Revista con la A

25 de mayo de 2015
Número coordinado por:
Pepa Franco Rebollar
39

Políticas locales y perspectiva de género

Los retos de las administraciones locales respecto a la violencia de género

Sabina Navarro

Sabina Navarro

Podemos afirmar que, durante los años 90, se produjo una expansión en el ámbito local de Planes de Igualdad y Planes contra la violencia hacia las mujeres.

Muchas veces, un conjunto de buenas intenciones, con un presupuesto muy reducido que obligaba a las técnicas responsables de su ejecución a realizar malabarismos y a tener “mucha imaginación” para desarrollarlas, supusieron el germen de la implicación municipal para combatir este grave problema de nuestra sociedad.

No cabe duda que la violencia de género es un problema de salud, educativo, comunitario y social. Tampoco, que la desigualdad y discriminación que sufrimos las mujeres respecto a los hombres, por el simple hecho de serlo, es la causa principal de la violencia de género.

Sin embargo, las políticas de igualdad adolecen en muchas ocasiones de estas conexiones. Es decir, no tienen clara la importancia de adoptar medidas de igualdad que potencien el empoderamiento de las mujeres, que visibilicen su trabajo y esfuerzo y la necesidad de su aportación a todos los ámbitos de la sociedad, que favorezcan su calidad de vida, todo ello para prevenir la violencia de género.

Las actuaciones de promoción de la igualdad y las de prevención de la violencia se desarrollan, incluso, en departamentos separados, sin coordinación entre unos y otros.

Las actuaciones concretas que se realizan desde el ámbito local en la prevención de la violencia muchas veces están circunscritas a acciones concretas o programas temporales y acotados en el tiempo, con presupuestos cicateros y miserables, y más si tenemos en cuenta que estamos hablando de salvar las vidas de muchas mujeres.

Es difícil contar con actuaciones permanentes, continuas en el tiempo, con presupuesto suficiente, con personal formado y eficaz, evaluables, con indicadores de impacto. Pocos municipios apuestan por estas actuaciones, pocos las integran en sus políticas.

Me pregunto y reflexiono sobre cuántas veces tenemos que insistir, convencer, justificar, plantear y replantear, al nivel político, la necesidad de adoptar medidas de igualdad, estables, a largo plazo, para prevenir la violencia de género, pues el cambio de estructuras mentales, usos, costumbres y prejuicios sociales necesarios para ello requieren esfuerzo y tiempo.

Por mi experiencia en este tema, creo que hay tres grandes ejes de actuación importantes que se están descuidando:

– Prevención de la violencia de género.

– Detección precoz y eficaz de este problema.

– Atención a las hijas y los hijos de las mujeres en situación de violencia.

El ámbito local tiene aún hoy el gran reto de implicar a todos los estamentos sociales, grupos, asociaciones y estructuras organizativas en la prevención de la violencia, y esta prevención se hace mediante la sensibilización en la necesidad de igualdad entre mujeres y hombres. En la necesidad de que todo el mundo entienda que solo reduciendo y eliminando la desigualdad que sufrimos las mujeres se conseguirá evitar la violencia de género.

En el ámbito local existen estructuras formadas de participación como los consejos de educación, de juventud, de personas mayores, de mujeres, de participación social, además del tejido asociativo: asociaciones vecinales, profesionales, solidarias, organizaciones no gubernamentales, para prevenir la violencia de género hay que implicar a todas estas estructuras y no solo a las asociaciones de mujeres.

Los Planes de Igualdad han sido, y pueden seguir siendo, un instrumento para ello ya que, desde una metodología de transversalidad en sus actuaciones, pretenden esa implicación del máximo de grupos sociales. Pero para desarrollarlos hay que contar con profesionales formadas y con perspectiva de género; las Agentes de Igualdad son un buen ejemplo y, por supuesto, con presupuesto suficiente.

¿Y qué pasa con la detección? Pues que se ha descuidado la formación de profesionales en esta materia. Paradójicamente, se cuenta con protocolos de actuación, indicadores de referencia, es decir, materiales elaborados, muy buenos y que se desconocen, no se aplican, no se tienen en cuenta porque no ha habido un esfuerzo político para que esto ocurra después de su elaboración. Es decir, se han guardado en el cajón.

La importancia de la formación de profesionales en la detección es imprescindible para que la violencia de género se detenga en los inicios de las relaciones amorosas. Estamos viendo como cada vez más chicas muy jóvenes sufren sumisión, dominio y control en sus primeras relaciones sentimentales, (potenciadas 6-salud-1por las nuevas formas de comunicación, redes sociales, etc.), aquí ya se puede detectar violencia de género, por este motivo es tan importante que maestras y maestros, profesorado, profesionales de la orientación educativa, personal sanitario, médicas y médicos, enfermeras y enfermeros, etc., sepan ver e identificar estas situaciones.

Esta formación para la detección debe llegar también a muchas y muchos más profesionales, del ámbito de servicios sociales, por supuesto, pero también de la policía local, profesionales de la abogacía, farmacéuticas y farmacéuticos, etc.

Ahora bien, esta formación para la detección precoz debe partir, además de la utilización de instrumentos ya creados, de la INTERIORIZACIÓN por parte de las y los profesionales de que la violencia de género se encuentra en todos los ámbitos sociales. No acaba de calar en muchas personas que se sufre violencia de género en estamentos sociales altos, medios y bajos, que se sufre violencia de género en familias estructuradas y desestructuradas, que la sufren mujeres mayores, de mediana edad, jóvenes y muy jóvenes, mujeres españolas e inmigrantes, mujeres con o sin discapacidades, de una raza u otra, de una religión u otra y que, por lo tanto, tenemos este problema a nuestro alrededor, solo hay que saber y querer verlo. Porque el único riesgo es SER MUJER.

¿Pero, dónde están las hijas y los hijos de las mujeres víctimas de violencia de género? Pues son las víctimas invisibles, grandes olvidadas y olvidados para quienes apenas existen recursos de atención respecto a la violencia sufrida, recibiendo atención por conductas o comportamientos difíciles, o por problemas de rendimiento escolar, obviando la violencia sufrida dentro de su casa y también por su madre. Confundiendo la causa de estas alteraciones y, por tanto, las respuestas adecuadas.

Tres retos importantes para el ámbito local.

 

REFENCIA CURRICULAR

Sabina Navarro Cerdán es Trabajadora Social. Como tal trabajó en el Centro Municipal de Servicios Sociales de Malvarrosa durante 17 años, barrio de Valencia en el que entró en contacto con el feminismo a través del Grupo de Mujeres Malvarrosa, del que forma parte. Desde el 2001 al 2014 fue Directora de Plan Municipal para la Igualdad de Oportunidades entre Mujeres y Hombres del Ayuntamiento de Valencia y en la actualidad es Directora del Centro Municipal de la Mujer-CMIO.

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