirla, como era lógico, Maricarmen se disponga a dejar el puesto en breve, es paradójico y lamentable. Prevalecen redes de poder que, en vez de premiar, castigan a quien decide construir y mejorar la realidad.

Cineasta feminista, siempre con la mirada hacia adelante, Maricarmen planea ahora filmar “Del acoso al acuse”, documental en que toda mujer que haya enfrentado la injusticia se verá reflejada.

Artículo realizado por: Redacción

 

REFERENCIA CURRICULAR

Maricarmen de Lara es una cineasta y docente mexicana, feminista, con más de 30 años de trayectoria cinematográfica, directora de más de diez documentales, series y una película de ficción.  Entre otros, ha sido premiada con el Ariel (México, 1987), el Colón de Oro (Huelva, 1988), premios del Festival de Cine de Guadalajara.

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