Revista con la A

25 de marzo de 2021
Número coordinado por:
Bethsabé Huamán y Danilo Assis Clímaco
74

Laberintos de la masculinidad

Deconstrucción y pandemia Los nuevos retos para la intervención con hombres que ejercen violencia contra las mujeres

Roberto Garda Salas

Roberto Garda Salas

A raíz de la pandemia ocasionada por el virus del Covid 19 en Hombres por la Equidad, AC, decidimos abrir grupos de reflexión en línea para atender la problemática de los hombres que ejercen violencia contra sus parejas. Esto se logró gracias al apoyo de la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación del Gobierno de la Ciudad de México con quien se ha desarrollado la investigación “Características de la violencia de los hombres contra las mujeres en la Ciudad de México” (Folio SECTEI/255/2019).

La atención comenzó en la primera semana de abril del 2020, atendiendo desde México a tres grupos de hombres en distintos horarios los días martes, miércoles y sábados durante la mañana, tarde y noche. La atención que se ha dado es gratuita, y se convocó a hombres a través de la página oficial de Facebook de la Asociación. Para ingresar se les ha pedido a los hombres que escriban al correo de la Asociación, se les contesta informándoles la forma en la que se trabaja, mencionándoles las reglas del grupo, solicitando su aprobación para grabar las sesiones y aplicar un cuestionario de evaluación a los usuarios y a sus parejas. También se les pregunta los motivos por los cuales desean asistir. El 90% acepta estas condiciones, y señalan que desean asistir, en primer lugar, porque les preocupa su familia, pareja e hijos. En segundo lugar, comentan problemáticas de tipo más personal y emocional; y en tercer lugar, señalan que tienen problemas con el ejercicio de su violencia. Con relación a ésta última señalan comentarios como: “Seguir trabajando para no ejercer mi violencia”, Trabajar sobre el ejercicio de mi violencia”, “…trabajar mis violencias”, “…reconozco que he ejercido violencia emocional contra mi pareja y contra mi hija…” y Quiero reflexionar sobre las violencias que he ejercido y ejerzo en contra de mi pareja”. Otros reconocen su violencia, pero ofrecen una explicación un poco más amplia de su situación.

Hasta diciembre de 2020 han asistido 65 hombres, 65% tienen nivel profesional, 25% tienen una formación de trabajo técnico, 5% son estudiantes y 4% comentan no tener ninguna formación y estar desempleados. En cuanto al estado civil, 37% son casados, 28% en unión libre y 35% están solteros. El 43% no tiene hijos y el resto (57%) tiene de 1 a 4 hijos/as; el 78% vive con ellos y ellas. De los 65 asistentes el 62% ya tiene experiencia previa de solicitar apoyo, y el 38% señala que no han asistido a ningún espacio previamente. De quienes han pedido apoyo manifiestan en su mayoría haber asistido a terapia individual o grupal, después a grupos de reflexión, y tanto a terapia individual como a grupo de reflexión; unos pocos a grupos de masculinidades. El 80% han sido hombres de México, el 15% de Sudamérica y el 5% de otros lugares como Europa y cercano Oriente. Todos hablan español.

¿Cómo trabajamos con hombres? Los objetivos de los grupos de reflexión del programa “Nuevas habilidades para los hombres” consiste en que los hombres que asisten aprendan a identificar las creencias, sentimientos, problemas de comunicación, sensaciones corporales, experiencias de vida y presiones sociales que sustentan sus conductas de violencia de género en el ámbito doméstico, y ejerciten técnicas y habilidades que les permitan formular y llevar a cabo creencias y conductas igualitarias con sus parejas, hijos e hijas en el ámbito familiar.

A mujeres y hombres facilitadores se les pide un genuino interés y/o afinidad por el feminismo y la comprensión de que el trabajo con los hombres no se hace para tener una nueva masculinidad ni masculinidades alternativas ni múltiples, sino por apoyar y contribuir al ejercicio de los derechos humanos de las mujeres

Las sesiones son implementadas por un facilitador del cual se espera que identifique sus conductas de violencia hacia sus parejas y las trabajen en otros espacios de reflexión, y se les invita a asistir a espacios terapéuticos para que profundicen en sus experiencias de dolor y malestar. Hasta el momento sólo ha habido hombres, pero se puede trabajar con mujeres facilitadoras, a quienes se les pide que tengan una reflexión sobre su experiencia como víctimas de violencia de género. A mujeres y hombres facilitadores se les pide un genuino interés y/o afinidad por el feminismo y la comprensión de que el trabajo con los hombres no se hace para tener una nueva masculinidad ni masculinidades alternativas ni múltiples, sino por apoyar y contribuir al ejercicio de los derechos humanos de las mujeres.

Para las sesiones virtuales se ha requerido:

  • Plataforma Zoom.
  • Horario de acceso de al menos dos horas y media.
  • Se solicita a los usuarios tener cuaderno, el manual y lápiz y pluma a la mano.
  • Que al acceder a la reunión virtual no se encuentren en compañía de otra persona.
  • Que puedan estar solos en un cuarto, espacio, salón que les permita concentrarse en la sesión.
  • Que la pareja, hijos e hijas u otra persona del trabajo o familia no se encuentren presentes.

