Revista con la A

25 de mayo de 2019
Número coordinado por:
Lucía Melgar
63

Exiliadas y represaliadas del franquismo

Fase oral

Conviene aclarar que el estudio de las diferentes fases de desarrollo de la personalidad individual que voy a enumerar son el resultado de la cooperación entre la astrología y la psicología. Como dice Dane Rudhyar “ambas pueden beneficiarse mutuamente solamente si es bien comprendido que los pensamientos astrológicos son radicalmente diferentes de los rigurosos pensamientos intelectuales y los métodos empíricos empleados en la ciencia moderna. La ciencia procede por el camino de la exclusión tratando con características comunes a grandes grupos y la astrología procede del camino de la inclusión remitiendo cada fenómeno de la vida a unos pocos principios fundamentales considerados universalmente válido (…) La astrología tiene un papel esencial en la discusión y análisis de las causas y significado de frustraciones psicológicas, tensiones y bloqueos porque nos provee de un punto de referencia estructural ayudándonos a establecer un mapa de la vida psíquica del individuo moderno”.

Las diferentes etapas de desarrollo a enumerar son generales, ya que para la conclusión individual se necesita saber las condiciones específicas y personales de cada individuo que, a su vez, reacciona ante las experiencias con diferentes posibilidades y limitaciones, dando un resultado positivo y/o negativo, constructivo y/o destructivo, ya que las reacciones personales suelen contener ambos factores aunque, en general, una de ambas posibilidades suele ser predominante. Dependemos de nuestra resistencia, capacidad de adaptación, creatividad y muchos otros factores al tiempo de tener una naturaleza física y psíquica tremendamente frágil, la psique se mantiene equilibrada con dificultad expuesta a que cualquier acontecimiento inesperado pueda desorganizar la personalidad individual, apenas unos pocos grados de temperatura en nuestro cuerpo puede conducirnos a la muerte y tenemos que vivir en contacto con la naturaleza de un planeta que nos resulta hostil. A pesar de lo cual sobrevivimos y nos desarrollamos, sobre todo si somos capaces de revertir un proceso negativo comprendiendo que en todo fallo hay también una oportunidad, ese es el valor de toda crisis. Por otra parte, la interpretación astrológica basada en el estudio de la carta natal, comúnmente conocida como horóscopo, se debe ceñir como primera ley a “aplicar el sentido común”, valorando las cualidades de la personalidad a estudiar: salud, capacidad de lucha, resiliencia, sensibilidad…, siendo la sensibilidad la que opera con mayor grado destructivo.

En artículos anteriores he explicado que nacemos con un bagaje personal y colectivo que determina nuestra fisiología y carácter, bagaje que no es solo genético sino también arquetípico. Durante la fase de nacimiento no sólo se constela el arquetipo de “iniciación”, que va a determinar la forma en que comenzamos las cosas durante nuestra vida, al tiempo los órganos de nuestro cuerpo comienzan, paulatinamente, una actividad independiente ayudados por las contracciones del útero materno durante el nacimiento y los masajes corporales después, que en los animales sustituye la hembra lamiendo a su cría facilitando su activación, sobre todo del intestino y la vejiga. Se ha comprobado que las personas nacidas por cesárea, privadas de las contracciones del útero, encuentran en los masajes corporales un buen método para ayudar a que los órganos se reactiven. En otro sentido, se ha producido un shock como primera gran crisis de existencia independiente ya que al nacer llegamos a un mundo totalmente desconocido y dependemos de una fuente exterior para mantenernos con vida. Separación que provoca un sentimiento de aislamiento e inseguridad que incluye una sensación orgánica, en muchos momentos aterradora, ya que el cuerpo y sus órganos han empezado a funcionar de forma autónoma y se desconocen sus alertas.

La persona nacida comienza una etapa de desarrollo, bastante larga en comparación con la del resto de los animales, donde ha de trabajar por su independencia desde el desapego familiar. Mientras lo consigue, para lo que va a necesitar unos cuantos años y a veces toda la vida, se han de producir cambios fisiológicos, así como la maduración cerebral que tendrá momentos críticos importantes. Hemos de considerar varias etapas: la primera comienza con el nacimiento e inmediatamente después la que se conoce como  Fase oral, que dura desde el nacimiento hasta los dos años aproximadamente, aunque las etapas del desarrollo están cambiando debido, fundamentalmente, a la presión social que existe sobre las y los progenitores y sus cada vez mayores responsabilidades, así como sobre las criaturas y su aprendizaje, cada vez más rápido y no siempre conveniente, ya que cada etapa es necesaria y debe completarse adecuadamente. Siempre son importantes las reacciones de la persona nacida ante las nuevas experiencias, la mente se encuentra en un estado vagamente consciente y graba fuertemente todo tipo de impresiones ante secuencias que suelen ser repetitivas y que pueden generar pautas de conducta para el resto de la vida.

El enunciado en esta etapa es la Supervivencia que necesita de los soportes básicos de alimentación, cuidado y afecto para que la vida se mantenga.

En esta etapa comienza el desarrollo de la inteligencia emocional. Se ha producido una rotura psicológica y física debida a la separación del vientre materno y esto lleva, en un primer lugar, al sentimiento de aislamiento, por lo que la alimentación de la madre o de la persona que la sustituya, el contacto físico con ella, su calor y caricias, neutralizan los efectos negativos del shock de nacimiento trayendo tranquilidad ante el problema de adaptación física y psicológica que tiene que desarrollar la persona recién nacida.

