Anna Magdalena Bach: en busca de la música perdida
Anna Magdalena Wilcken o Anna Magdalena Wilcke, nació el 22 de diciembre de 1701 en Zeitz, ciudad alemana dentro del estado de Sajonia-Anhalt, en el seno de una familia de músicos, sus abuelos organistas y trompetistas, su padre trompetista, su madre organista y a su vez hija de un organista también, su hermano trompetista y sus hermanas cantantes y casadas a su vez con trompetistas de la corte. Falleció con 59 años, el 22 de febrero de 1760 en Leipzig.
Como era habitual empezó su oficio musical, remunerado, muy joven y de la mano de su padre -no debemos olvidar que el oficio musical en el XVII y XVIII era un trabajo doméstico al servicio de la nobleza, criados de la nobleza, que daba cobijo, comida y algún dinero para materiales propios del trabajo musical como instrumentos, su reparación, tinta, plumillas, papel…-. Así es como empieza a ser contratada como soprano, junto a su padre, en la capilla de Zerbst, en 1721. Gustó tanto a la nobleza que en septiembre de ese mismo año fue contratada en Köthen, la ciudad residencial del pequeño principado de Anhalt-Cöthen, donde se encuentra de nuevo con Johann Sebastian Bach, al que sin duda ya conocía.
El 3 de diciembre del mismo año de 1721 se casa con Johann Sebastian, el cual había enviudado diecisiete meses antes, de su primera esposa María Bárbara. El príncipe Leopoldo de Anhalt-Cöthen les permitió desposarse en sus dominios, donde Bach era el maestro de capilla. Johann Sebastian y Anna Magdalena volvieron a Köthen el tres de marzo de 1729 para el funeral del príncipe, donde Johann Sebastian interpretó una obra original, hoy desaparecida, y Anna Magdalena fue la intérprete-cantante.
Los datos de este matrimonio, con un viudo dieciséis años mayor que ella y que ya tenía varios hijos e hijas, y ella trabajando como cantante por 200 guldas anuales, lo cual le permitía una independencia económica, han sido estudiados en algunos trabajos académicos, pero una visión feminista en profundidad todavía está pendiente.
Parecería que Anna Magdalena Wilcke inaugurara una larga saga de mujeres talentosas, seducidas por el “genio masculino” e infravaloradas por ellas mismas, sometidas a la presión ideológica patriarcal que imponía matrimonios, hijos y sumisión al varón, máxime cuando de un “genio” -recordemos que las “genias” todavía están por descubrir- se trataba.
Tuvo trece hijos e hijas con Johann Sebastian, muchos de ellos dedicados con éxito al oficio de la música.
Lo más sobresaliente y que insisto todavía está falto de estudios académicos, es la autoría de muchas de las músicas atribuidas a su marido, ya que nos han llegado numerosos manuscritos con apuntes musicales con su grafía y sabemos que copió sistemáticamente la música de Johann Sebastian.
El manuscrito más famoso y controvertido es el de las seis sonatas y suites para violín que durante largo tiempo fue considerado autógrafo por el marido hasta que, finalmente, se ha confirmado la grafía de Anna Magdalena. La polémica sobre la autoría de estas obras icónicas permanece vigente, si bien cada vez se inclina más hacia la autoría femenina de Anna Magdalena.
El 28 de julio de 1750 falleció su esposo, que murió sin testamentar. Esto supuso que solamente le correspondiera legalmente un tercio de sus posesiones, quedando el resto para sus hijos. Así es como ella queda sola con la tutela de sus cinco hijos pequeños con una condición: que no volviera a desposarse. Anna Magdalena recibió bastantes partituras y voces de cantatas de su marido que jamás llegó a vender para poder comer; pero cuando ella fallece estas partituras son heredadas y repartidas entre los hijos mayores de Johann Sebastian, que en su mayoría malvendieron.
Aquí comienza la ruina material de Anna Magdalena, que tuvo que vivir de la caridad y murió en la pobreza más absoluta, pues dependía exclusivamente de los donativos de los vecinos y ciudadanos: era una receptora de limosnas.
Una vez más, la discriminación por razón del sexo acude a recordarle que es una mujer. En el reparto de los cinco hijos, los dos hijos varones son acogidos fuera de la miserable casa familiar, mientras que las hijas permanecen con la madre: Catharina Dorothea soltera de cuarenta y dos años, hija de la primera esposa de Johann Sebastian, así como sus dos hijas Johanna Carolina, de trece años y la pequeña Regina Susanna de ocho años.
En su acta de defunción figura la siguiente leyenda: Mujer pobre de 59 años, Anna Magdalena, nacida Wilkin, viuda de Johann Sebastian Bach, Cantor en la Escuela de Santo Tomás.
En estos momentos en que la Musicología Feminista recupera mujeres músicas del pasado, Anna Magdalena es una de las grandes olvidadas, más que injustamente. Me pregunto, hasta qué punto cuestionar la autoría del “genio de los genios” es todavía tabú para el gran canon patriarcal de la música centroeuropea. Pero ya va siendo hora, ¡torres más altas han caído!
REFERENCIA CURRICULAR
Marisa Manchado Torres nace en Madrid educándose en el Colegio Estilo. En España estudia en el Conservatorio de su ciudad natal Real Conservatorio Superior de Música de Madrid (RCSMM), la Universidad Complutense (Psicología) y la Universidad Pontificia Comillas (Psicología). En 1982 abre el debate de la música de mujeres con el programa de Radio Nacional, Radio Clásica (entonces llamada Radio Dos), “Mujeres en la Música”, dedicado a la difusión de la música de mujeres. En 1998 edita “Música y mujeres, género y poder”, primer libro en lengua castellana que aborda los estudios musicológicos desde la perspectiva feminista. Compositora, Licenciada en Psicología, Profesora de Conservatorio y vicedirectora del Conservatorio Profesional de Música “Teresa Berganza”, de Madrid, durante los últimos diez años. Ha sido una de las grandes luchadoras por la renovación pedagógica en la enseñanza de la música, colaborando en el desarrollo de la LOGSE en Conservatorios, así como colaboradora del programa Aulas Abiertas del Ministerio de Educación (1985-90), un programa educativo para la formación de aficionados artísticos, en su caso concreto a la música. Ha sido subdirectora General de Música y Danza, del INAEM-Ministerio de Cultura (2007-08) y asesora del Consejo del Instituto de Investigaciones Feministas de la Universidad Complutense de Madrid (1990-2000). Entre sus premios: Mención de Honor Fin de Carrera en Composición en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid, 1980; Accésit “Cristóbal Halftter” de Composición para Órgano 1989; Premio Nacional Daniel Montorio 1995, por su ópera “El Cristal de Agua Fría”, con libreto de Rosa Montero; y Premio Iberoamericano de la Música COMUARTE, 2008. Ha realizado estudios de postgrado en composición asistida por ordenador (Maîtrise y D.E.A.) en la Université Paris VIII- Vincennes-Saint Denis (1990-1995) y estancia en el laboratorio de electroacústica sueco, EMS, de Estocolmo (1989-90). Ha sido becaria de la Academia de Bellas Artes en Roma (1995-96). Es referencia en los estudios de género en música.