Revista con la A

25 de marzo de 2015
Número coordinado por:
Bethsabé Huamán Andía y Lucía Melgar
38

Feminismos en América Latina

Consumismo y salud. Theo Colborn

theo_colborn-1927-2014Había una vez una mujer, Theo, nacida en 1927 en uno de los Estados Unidos de América, a quien se le ocurrió estudiar farmacología, porque siempre le había interesado ver las propiedades y efectos de las drogas o fármacos en los organismos vivos, y a quien algún día se le reconocerá su papel en la historia.

Estudió y estudió, pero nunca ejerció. La carrera la sustituyó por una boda y una vida familiar donde el cuidado de sus cuatro criaturas era su prioridad.

Pero la vida nos da giros que nunca sabemos dónde nos van a llevar. Y a Theo la ubicó en una granja donde su familia iba a dedicarse a criar ovejas. Sí, ya sé lo que pensáis, una pharmacist, a principio de los 60, cuidando de su prole y criando ovejas, la historia se repite y el final también, colorín colorado, fueron felices y comieron perdices…

Nadie ha pasado a la historia por dedicar su tiempo al cuidado de los demás, sí en la cosmovisión del patriarcado sobre el papel de “las mujeres”… No nos impacientemos y sigamos con la historia.

disruptor-endocrinoUn día, una explotación de mina de carbón contaminó el río que abastecía la región donde residía. Y en 1978, con 51 años, se puso a estudiar ecología, estudió, enviudó, su hogar se vació de hijos y estudió hasta que en 1985 obtuvo su doctorado … ¡¡¡a los 58 años de edad!!!.

No es necesario que les recuerde que, en la sociedad de finales de siglo pasado y en los principios del actual, a esa edad una mujer ya había hecho su vida, sus capacidades creadoras pasaban por hacer labores manuales, no por obtener un doctorado ¿para qué?,  ¡si ya había cumplido su papel en la sociedad!

Pero su curiosidad la llevó a investigar aquellas sustancias químicas aceptadas por la ciencia que causaban cáncer en los animales. “¿Sólo cáncer? y ¿sólo a los animales?”, pensó Theo.

Recabó pruebas, estudió, contrastó, lanzó hipótesis, contrastó… hasta que lanzó la bomba: muchas de las sustancias químicas sintéticas fabricadas por la industria tenían parecido estructural con hormonas, enzimas o neurotransmisores y las suplantaban, volviendo loco al sistema hormonal, lo alteraban y por ello las denominó disruptores endocrinos.

Ya está, tampoco es para tanto, pensarán, total sólo hay alrededor de 70.000 y son la base de la industria farmacéutica, cosmética, alimenticia, agrícola… Tampoco es para tanto, querrán pensar ustedes, tenemos una espléndida esperanza de vida, disponemos de más alimentos que en ningún otro momento de la historia, esas sustancias afectarán a las personas ancianas y a las enfermas… A mí no me afectan.

disruptures-quimicosDespertad, despertad, porque la “apacible vida” de la futura ciudadanía de este planeta está hipotecada: aumento de los casos de cáncer de mama y próstata, disminución de la inteligencia de la infancia y de los casos de autismo, a raíz de los contaminantes en el ambiente, y hablo de nuestras niñas y niños y de que les hipotecamos su futuro. Es necesario que despierten y entiendan que si al planeta le estamos contaminando, cualquier habitante de éste, nuestro único mundo, también está siendo contaminado. Cualquiera, da igual que viva en China que en Argentina. Cualquier persona, en cualquier lugar del planeta, tiene en su cuerpo rastro de 500 sustancias que no debería tener porque su cuerpo no las necesita… Y que se van acumulando en algunos de nuestros órganos y que, quizás, en algún momento tanta basura se convierta en tóxica y nos haga enfermar.

¡¡¡Despertad!!! ¡¡¡Despertad!!!  

Y agradezcamos a la pionera Theodora Colborn (1927-2014) sus descubrimientos individuales (se puede comenzar una nueva etapa vital a los 50) y labor como científica (su lucha por dar a conocer los efectos devastadores de los disruptores endocrinos sobre nuestra salud).

Y colorín, colorado, ahora este cuento sí se ha acabado.

Moraleja: ¡¡¡Qué cada persona saque la suya, hasta ahí podíamos llegar!!!

 

Foto Araceli BenitoREFERENCIA CURRICULAR

Araceli Benito de la Torre es Socióloga e Informática de profesión.  Le apasiona la naturaleza y cree en la ecología política y en la egoecologia -la necesidad de gestionar de forma más natural nuestro yo interior-. Por eso, imparte cursos de  Inteligencia Emocional y Técnicas de Autoconocimiento.  Disfruta aprendiendo de las y los demás y realizando cosas nuevas, por lo que considera que este espacio será una nueva oportunidad para seguir disfrutando y creciendo

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