Revista con la A

25 de julio de 2019
Número coordinado por:
Ainara Machain
64

Visibilidad y diversidades lésbicas: nuestra identidad es política

La sexualidad infantil, una mirada diferente

La sexualidad infantil es diferente a la sexualidad adulta; está poco diferenciada y organizada en relación con la de las personas adultas. Se trata de una dimensión sexual, afectiva y social. Los significados son diferentes para niños o niñas y personas adultas, es importante no ver con ojos de persona adulta lo que hacen las y los niños.

La necesidad de vinculación y apego en la infancia facilitan sentimientos de seguridad y protección. Así se aprende la comunicación íntima, a reconocer y expresar emociones. El contacto corporal y la comunicación con las figuras de apego pueden ser decisivas para establecer una sexualidad que se viva con tranquilidad. Es importante mostrar afecto y que puedan expresar sus emociones.

En la infancia es importante cómo se resuelve su curiosidad, se responde y abordan sus preguntas, satisfacerla con una buena información sobre sexualidad. La falta de respuestas ante sus dudas convierte lo sexual en prohibido. La espontaneidad infantil puede desaparecer si no se ofrecen respuestas adecuadas y sinceras. Si se habla de sexualidad, aprenderán a hablar y llenar de contenidos y significado esta palabra. No basta dar información adecuada, es importante que sus modelos vivan y se expresen como cada cual es. 

Está la curiosidad por explorar el propio cuerpo y el de las y los iguales. La autoestimulación infantil tiene como objeto la autoexploración y también el placer. Pero sus significados son diferentes en la infancia y la edad adulta. Los gestos, las consignas, los límites que se establezcan y la coherencia de éstos con otros comportamientos harán que lo “que tiene que ver con lo sexual” vaya hacia lo íntimo o privado o hacia lo público.

Los niños y las niñas pueden jugar a tocarse o a desnudarse por varias razones entremezcladas: curiosidad, imitación, juego… La clave está en la actitud de las personas adultas frente a estos juegos. Es importante no ver con ojos de adulto o adulta lo que hacen los niños o las niñas y tener en cuenta las particularidades de cada menor.

En la construcción de la identidad sexual, niños y niñas se van dando cuenta de que pertenecen a un sexo y no al otro. Hacia los dos años se autoclasifican en función de lo que parecen. Sobre los seis años suelen sentirse chicos o chicas. A partir de esta edad, ya casi todos se sienten chico o chica, independientemente de sus gustos, e incluso de sus genitales. Es lo que se llama constancia sexual.

Lo que a estas edades un niño o una niña consideran que les hace identificarse como tal, tiene que ver con el género o construcción social que hace que algunas conductas, juegos, formas de expresar los sentimientos sean consideradas de chicos y otras de chicas. La diversidad sexual tiene en cuenta las identidades sexuales, orientaciones del deseo y los géneros como dimensiones diferentes y en relación que son inherentes a las personas.

A partir de los seis años siguen cambios graduales, se incrementa su curiosidad por saber y empiezan a tomar conciencia de la moral sexual adulta, que se interiorizará como reglas fijas, universales y eternas.

Los medios de comunicación van a proporcionar numerosos modelos de conducta sexual. El aprendizaje por observación es fundamental en sexualidad, pero en estos medios hay demasiadas ausencias, demasiadas distorsiones. Son de gran importancia los modelos reales, las figuras de apego o aquellas figuras de referencia para ellos y ellas. Con alguno de estos modelos puede producirse la identificación, que es más potente que la imitación. Se trata de ofrecer modelos no perfectos y si reales.

 

REFERENCIA CURRICULAR

Mercedes García Ruiz es Sexóloga. Doctora en Psicología. Educadora Social. Especialidad en Psicología Clínica. Máster -Experto en Drogodependencias y SIDA-. Formación en Arteterapia. Experta en Cooperación. Autora de programas de educación sexual con diversos colectivos: jóvenes, menores en protección, personas con discapacidad intelectual y diferentes asociaciones y ONGs. También ha colaborado en el diseño e implantación de programas de educación sexual en Nicaragua y en los campamentos de refugiados saharauis. Docente e investigadora sobre aspectos relacionados con la sexualidad, la educación sexual y la prevención del VIH. Autora de diversas publicaciones sobre esta temática.

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