Revista con la A

25 de mayo de 2019
Número coordinado por:
Lucía Melgar
63

Exiliadas y represaliadas del franquismo

La historia se tergiversó. Entrevista a María Luisa Capella

Mª Luisa Capella

Nacida en México, hija de madre y padre exiliados que llegaron al “país de acogida” en el 39 ó 40, María Luisa Capella ha dedicado largos años al estudio del exilio español. Hoy es coordinadora del Centro de Estudios de Migraciones y Exilios de la UNED, ubicado en la planta baja del Ateneo Español de México, lo que simbólicamente une a la emigración del siglo pasado con las nuevas migraciones que, en condiciones contrastantes, hoy atraviesan México.

María Luisa cuenta que su padre, médico, era director del hospital provincial de Almería cuando, “por una denuncia envidiosa y falsa ante las autoridades fascistas de que atendía sólo a los republicanos, los propios colegas médicos republicanos lo sacaron de España como si fuera del servicio secreto para salvarlo de las órdenes de fusilamiento que habían expedido los mandos franquistas”. Él partió primero para México, mientras que su esposa salió a Francia por los Pirineos, a pie, como decenas de miles de otras personas que huían de la guerra en pleno invierno. Luego, ella y sus hijoa e hijo pequeño, ambos nacidos en España, se reunieron con el padre.

“Muchas de las mujeres fueron el enlace con la sociedad mexicana. Eran las que iban al mercado y hablaban con todo el mundo. Aprendieron mucho más rápido del país y de la sociedad que los recibía; los hombres tenían la necesidad de sacar adelante a la familia y los primeros años con la obsesión de la vuelta. Mi padre se dio cuenta pronto que no volverían y, cuando yo nací, mis padre y mi madre ya eran mexicanos nacionalizados. Al finalizar las razones del exilio, ellas –sugiere– no tenían ansias por volver por que ya habían tenido que romper muchas veces el “centro” que era la casa y la posibilidad de volver a España era tener que volver a empezar.”

Su padre, a los mayores les envió a uno de los colegios fundados por el exilio, el Madrid, que aún existe. A ella y a su hermano menor a escuelas bilingües. En el Mexico City, una de estas escuelas, María Luisa sintió cierta distancia con las niñas de esa escuela, que era bastante cara y por lo tanto el alumnado pertenecía a  otra clase social. En su casa, su madre les hacía la ropa. Ella y sus hermanos se pasaron la infancia con “abrigos de muy buena vuelta”. Como  en muchas otras familias, los recursos no abundaban.

Los colegios del exilio no adoctrinaban, enseñaban a aceptar la diversidad, la homosexualidad, por ejemplo, “sin aspavientos”, a respetar a las y los demás

En el Colegio Madrid, donde ingresó para hacer la preparatoria (bachillerato), en cambio, se sintió muy bien. Ahí no se sentía marginada, no entraba la cuestión de clase, era “parejo”. Los colegios del exilio no adoctrinaban, enseñaban a aceptar la diversidad, la homosexualidad, por ejemplo, “sin aspavientos”, a respetar a las y los demás. María Luisa no se sentía particularmente española y a la fecha no tiene “nostalgia de España” aunque a lo largo de su vida ha estado más cerca de ésta que, por ejemplo, su hermana  mayor, nacida allá. Se identifica en cambio con los valores de la República, aquellos inscritos en un cuadernillo que contenía los Mandamientos de la República Española, como el respeto a la dignidad, la justicia, la educación. Estos son principios, dice, que México compartía entonces, que sus padres le inculcaron y a los que ha tenido “necesidad de responder” a lo largo de su vida.

Su interés por el exilio, como objeto de estudio, surgió en la Universidad ya que el profesorado alentaba al alumnado a estudiar a los poetas del exilio, “que entonces no formaban parte del canon”. A México había llegado una generación de poetas ya formados, como Emilio Prados, Luis Cernuda, Pedro Garfías, Concha Méndez, Altolaguirre y un largo etcétera, a la que después se añadió la de jóvenes llegados al país en la adolescencia que se hicieron poetas aquí, entre ellos Luis Rius, Souto y Tomás Segovia. Luego participó en un proyecto de historia oral -Palabras del exilio- que se financió con fondos españoles y mexicanos. A través de este proyecto, descubrió la “diversidad del exilio”, que no estaba compuesto sólo ni en su mayoría por intelectuales, como planteaba la versión oficial mexicana. Sí representaban una España selecta porque eran personas que “habían participado en cambiar la sociedad”,  pero las y los intelectuales sólo constituían el 25%; había de todo. 