La propuesta contempla un programa de al menos 28 sesiones de trabajo. En la primera y última sesión los asistentes llenarán un pretest y un postest, respectivamente. Cada sesión dura de dos horas a dos horas y media con al menos una actividad de bienvenida (10 min.), una técnica de sensibilización (30 min), un receso (10 min), una técnica de intervención/integración (60 min.) y una técnica de cierre (10 min). Es importante señalar que el Programa “Nuevas habilidades para los hombres” es un programa de quinta generación donde se interviene desde una perspectiva multinivel, multicomponente y con enfoque de deconstrucción de la masculinidad [1]. En este se aborda la violencia de los hombres contra las mujeres comprendiendo las conductas de violencia contra la pareja y las hijas e hijos desde un enfoque de las opresiones de raza, género, edad, clase social, etc. Ello se hace analizando con diversas técnicas de sensibilización e intervención cómo las opresiones que estructuran de forma compleja la manera de actuar, pensar, sentir y comunicarse de los hombres en sus conflictos familiares, y cómo sus cuerpos, historias de vida y formas de socialización se articulan en los hombres para que ejerzan y justifiquen sus conductas de violencia hacia las mujeres y la pareja en particular.

Hay hombres que han entrado con serios problemas de violencia hacia su pareja, pocos señalan que han ejercido violencia física, la más severa y frecuente es la violencia económica y la emocional

Hay hombres que han entrado con serios problemas de violencia hacia su pareja, pocos señalan que han ejercido violencia física, la más severa y frecuente es la violencia económica y la emocional. Algunos comentan que han ejercido violencia sexual, pero se ha hablado poco de este tema. Prácticamente todos los hombres de los grupos tienen recursos intelectuales para comprender sus actos de violencia, y han encontrado en el grupo una mayor comprensión de por qué ejercen el abuso de poder y distintas alternativas al abuso como la negociación, la reflexión personal, el ceder ante los conflictos, etc.

¿Qué hemos aprendido de las sesiones de intervención y cuáles serían algunos de los resultados que estamos alcanzando? Es importante reconocer que apenas estamos en proceso de evaluación de la experiencia, y estamos por aplicar un cuestionario con indicadores sobre cada uno de los objetivos que trabajamos. Debido a este retraso en elaborar el instrumento de evaluación no hemos conocido a detalle la experiencia de cambio de los hombres ni las opiniones de las mujeres. Pero a pesar de esto sí hemos tenido los siguientes aprendizajes y hemos observado algunos resultados:

En primer lugar, hemos aprendido que la intervención en línea se fortalece cuando se tiene una metodología con un marco teórico y estrategias de intervención robustas, que han sido usadas previamente en espacios presenciales. Creemos que abrir espacios virtuales para improvisar técnicas y/o pilotearlas puede implicar peligro para las mujeres.

En segundo lugar, nos hemos dado cuenta que la modalidad virtual permite un acercamiento mayor al rostro de los hombres. Son más visibles sus gestos, sus miradas, sus actitudes faciales. Por el contrario, se pierde el lenguaje corporal y existe la posibilidad de pérdida total de contacto visual cuando se apaga la cámara y el audio. Asimismo, ver el contexto en el que se encuentran los hombres permite un mayor conocimiento de ellos: algunos están en casas amplias, otros en cuartos pequeños o en el carro. Algunos tienen muebles, otros no, algunos con sus hijos o pareja alrededor, otros en un departamento solos. Hay quienes tienen computadoras con sistemas de audio, y quienes entran al grupo con celulares con diversas problemáticas de comunicación. Así, podemos observar que algunos usuarios tienen mejores condiciones y otros no.

En este mismo sentido, hemos encontrado que el espacio virtual permite una mayor comunicación verbal con los hombres. Hemos creado nuevas técnicas donde han tenido más oportunidad de hablar e intercambiar experiencias y puntos de vista, ello ha fortalecido el sentido reflexivo y crítico del espacio grupal. Este aspecto ha sido para nosotros/as muy interesante.

En tercer lugar, hemos planteado el acercamiento a las parejas desde el inicio de las sesiones. Algunos compañeros han mostrado resistencias a que nos acerquemos a ellas, y otros han mostrado mayor disposición. Ello se relaciona con el grado de conflicto que se tenga en la relación, compañeros en procesos de separación y mayores conflictos tienen más resistencia a dar los datos de la pareja.

En cuarto lugar, hemos observado que, si bien la mayoría de los hombres comprenden su ejercicio de violencia y han realizado conductas para disminuir su abuso, cerca de un 60% vuelve a ejercer violencia emocional y/o económica cuando entra en contacto con su ex pareja y/o aborda problemas que son “delicados” como la sexualidad de la pareja, la autonomía de las mujeres, la educación de los hijos e hijas y el manejo del dinero. Hay un 40% de usuarios que notoriamente ha logrado un cambio profundo en su vida, se han separado y han resignificado su vida y deconstruido conductas de violencia, o han continuado sus relaciones logrando avances significativos en la manera en la que negocian.

