Herramientas tecnológicas stop compositoras
Si partimos de la base de que el trabajo femenino no está valorado y que cuando un trabajo, tradicionalmente masculino o reservado a los hombres, empieza a ser también un trabajo hecho por mujeres, esto es se feminiza, empieza a ser devaluado, lo cual tomamos en su sentido más literal, esto es, pérdida o ausencia de valor social que se traduce en pérdida o ausencia de valor económico, entonces comprenderemos porqué los espacios de poder todavía hoy reservados a los hombres siguen siendo vedados a las mujeres, eso sí, de una manera sutil e invisible y, precisamente por ello, hay que analizar los números, los datos más objetivos de que disponemos y no dejarnos embaucar por “ruedas de molino” que, por supuesto, negarán que haya, hubo o incluso habrá, en futurible, discriminación en ámbitos laborales por razón del sexo.
Todo este prolegómeno viene al caso de uno de los campos más discriminativos dentro de la música. Me estoy refiriendo al Género Electroacústico, o Composición Asistida por Ordenador, o Informática Musical, o Música Electrónica o Música y Nuevas Tecnologías, o ese gran cajón de sastre que en España se ha puesto de moda y que se denomina Arte Sonoro.
La creación musical con ayuda de las nuevas tecnologías, como los franceses denominan a este amplio Género Musical, viene siendo, desde sus orígenes, un territorio masculino por definición: las máquinas son para hombres… y la cocina para las mujeres, falta por añadir.
Los grandes centros de creación electrónica, en los años 50 del pasado siglo, fueron usados y explotados exclusivamente por hombres: Berlín, París, Urbana, Columbia o Padova, por citar los centros históricos de la Música Electrónica, se alimentaron de producción y pensamiento exclusivamente masculino. Pero los 90, con la “popularización” de determinados ordenadores personales o sintetizadores, más o menos accesibles desde el punto de vista económico, no fueron mejores. Pauline Oliveros, compositora estadounidense a la que en esta revista vamos a dedicar -espero más pronto que tarde- uno de nuestros artículos dedicados a la música, fue durante décadas “la compositora” en los encuentros internacionales de la ICCM (International Conference Computer Music). Su persistencia y talento la ha llevado finalmente al lugar que, sin duda, se merecía desde el principio y espero que, a estas alturas, cualquier compositor que se precie de trabajar e investigar con los nuevos útiles informáticos aplicados a la música, conozca y reconozca a esta enorme compositora.
El francés IRCAM (Institut Recherche Composition Acoustique et Musique), tótem de las nuevas tecnologías aplicadas a la creación musical, fundado en los 70 del siglo pasado por el Ministerio de Cultura y situado en lo más céntrico de París, con toda la infraestructura necesaria para la creación, la investigación y la difusión de este género musical, adolece igualmente de aportaciones femeninas que no sean meramente testimoniales, de nuevo ejemplos más o menos para “cubrir el expediente”, cuando no para argumentar que “las mujeres no sirven para estar con el ordenador o con la mesa de mezclas”, como tan a menudo se puede escuchar en pasillos y lugares privados, jamás en públicos.
El nuevo poder que, sin duda ninguna, son las nuevas tecnologías: quien las posee, quien las utiliza y explota y quien decide su uso y difusión, o no, sigue siendo un terreno del que silenciosa y sutilmente se excluye a las mujeres, a las investigadoras, a las compositoras, a las creadoras, como colectivo, como la mitad del todo, los ejemplos testimoniales no son suficientes y no nos sirven, necesitamos ser la mitad, pues es lo que nos corresponde, es nuestro derecho.
El tema, lo estamos viendo, da para mucho más, así que continuaremos.
REFERENCIA CURRICULAR
Marisa Manchado Torres. Nace en Madrid educándose en el Colegio Estilo. Estudia en el conservatorio, la UCM y UP Comillas (Psicología); es Maitrise y DEA de la Université Paris VIII. En 1982, abre el debate de la música de mujeres con el programa de Radio Nacional, Radio Clásica (entonces llamada Radio dos), “Mujeres en la Música”, dedicado a la difusión de la música de mujeres. En 1998, edita “Música y mujeres, género y poder”, primer libro en lengua castellana que aborda los estudios musicológicos desde la perspectiva feminista. Ha sido Subdirectora General de Música y Danza del INAEM-Ministerio de Cultura y en la actualidad es vicedirectora del CPM “Teresa Berganza”. Es compositora con un amplio catálogo y reconocimiento nacional e internacional.