En el exilio, hubo mucha gente que pasó “la pena negra, pero salió adelante porque sí había una afinidad en lo que se pensaba que debía ser la sociedad (en México). En el gobierno y en la sociedad  mexicana había gente que compartía las ideas republicanas” y que empezó a enviar a sus hijos e hijas a colegios del exilio, donde se educaba conforme a éstas.

A la luz de su experiencia como hija de exiliados y estudiosa del exilio que, además, vivió varios años en España, María Luisa echa una mirada crítica hacia las versiones de la historia de la guerra civil y hacia la condición de las migraciones actuales en México y en el mundo.

“La historia de la guerra ‘se tergiversó’, comenta. Con la transición en España se intentó crear una historia ‘a modo’ para favorecer, la reconciliación, sugiere. Como si hubiera sido ‘una guerra de hermanitos’. Así no fue. ¿Cuál es el origen?” se pregunta. Y responde: “un golpe de Estado. El pacto de no intervención, añade, dio pie a la presencia de Franco en Burgos. En vez de crear versiones sesgadas, ‘hay que mirar la historia de frente’. Reconocer, por ejemplo, que la Ley de amnistía sirvió más para los torturadores, que para las víctimas. Que en la transición no se reconoció al partido Republicano. Se tienen que reconocer lo 75 años de silencio que ha habido acerca de los hechos y del exilio. Por no hacer memoria, por no haber hecho la ‘anagnórisis’, hay quienes en España ‘siguen defendiendo a Franco’, como se ha visto en el debate acerca del Valle de los caídos en meses recientes.

El exilio español no es un legado terminado sino una herencia viva, abierta a sus descendientes y a quienes quieran acercarse y aprender a valorarla

¿Qué le inspira este 80 aniversario del exilio español? “Reconocer la unión de dos culturas, no ver a España o el exilio con nostalgia sino ‘con afán de aprender’,  aprender de la experiencia política y también que se puede querer a otro país ‘como si fuera el tuyo’”.

Aunque no abordamos directamente el tema, María Luisa aludió a una realidad que hoy conoce desde el CEME, donde trabaja desde 2010: las corrientes migratorias que atraviesan México en camino hacia Estados Unidos. Si contrastamos su situación con lo que ella nos ha contado acerca del exilio español (tampoco aplaudido siempre de manera unánime por la sociedad mexicana), puede decirse que, a diferencia de quienes llegaron en los años 30 y 40 del siglo pasado, las personas que cruzan la frontera sur no llegan a “un país de acogida sin exigencias”. México hoy no apoya a las poblaciones centroamericanas, sudamericanas, africanas, como lo hizo antes con  la española, chilena y argentina. No perviven los valores de entonces y el contexto internacional es hostil.

Desde el CEME, a la vez que participa en la difusión del legado del exilio y en la organización de actividades para conmemorar este 80 aniversario, María Luisa ha colaborado también en actividades culturales en torno a esos otros exilios. Por ejemplo, mediante un concurso de documentales y video acerca de “exilios y migración” que ya lleva cinco años y ha permitido dar a conocer films de gran calidad, así como conferencias y mesas redondas.

Por otra parte, por amor a la obra del poeta Tomás Segovia, quien fuera su compañero muchos años, María Luisa se ha hecho cargo de su preservación y difusión. Los ensayos completos del poeta están ahora en proceso de publicación. Más que cerrar el círculo, así se abre: el exilio español no es un legado terminado sino una herencia viva, abierta a sus descendientes y a quienes quieran acercarse y aprender a valorarla.  

Entrevista realizada por: Lucía Melgar

 

REFERENCIA CURRICULAR

María Luisa Capella es investigadora y académica. Fue profesora de la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM, dirigió la sucursal del Fondo de Cultura Económica en Madrid y fue representante de la UNAM en España. Sus investigaciones se han centrado en el exilio español en México. Actualmente trabaja en el CEME de la UNED en México

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