Revista con la A

25 de noviembre de 2019
Número coordinado por:
Anastasia Téllez
66

Violencia de Género Institucional

Fase anal. La batalla del orinal

batallaorinal01El desarrollo de una persona destinada a ser un individuo por derecho propio, con características físicas, emocionales y mentales únicas, es un proceso continuo que comienza en la concepción, siendo en la infancia cuando los rasgos principales de la personalidad se establecen. Durante este proceso pueden distinguirse ciertas etapas que, aunque se fijan alternativamente con una duración determinada en el tiempo, conviene aclarar que no existen divisiones tajantes entre una fase y otra. El sistema en el que nos movemos y educamos a nuestras criaturas suele ser rígido y tiende a tratar que todas tengan el mismo nivel de éxito a la misma edad. Sin embargo, el ritmo del desarrollo y la experiencia de una criatura lo marca la biología, su capacidad para madurar y el entorno en el que se desarrolla, por tanto estas fases y las siguientes tienen una complejidad y duración que debe considerarse aproximada. Si cada persona necesita un tiempo en función de sus circunstancias se debe dejar, sin indiferencia ni impaciencia, que cada una experimente su desarrollo en el tiempo que necesite. A veces las y los progenitores, el profesorado o el sistema urgen a la niña o niño a pasar de una fase a otra en el tiempo estipulado, pero las etapas del desarrollo se necesitan experimentar de principio a fin sin atajos.

La fase oral dura aproximadamente dos años desde el momento del nacimiento, tiempo en el que la niña o el niño desarrolla la capacidad de “Supervivencia” y, como consecuencia, la confianza o desconfianza en la sociedad a la que ha llegado y en su propia capacidad para sobrevivir. Después comienza la fase anal que dura otros dos años, de los dos a los cuatro. En esta fase la criatura se forma una opinión sobre sí misma, su valor y su poder. Su enunciado será “Autonomía frente a vergüenza y duda”. Cada fase comporta un aprendizaje no exento de dificultades y conflictos que deben ser resueltos teniendo en cuenta las posibilidades corporales y mentales limitadas de la infancia. Así como en la fase oral la atención se centraba en la boca, buscando satisfacción en chupar, succionar y morder, en la fase anal el interés se dirige hacia el ano y el esfínter urinario y la satisfacción se encuentra en la expulsión o retención de las heces y la orina, así como en el valor simbólico de las heces como primera creación consciente de la persona. En la base de este proceso se encuentra la libido, verdadera energía sexual que nos hace movernos en dirección a lo que nos es placentero, de forma que desde la infancia evitamos lo que nos resulta doloroso. Las zonas erógenas principales son: la boca, el ano y los genitales que proporcionan las primeras experiencias placenteras.

Al tiempo que la niña o el niño experimenta con el largo proceso del control de esfínteres aprende a hablar y gatear, lo que permite expresarse más allá de la mueca y escapar del ámbito conocido y limitado en el que transcurre su vida. Todo ello le hace vivir sus primeras experiencias de autonomía e independencia de las figuras parentales, especialmente de la madre o figura sustituta, que en esta fase sigue siendo el arquetipo básico.

Es recomendable hablar a las criaturas y leerles cada día para que les sea fácil desarrollar el lenguaje y sean capaces de expresar sus necesidades, así como dejarles que experimenten gateando para que sus cuerpos se adapten a una mayor coordinación hasta conseguir sostenerse sobre sus pies y echar a andar.

Se amplía el mundo que les rodea, más allá de la cuna o los brazos protectores de mamá, hacia nuevas experiencias, muchas de ellas excitantes pero también peligrosas, ya que en ese mundo desconocido descubren que hay limitaciones, cosas y personas mucho más grandes y en ocasiones aterradoras.

Mamá se convierte en la gran denegadora, no les deja cruzar corriendo una calle, ni meter los dedos para descubrir que hay en el enchufe, ni acercarse al fogón y coger la cazuela para ver que se está cociendo, y tampoco le gustan algunas de las creaciones que hacen sus cuerpos. Se empeña en decirles que tienen que usar el orinal y se enfada cuando no lo hacen. Tampoco le gusta cuando muestran interés en el proceso de defecación y se paran a tocar sus propios excrementos fijándose en su color y su olor.

Ocurre que el niño o niña que descubre lo que su cuerpo es capaz de crear no siente vergüenza ni repulsión ante sus heces, aunque acabe por aprender que no debe mostrar orgullo y sí considerarlas desagradables. El control de esfínteres está relacionado con la creatividad, y las pautas que se aprenden es si aquello que el cuerpo es capaz de crear es bueno o malo porque, en el futuro, puede relacionarse con problemas sobre cómo ha de recibir el mundo sus creaciones, de forma que si le hacen sentir que lo que está creando es sucio, desagradable y vergonzoso puede quedarse con la sensación que lo que ofrece a la sociedad es indeseable.

La criatura sigue necesitando a mamá, pero no quiere su rechazo y se asusta ante la posibilidad de que ella no le quiera. Más adelante puede sentir inseguridad y temor ante el juicio que las demás personas puedan tener sobre su trabajo, labor, obra o planteamiento.

Esta es una etapa relacionada con la voluntad, el sentimiento de control sobre las y los demás y sobre sí misma y por tanto de poder. La relación con mamá está cambiando y hay que batallar desde la voluntad: ¡quién puede más “ella o yo”! No se debe educar desde la violencia ni el miedo, tampoco es recomendable un ambiente excesivamente autoritario o represivo, ni ayuda al desarrollo la sobreprotección ni la permisividad ante cualquier comportamiento infantil. La criatura debe aprender a tomar decisiones y a equivocarse por ello, de esa forma cuando en la edad adulta fracase entenderá que debe gestionar y superar esos fracasos como parte de la vida, y que ésta también contiene éxitos, momentos felices y desgraciados que no podemos evitar ya que a lo largo de su vida experimentará ambas cosas.