En esta fase la figura más importante es la del arquetipo materno, aclarando que suele representarse por una mujer con funciones de alimentación, cuidado y afecto. Sin embargo, siendo “la función”, más que la representación de una figura femenina, lo importante para la criatura, no siempre ésta es ejercida por la madre o la persona sustituta, en ocasiones es ejercida por el padre o quien le sustituya ya que provee de las cualidades que son propias del arquetipo materno. En estos casos, los signos y planetas que, en el horóscopo individual, representan la paternidad suelen ser femeninos, por ejemplo: la Luna y/o el signo de Cáncer, o cualquier otra energía femenina, suelen aparecer en el sector correspondiente a la figura paterna. Como expliqué en el artículo anterior, ambos progenitores no aparecen como son en realidad sino como son percibidos por sus descendientes en sus cartas natales individuales, dándose el caso de aparecer totalmente diferentes en cada hijo o hija.

En esta etapa la relación se establece principalmente a través de la boca, la capacidad de succión y el tacto, por lo que la alimentación rodeada de cuidados y afecto permitirá formar una opinión y confianza en el mundo dispuesto a prestar la ayuda necesaria para sobrevivir, mientras que lo contrario generará una gran desconfianza. Esto es importante porque la confianza o desconfianza ante el mundo al que se ha llegado puede grabar una impronta de un mundo que no favorece la supervivencia, o una imagen de sí mismo, o misma, poco favorable para lograrlo. Aparecen sensaciones que no se sentían en el útero materno donde todo estaba dispuesto para no sufrir necesidad, ahora se tiene hambre, frio, el pañal está húmedo y no se ha cambiado, los brazos de mamá, papá o la persona sustituta resultan sofocantes si emplean demasiada fuerza y estas sensaciones, al ser nuevas, son aterradoras porque mantienen la incógnita de si se logrará sobrevivir. Además, la madre biológica, que con anterioridad era una unidad con el feto, se va dibujando después del nacimiento, unas veces como el arquetipo de la Madre buena que está atenta a proveer de lo necesario para que la vida transcurra con seguridad, pero otras veces se convierte en otra persona, la Madre mala, que descuida las necesidades de la criatura y cuando reclama que le den de comer interpreta mal la queja y le mete un chupete en la boca que no puede calmar el hambre o le mira el pañal y decide cambiarlo en vez de darle el biberón o de mamar. O simplemente no está cuando la necesita. Por tanto, esta persona puede no encarnar el arquetipo de forma que sea lo suficientemente eficiente, desde el punto de vista de la criatura, como para proporcionar seguridad vital, o bien la o el bebé piensa que no sabe hacerse querer o entender para lograrlo. ¿Qué debo hacer para que me quieran y me alimenten? ¿Será necesario sonreír o mejor chillar?

Si aterrado por la desconocida sensación de hambre llora estridentemente y la madre, sea o no la biológica, acude con rapidez, le coge en sus brazos, le acaricia y le alimenta, aprende que para que desaparezca esa dolorosa sensación tiene que llorar y quejarse, sin embargo, otro día llora y ella no acude, entonces puede creer que unas veces si es necesario llorar y otras no. Ante la incógnita de una situación impredecible, habrá criaturas que desarrollen una gran independencia y capacidad de inventiva y organización porque desconfían de un mundo que funcione organizada y lógicamente, o pueden convertirse en personas también impredecibles y originales ya que deben ser ellas las que se preocupen por su supervivencia.

Otras veces la madre no es la biológica y la criatura es adoptada, o no es una madre convencional, puede que sea una mujer inteligente, insumisa, combativa, interesada en su desarrollo personal y profesional que tiene dificultades para combinar la maternidad con su proyecto personal de vida. Madres que, por lo general, son más capaces de relacionarse con su prole cuando crecen que cuando, en la infancia, tienen que preocuparse de cambiar pañales.

Es posible que una criatura con una madre así crezca, si es niña, pensando que ser mujer no la obliga a ser convencional, ni siquiera a ser madre y por tanto decidirá lo que más la interese como mujer. Si es varón se sentirá atraído por parejas que no sean convencionales ni interesadas en la vida doméstica. Probablemente el matrimonio para él no sea importante o lo tomará como una forma de compañerismo sin que sea necesario construir un “nido” para su prole con una esposa convencional que le cuide como su madre le cuidó.

Por otro lado, una mujer que reprime su lado inteligente e independiente puede criar un hijo o una hija que al crecer exprese y viva las necesidades de la madre de ser culta, diferente y no convencional, pero también lo contrario si no ha cultivado sus necesidades maternales por causa de la elección de una posición en el mundo a nivel social, profesional y cultural, probablemente su prole tenga como prioridad la construcción de una familia convencional y estable. Los patrones de conducta que se van grabando en esta mente demasiado frágil dependen de los enunciados que durante esta etapa se vayan transmitiendo, tanto si provienen de una madre biológica o no, convencional, independiente, posesiva, descuidada o excesivamente pendiente de su hijo o hija.

La forma y emociones que se experimentan en la relación con las y los progenitores, mientras se lucha por sobrevivir y adaptarse a la nueva vida, construyen formas de relacionarse con el mundo y con otras personas más adelante.

Como no puedo extenderme debido a la brevedad que me exige el artículo, en el próximo continuaré explorando esta fase del desarrollo de la personalidad.

 

 

REFERENCIA CURRICULAR

María Garrido Bens es astróloga, con una experiencia profesional de 45 años como docente y consultora en el campo de la Astrología tanto personal como mundial. Experta en Lenguaje Simbólico y Mitología aplicada a la Psicología. Profesora de Evolución Mental, Sanación y Meditación. En la actualidad ocupa el cargo de Tesorera de la Asociación con la A.

 

 

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