Dos mujeres íntegras
Las imágenes de la mujer en el cine no han sido muy prometedoras en los últimos años, tal vez incluso desde el inicio del séptimo arte. La mayoría de las veces se las presenta como antojadizas, volubles, traicioneras, manipuladoras, interesadas y frívolas, defectos que se soportan por el efecto cautivante (y peligroso) de su belleza. Un ícono de este tipo de mujeres fue Scarlett O’Hara de Lo que el viento se llevó (Gone with the Wind) de 1940. Posteriormente se instaló la rubia bonita y tonta, internacionalmente popularizada por Marilyn Monroe (1926-1962), en películas como la llamada Cómo pescar un millonario (How to Marry a Millionaire) de 1953. En la belleza, con atributos y defectos, es donde se pone el énfasis, hasta el punto de que la mayoría de las veces se encuentran mujeres puramente decorativas como en todas las sagas de James Bond o Rápidos y furiosos.
Por tanto, encontrar en el cine mujeres inteligentes o, más aún, políticamente comprometidas, filósofas de la vida y del pensamiento, es muy estimulante. Por ello quisiera recomendar la brillante caracterización que ha hecho Barbara Sukowa (Bremen, 1950) de dos pensadoras indispensables de la cultura occidental, como son Hannah Arendt (1906-1975) y Rosa Luxemburgo (1871-1919). Intelectuales alemanas y judías que no sólo tuvieron una línea de pensamiento creativa e influyente, sino que defendieron sus ideas hasta las últimas consecuencias. A pesar de las dificultades que ambas tuvieron que afrontar, no desdeñaron ni rechazaron lo que pensaban, sino que mantuvieron una postura íntegra, incluso a costa de su propia vida.
Barbara Sukowa ha encarnado a estas dos fuertes y decididas mujeres bajo la dirección de Margarethe von Trotta (Berlín 1942), quien es una cineasta de larga trayectoria, con quince largos en su carrera artística, galardonada en el Festival Internacional de Cine de Venecia y por la Academia de Cine Italiano. En 1986 rodó Rosa Luxemburgo, para explicar cómo fue ésta una de las pocas figuras que nunca defraudó el ideal popular del socialismo alemán y que, adoptando una postura radical, se opuso a sus compañeros de partido, instándolos a no ceder ante la coyuntura política y perseguir, sin desmayar, los ideales que los habían inspirado en primer término. Esa postura ética la condenó a prisión por varios años, luego a la clandestinidad y finalmente a la muerte, pues fue asesinada por los Freikorps, después de la Primera Guerra Mundial.
El acercamiento a Luxemburgo que hace von Trotta, encarnada en Sukowa, enfatiza la amistad entre mujeres, la solidaridad con otras pensadoras del partido, el machismo y el rechazo de sus colegas varones, la amenaza que ella significa para ellos y las dificultades que, como mujer, debía enfrentar pues abundaba el prejuicio, el reproche y una moral sexista. A su vez se trata también el tema de la maternidad y cómo ésta es otro de los precios que Luxemburgo debe pagar por sus ideales políticos. A pesar de los difíciles momentos que enfrenta, se le muestra siempre como una mujer generosa, apasionada e íntegra, entendiendo por ello alguien que defiende una idea y es consecuente con ella. Por ello también valiente, incapaz de ceder ni ante la muerte, por defender lo que cree. En todo momento, inspiró y influyó a las personas a su alrededor, trabando amistad con las esposas de sus camaradas que eran ignoradas por ellos, pero que en Rosa tenían una escucha y una igual.
Más recientemente, en 2012, von Trotta filma Hannah Arendt, centrada en los años que Arendt vivió en Nueva York, la cobertura que hizo para el New York Times del juicio a Adolf Eichmann, en 1961, y las ideas suscitadas posteriormente bajo el concepto de “la banalidad del mal”. Por esta postura, Arendt recibió muchas críticas, el odio y rechazo de millones de judíos que se oponían a cualquier pensamiento crítico que relativizara los hechos ocurridos, mientras que Arendt tenía el compromiso de entender de forma filosófica el genocidio judío, incluso a costa de herir las suceptibilidades de toda una población influyente.
Antes de ver las películas ya conocía a estas dos filósofas, sin embargo, aprendí, a través de la excelente caracterización y el enfoque que la directora les otorga, una idea fundamental que se me había pasado por alto, Arendt como Luxemburgo, no sólo fueron brillantes pensadoras de su tiempo, sino que fueron consecuentes con sus ideas, consecuentes de una manera radical y extrema, como cada vez se ve menos en nuestra sociedad, tan voluble, tan oportunista, tan interesada, sobre todo en el ámbito de las ideas, tan sometida a los grandes poderes.
Antes de estas obras no me había acercado a la dimensión más personal y ética de estas mujeres, mi figura más emblemática era León Trostky en la profundidad de su compromiso con su pensamiento, por encima de las amenazas, la destrucción de su familia y el sufrimiento que lo invitó y torturó tantas veces, para desistir. Y ahora, tengo el regocijo de poder tomar también a Rosa y Hannah, como ejemplos de mujeres que nos enseñan con el pensamiento, pero también con su vida, lo que significa creer y lo que con creer se arriesga.
La película Rosa Luxemburgo se puede ver de manera libre por internet https://www.youtube.com/watch?v=QiR0MmxB2qU y la de Hannah Arendt se encuentra en algunos servidores, para los que tienen suscripción, pero también pueden buscarla en librerías, tiendas, amigos a su alcance. Sin duda, dos obras fundamentales, dos mujeres ejemplares (o cuatro, si pensamos también en la actriz y la directora) que nos invitan a dejar de pensar a las mujeres sólo en términos de su belleza y a empezar a construirlas en el imaginario social, cada vez más, como forjadoras de pensamiento, como valientes activistas por un mundo mejor.
REFERENCIA CURRICULAR
Bethsabé Huamán Andía es Crítica de cine. Escritora y Feminista. Licenciada en literatura, magister en estudios de género y estudiante del programa de doctorado en español y portugués en la Universidad de Tulane, Nueva Orleans.