Si el ambiente es demasiado autoritario estamos frenando su voluntad y la capacidad de enfrentarse a los problemas que surjan y solucionarlos, de ello va a depender su equilibrio psíquico y su capacidad de resiliencia. Además, puede llegar, en la edad adulta, a tener problemas con la autoridad. Tampoco debemos ser sobreprotectores y dejar que se salga siempre con la suya porque le haremos débil e insegura y, más tarde, la vida y la sociedad no le va a permitir que pretenda hacer siempre su voluntad o tener siempre la razón, en el mundo siempre habrá personas con otra forma de hacer y entender la vida y es necesario que aprenda a respetarlas ejerciendo su derecho a opinar y actuar bajo sus normas. Necesita una proporción equilibrada entre autoridad y  permisividad para que pueda atreverse a tomar decisiones aceptando las consecuencias.

Mamá es la primera figura socializadora y el control de esfínteres es el primer gran acto de socialización que la criatura debe aprender. Pero en el aprendizaje mamá puede ser muy tajante, a veces hay que ir cuando ella quiere, y en ese caso se entra en conflicto con su autoridad que tendrá consecuencias en la edad adulta cuando la relación con personas de mayor poder o autoridad traten de obligarla a cumplir sus órdenes. Otras veces permite que la cría o el crío vaya al orinal, o no vaya y ensucie el pañal, entonces se aprende a que la propia opinión y forma de actuar es la que vale no aceptando la opinión ni autoridad de otras personas cuando se llega a la edad adulta.  En otras ocasiones mamá es rígida y le obliga a ir al servicio y otras le deja hacer lo que quiere cuando quiere. Esto puede confundirle porque el mensaje que recibe es contradictorio y no le deja claro cuando actúa bien o mal, de forma que no aprende cuándo debe asumir el control y hacerse valer y cuándo no. Se trata de educar con equilibrio entre lo que es natural, espontáneo e instintivo y lo que es civilizado, pero con un punto de control interno que haga a la criatura resolver con naturalidad cuándo y cómo se debe actuar. Recuerdo una amiga que presumía de ser muy sincera y natural y no tenía problemas, cuando estaba comiendo con invitados, en eructar cuando lo necesitaba sin disimulo ni control ninguno, lo que resultaba incómodo y desagradable para las personas que estaban tratando de disfrutar del momento.

La principal cuestión que se plantea es cómo y cuándo retener o aflojar y esto no se aplica solo a las heces, también a si controlamos o suprimimos emociones o las expresamos sin moderación. Hay personas que son “expulsivas anales”, incapaces de controlarse, expulsando sin medida todo lo que sienten, invadiéndolo todo y creando una gran confusión y dolor a su alrededor. En otro sentido, suelen ser personas muy desorganizadas. Otras, por el contrario, son “retentivas anales” incapaces de expresar lo que sienten, dando la impresión de contención, tensión y a veces frialdad, porque no manifiestan sus sentimientos con naturalidad. En este caso prima la organización. La incapacidad para resolver los conflictos que surgen en esta etapa crean muchos problemas que se expresan muy primitivamente, produciendo sufrimiento en la persona y desaprobación social.

El inadecuado aprendizaje del control de esfínteres y el enfrentamiento entre la madre y la niña o niño pueden acabar derivando en problemas sexuales tales como la eyaculación precoz (aflojar), o en problemas alimenticios como la anorexia (retener), formas en definitiva de ejercer poder y control sobre el propio cuerpo y/o, durante la infancia, manipular y vencer a la madre castigando en el futuro a la pareja por sus pecados. Las actitudes que se caracterizan tienen que ver con depender, dominar, controlar y torturar aquello que ama, ya que siente que son las actitudes que se tienen sobre él o ella durante su infancia.

Para aquellas personas que sepáis astrología y estéis interesadas en la interpretación de una carta astral os recomiendo tener en cuenta a Mercurio, su posición, dirección y velocidad a la hora de valorar el aprendizaje en el habla y el movimiento. Hay personas que nacen con un Mercurio retrógrado y tardan más tiempo en aprender o lo hacen de forma diferente a la norma y, sin embargo, cuando el planeta cambia de dirección (por progresión), el aprendizaje cambia y adquiere velocidad en el aprendizaje; a su vez, hay que tener en cuenta la casa tercera como sector natural del planeta. También hay que tener en cuenta el eje Tauro-Escorpio: Tauro es más natural y espontáneo y Escorpio trata de controlar y dominar, además de ser ambos signos emocionales y sexuales. En general, estudiar los ejes de agua-tierra en ocasiones más instintivos o por el contrario más controlados. Marte y el Sol son energías de autoafirmación, defensa, valor y poder y actúan durante estos dos años, conocidos como “los dos años terribles”, donde se libra lo que simbólicamente se denomina “la batalla del orinal”.

Seguiremos en el siguiente artículo con la etapa edípica que se consideraba situada de los cuatro a los seis años, aunque ahora muchos estudios consideran que comienza durante el tiempo que dura la fase anal.

 

REFERENCIA CURRICULAR

María Garrido Bens es astróloga, con una experiencia profesional de 45 años como docente y consultora en el campo de la Astrología tanto personal como mundial. Experta en Lenguaje Simbólico y Mitología aplicada a la Psicología. Profesora de Evolución Mental, Sanación y Meditación. En la actualidad ocupa el cargo de Tesorera de la Asociación con la A.

 

 

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