Figuras ocultas
Las mujeres afroamericanas fueron de las primeras en criticar las demandas de las feministas en cuanto al derecho a trabajar, puesto que dada la larga e infame historia de esclavitud las mujeres afroamericanas habían trabajado siempre, en condiciones deplorables de explotación y abuso, por tanto, era más por condiciones dignas de trabajo que por el acceso al trabajo que ellas luchaban. Se hacía claro que la mujer, como categoría, estaba atravesada por muchas otras variables que complejizaban la relación sexo-género, como la raza y la clase social, entre otras.
Es por ello doblemente interesante la película Hidden Figures (Figuras ocultas), 2016, del director Theodore Melfi. Ambientada en la década de los sesenta, inicia en 1961 cuando Rusia puso el primer hombre en el espacio, Yuri Gagarin, y narra los esfuerzos de la entonces NACA (posteriormente NASA) por equiparar el logro realizado por el país enemigo y superarlo. La historia, basada en hechos reales, se centra en tres mujeres afroamericanas: Dorothy Vaughan (1910-2008), Mary Jackson (1921-2005) y Katherine Johnson (1918). Estas tres mujeres matemáticas rompían los modelos de la época (e incluso del presente), eran científicas excepcionales, lo cual no encajaba con los estereotipos que se tenía entonces sobre las mujeres, mucho más sobre las mujeres de color, dados los cultivados prejuicios sobre la limitada inteligencia y capacidad del “segundo sexo”.
La película nos muestra varios de los obstáculos que tuvieron que enfrentar para ser consideradas por lo que sabían y podían aportar a la ciencia espacial. Dorothy Vaughan fue la primera supervisora y gerenta afroamericana, experta en lenguaje de computación. Mary Jackson fue la primera ingeniera aeroespacial, desde su puesto en la NACA impulsó la participación y contratación de mujeres. Katherine Johnson, hoy de casi cien años de edad, destacada física y científica espacial, contribuyó a la aeronáutica al calcular la trayectoria del vuelo Apolo 11 a la luna en 1969. En 2015 recibió la Medalla Presidencial de la Libertad.
La película también nos muestra que en su lucha por ser valoradas por sus conocimientos y no ser discrimadas por ser mujeres, no sólo enfrentaban a la apabullante mayoría de hombres presentes en la NACA, sino también a las mujeres blancas que trabajaban ahí. Precisamente lo que sacaban a la luz las críticas hechas al feminismo norteamericano en sus primeros años, las mujeres blancas provenían en su mayoría, al menos las contratadas por la NACA, de una situación privilegiada, de un estatus social que les ganaba acceso y respeto, en varios casos por encajar en los parámetros de belleza establecidos. La solidaridad entre mujeres, o el apoyo y soporte de ellas, también fue un proceso que tuvo que conquistarse en una sociedad que tiende a hacer de las mujeres rivales y no aliadas, a pesar de ser todas, aunque de formas diferentes, discriminadas por ser mujeres.
Para muchas personas que todavía se guían por el prejuicio de que las mujeres no son buenas para las ciencias, esta película será una gran revelación. Pero me parece que podemos ir mucho más allá de Katherine, Mary y Dorothy, dejar de acercarnos a estas figuras recuperadas de la historia como únicas y milagrosas, sino empezar a darnos cuenta, a tener la convicción y certeza de que la humanidad, en su estado presente, ha sido el esfuerzo conjunto de hombres y mujeres, aun cuando la historia haya borrado o querido borrar los nombres de ellas y haya dejado en letras grandes y doradas únicamente los de los hombres.
Gracias al esfuerzo de múltiples estudiosos y estudiosas se descubren mujeres que han aportado en todas la esferas del conocimiento. Lo que es cierto para el pasado lo es también para el presente, incluso cuando los aportes de las mujeres no siempre se hayan hecho desde la posición más importante, debe entenderse que su trabajo, especialmente su apoyo en el entorno familiar, ha contribuido a los logros de los miembros masculinos de la familia. Sólo en las películas parece ser posible que un individuo único (Super Man, Capitán América, Hombre Araña, Batman) salve el mundo o la raza humana, en nuestras vidas diarias y en nuestra historia, los logros han sido siempre en conjunto, colectivos, a pesar de que el individualismo moderno quiera seguir pintándolos como victorias personales.
Así, son varias las lecciones que podemos sacar de Figuras ocultas: en primer lugar la capacidad indiscutible de las mujeres para el pensamiento, las ciencias y todas las esferas del saber -por si seguía habiendo alguna duda-, siempre que tengan los medios para desarrollar sus potencialidades. La indiscutible labor y contribución que han hecho las mujeres al estado del conocimiento actual, a pesar de que varios nombres se hayan perdido irremediablemente para la historia. Queda pendiente el trabajo de recuperación de las mujeres que contribuyeron al desarrollo de nuestro saber, pero queda presente -esperemos que de una vez para siempre- la certeza de que sus aportes, aún silenciosos o anónimos, existen. A su vez, es posible apreciar el modo en que el ser mujer se ve atravesado por la raza y la clase social, de maneras que nos hacen seguir pensando el feminismo como una multiplicidad de perspectivas que necesitan trabajarse conjuntamente. Y también la necesidad de las mujeres de crear lazos de solidaridad y comprensión que son vitales para las luchas comunes en las diferencias.
REFERENCIA CURRICULAR
Bethsabé Huamán Andía es Crítica de cine y crítica literaria. Escritora y Feminista. Licenciada en literatura, magister en estudios de género y estudiante del programa de doctorado en español y portugués en la Universidad de Tulane, Nueva Orleans.