De quienes vuelven a ejercer violencia, el 10% de usuarios entra y sale al grupo, y dura solo una o dos sesiones, y mira su violencia como el único recurso ante los conflictos con la pareja. De ellos se ha logrado que paren sus conductas de violencia física, pero ésta cambia a emocional y/o económica, pero al ser usuarios que asisten poco no hemos podido darles seguimiento.

De quienes vuelven a ejercer violencia el 90% tiene una reflexión fuerte y profunda sobre el ejercicio de su abuso de poder, esta ya no es física sino emocional y económica. El principal reto para este grupo es romper el carácter cíclico de sus respuestas de violencia. De estos, el 50% aún culpa a su pareja de su violencia, y el otro 50% ya tiene claro que son ellos los únicos responsables de su conducta de abuso. Estos últimos son los que más avanzan en los grupos, y los primeros están en proceso de asumir su responsabilidad.

Finalmente, de los usuarios que han tenido un mayor avance (el 40%) hemos observado que un factor que les permite avanzar es la asistencia continua, la participación en técnicas más profundas y la asistencia a terapia personal. Ello les ha permitido parar los servicios a la pareja y terminar con prácticamente la mayoría de las expectativas hacia ellas. Están atentos a sus prácticas de control y el ejercicio de sus violencias explícitas y sutiles. En general, manifiestan estar deconstruyendo sus conductas de violencia, y señalan que es algo “de toda la vida” y que cuando acaben en este grupo continuarán en otros para aprender más formas de parar su violencia.

En conclusión, la intervención con hombres que ejercen violencia en línea que hemos estado implementando nos permite afirmar que es significativa para los hombres que ejercen violencia contra las mujeres. Tiene ventajas y desventajas sobre una intervención presencial, pero logra trasmitir el mensaje de igualdad de género, respeto a los derechos humanos de las mujeres y no violencia de género. Los hombres con más compromiso en parar su violencia valoran más los espacios de intervención y saben dar uso a los recursos que ahí se ofrecen. Los hombres menos sensibles al ejercicio de su violencia y/o que asisten sólo en momentos de crisis no se interesan en las técnicas y gradualmente abandonan los grupos. En este sentido, no es distinto que las intervenciones presenciales: los hombres que desean cambiar aprovechan el espacio, aunque tengan limitaciones económicas o tecnológicas e incluso educativas, y los que no tienen este interés no saben aprovechar el espacio, aunque tengan todas las condiciones económicas y tecnológicas e incluso una mayor formación profesional.

NOTA

[1] Considero que en el trabajo de intervención con hombres que ejercen violencia contra las mujeres se puede hablar de cinco generaciones de intervención en los programas. La primera es dirigida a atender problemas de ira y es de corte psiquiátrico. La segunda es la atención psicológica y busca atender problemas emocionales y experiencias de trauma en los hombres. La tercera son programas cognitivos conductuales con enfoque de género, con énfasis en los problemas de abuso de poder de los hombres. La cuarta generación son programas multinivel y multicomponente con enfoque de género y con una intervención más compleja del problema de violencia, que parte también del enfoque feminista junto con el de los estudios de las masculinidades. Y finalmente, la quinta generación de modelos propone el análisis multinivel y multicomponente, parte de la comprensión de la opresión como resultado de las desigualdades de raza, género, edad, clase social, etc. y la importancia de una deconstrucción de las identidades opresivas, entre ellas la deconstrucción de la masculinidad.

REFERENCIAS BILIOGRÁFICAS

Garda, Roberto. Nuevas habilidades para los hombres. Para varones que desean construir la equidad y la igualdad en sus relaciones de pareja y familiares. Ciudad de México: Gobierno de la Ciudad y Hombres por la Equidad, 2017.

Garda, Roberto. “Avance de Informe sobre los grupos de reflexión de hombres que reconocen el ejercicio de su violencia (Objetivo 1)”. Forma parte de la investigación denominada Características de la violencia de los hombres contra las mujeres en la Ciudad de México apoyado por la Secretaría de Educación, Ciencia, Tecnología e Innovación del Gobierno de la Ciudad de México (Folio SECTEI/255/2019).

 

REFERENCIA CURRICULAR

Roberto Garda Salas es Director de Hombres por la Equidad, AC. Economista con maestría en sociología y Doctorante en Teoría Crítica. Cofundador de Coriac y con una trayectoria de 25 años construyendo estrategias de intervención con hombres que ejercen violencia. Promotor de una mirada que incluya la reflexión crítica en el trabajo con hombres desde una perspectiva de la deconstrucción de la masculinidad. Ha ofrecido cursos a nivel nacional e internacional, y a trabajado en diversos países en Iberoamérica proponiendo que la atención a la violencia que ejercen contra las mujeres debiera ser el tema prioritario en las políticas públicas dirigidas a los hombres, y en el trabajo con hombres con enfoque de género en general.

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