Compositoras e intérpretes en la música electrónica
La visibilidad y la participación de las mujeres en las producciones musicales que implican el uso de tecnologías avanzadas y experimentales es mucho más reducida que en otras áreas de la expresión musical.
Las redes sociales de la música electrónica privilegian la inclusión y el éxito de los varones, mientras que por el contrario a las mujeres se les niega, no la entrada si no el triunfo o el reconocimiento sencillamente.
Uno de los graves problemas a los que nos enfrentamos las mujeres, en cualquier ámbito social, pero quizá en mayor medida en espacios claramente masculinizados, es además de la visibilización (invisibilidad) la “sexualización” [1] a la que somos sometidas y a veces, de manera introyectiva, nos plegamos nosotras mismas. Mientras no seamos capaces de abordar ambos obstáculos, nombrándolos y analizándolos, por un lado, por nosotras mismas y por otro lado social y académicamente, difícilmente podremos acometer medidas de corrección.
Otra de las dificultades que nos encontramos es la “fraternidad” de nuestros compañeros, esto es: la unión fraterna entre hermanos. ¿Qué significa? Pues significa que los hombres, por educación patriarcal, se relacionan entre ellos, entre iguales: se apoyan entre ellos, confían los unos en los otros, se otorgan el mismo valor los unos a los otros, mientras que las mujeres, sexualizadas, no somos vistas como una congénere, como un/a igual, sino más bien como la hembra a la que conquistar o evitar o… es decir, el “Otro”, no somos bien acogidas en un mundo de hombres con valores culturales masculinos y fuertemente masculinizados ¿o decimos directamente patriarcales?
Freida Abtan, en su magnífico artículo en la “Contemporary music review”, Where is she? [2], analiza extensamente la relación de las bandas de música electrónica, el componente masculino, la dificultad de acceso de las mujeres y, sobre todo, como éstas acceden a ese mundo especialmente si están implicadas sentimentalmente con alguno de los componentes del grupo.
De ahí que la reivindicación y acción de la “sororidad” sea una de las políticas activas más eficaces. Además, este hermanamiento entre hermanas nos ayuda (ayudará) a crear genealogía, la otra gran carencia nuestra.
Pero para hablar de genealogía, en este caso de nuestra Gran Genealogía Musical, la cual tenemos que re-construir, afianzar, desplegar y sobre todo sentirnos orgullosas de ella, nos vamos a esperar al mes de las flores.
NOTAS:
[1] Gadir, T. (2016). Resistance or reiteration? Rethinking gender in DJ cultures. Contemporary Music Review, 35(1), 115–129. doi:10.1080/07494467.2016.1176767
[2] Freida Abtan. Where Is She? Finding the Women in Electronic Music Culture Contemporary Music Review. Vol. 35, No. 1, 53–60, http://dx.doi.org/10.1080/07494467.2016.1176764
© 2016
REFERENCIA CURRICULAR
Marisa Manchado Torres nace en Madrid educándose en el Colegio Estilo. En España estudia en el Conservatorio de su ciudad natal Real Conservatorio Superior de Música de Madrid (RCSMM), la Universidad Complutense (Psicología) y la Universidad Pontificia Comillas (Psicología). En 1982 abre el debate de la música de mujeres con el programa de Radio Nacional, Radio Clásica (entonces llamada Radio Dos), “Mujeres en la Música”, dedicado a la difusión de la música de mujeres. En 1998 edita “Música y mujeres, género y poder”, primer libro en lengua castellana que aborda los estudios musicológicos desde la perspectiva feminista. Compositora, Licenciada en Psicología, Profesora de Conservatorio y Vicedirectora del Conservatorio Profesional de Música “Teresa Berganza”, de Madrid, durante los últimos diez años. Ha sido una de las grandes luchadoras por la renovación pedagógica en la enseñanza de la música, colaborando en el desarrollo de la LOGSE en Conservatorios, así como colaboradora del programa Aulas Abiertas del Ministerio de Educación (1985-90), un programa educativo para la formación de aficionados artísticos, en su caso concreto a la música. Ha sido Subdirectora General de Música y Danza, del INAEM-Ministerio de Cultura (2007-08) y asesora del Consejo del Instituto de Investigaciones Feministas de la Universidad Complutense de Madrid (1990-2000). Entre sus premios: Mención de Honor Fin de Carrera en Composición en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, 1980; Accésit “Cristóbal Halftter” de Composición para Órgano 1989; Premio Nacional Daniel Montorio 1995, por su ópera “El Cristal de Agua Fría”, con libreto de Rosa Montero; y Premio Iberoamericano de la Música COMUARTE, 2008. Ha realizado estudios de postgrado en composición asistida por ordenador (Maîtrise y D.E.A.) en la Université Paris VIII- Vincennes-Saint Denis (1990-1995) y estancia en el laboratorio de electroacústica sueco, EMS, de Estocolmo (1989-90). Ha sido becaria de la Academia de Bellas Artes en Roma (1995-96). Es referencia en los estudios de género en música.