Revista con la A

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Imperdible 1ª parte. Medios de comunicación y familias mono

Photo by Jennifer Murray

Con motivo del día de la madre nuestras familias fueron uno de los objetivos de los medios. Se tocó por encima la conciliación, se dio cancha a los laboratorios especializados y, sobre todo, una vez más, se resaltó la pobreza que padecen nuestras familias avalada por numerosos estudios (somos el colectivo sobre el que recaen más informes y no sabemos muy bien por qué). Pero, por desgracia, la pobreza también afecta a miles de familias biparentales que dependen de un solo salario o dos muy precarios, también a muchas familias numerosas, etc… Pero las nuestras deben ser las únicas familias que de primer apellido llevamos “pobreza”. Es decir, si soy monoparental soy pobre.

Contratos basura, salarios de miseria, precariedad generalizada… Hoy en día tener un trabajo no significa tener un salario digno para vivir. Así es la situación socioeconómica de nuestro país y no está representada, como se pretende, solo por nuestras familias.

Además, resulta muy difícil entender que, si somos tan pobres, ¿cómo se pretende aliviar nuestros problemas troceando nuestro colectivo en función del número de hijos e hijas que tengamos, dando desgravaciones fiscales que solo pueden beneficiar a ciertas rentas? Parece que nuestra pobreza cotiza…

Somos conscientes de la fina línea que separa la monoparentalidad de la pobreza y con qué facilidad se rompe. Comprobamos cada día cómo muchas mujeres con una cualificación profesional superior, diplomadas universitarias, exmilitares, etc.  tienen que aceptar trabajos en sectores feminizados y muy mal pagados.

Estas extraterrestres y valientes mujeres hacen milagros todos los días. Trabajan y crían a su prole con responsabilidad, cuidan su alimentación, vigilan su salud, se implican en su formación académica y cultural, trasmiten a sus hijos e hijas valores como la igualdad, el esfuerzo y la superación. Son brujas que practican la magia con el control de su tiempo y el malabarismo con su economía doméstica, y sus escasos ingresos impiden que puedan acceder a prestaciones sociales que les permita aliviar su carga.

Estas familias ante cualquier imprevisto que sufran (por ejemplo, una baja médica) rompen la línea que separa la monoparentalidad de la pobreza.

Una cosa tenemos clara: siempre seremos las más vulnerables. Nuestras familias están encabezadas mayoritariamente por mujeres, pero da igual que la encabece un hombre. Aquí sí hay igualdad de sexos: la familia dependen de una sola persona, y si a esta le pasa algo, se descabeza la familia.

Nos hacemos las siguientes preguntas:

¿Por qué la prensa solo resalta nuestra pobreza? ¿Por qué “se esconde” la del resto de familias? ¿Por qué se presenta la Ley de Familias Monoparentales como un remedio para solucionar la pobreza? ¿Tan egoístas somos que solo queremos soluciones para nosotras?

Si escucharan un poco oirían que para solucionar la pobreza de todas las familias se necesita una verdadera política de familiar, algo que en este país nunca se ha hecho.

Próximo imperdible: Ley Familias Monoparentales, poco que ver con la pobreza, mucho con la equidad familiar.


Artículo original: Imperdible 1ª parte. Medios de comunicación y familias mono Imperdible 1ª parte. Medios de comunicación y familias mono

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Secciones: FFM Isadora Duncan
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