“Qué difícil es actuar inteligentemente si la sociedad se vuelve estúpida”
(José Antonio Marina “Las culturas fracasadas”)

La realidad es que aunque seamos las únicas criaturas racionales de todas las que pueblan la naturaleza, eso no nos hace ser más inteligentes de manera individual y colectiva.

A partir de personas que consideramos inteligentes ¿se pueden generar sociedades estúpidas y viceversa? ¿Es necesaria la inteligencia individual para generar una sociedad inteligente?

Es necesario acercarnos a los resortes de la cultura actual para poder desactivarlos. Porque es necesario. Porque de lo contrario la estupidez conseguirá que el modelo social actual siga sin visibilizar a nuestra madre naturaleza, sin visibilizar a sus moradores temporales, y sin visibilizar el trabajo de los cuidados que todas las personas necesitamos en algún tramo de nuestro tránsito vital.

Porque la actual cultura, estúpida o mediocre, deja fuera de foco a los “inputs con biorritmos”, a sus necesidades básicas, a sus cuidados. Expolia las riquezas naturales, comunes, no públicas, comunes pues sin ellas es imposible la vida.

Enfoca a personas y recursos comunes como materias primas de su engranaje destructivo de las condiciones mínimas de vida, actuales y futuras.

Desunir el fin de los medios, el medio de los objetos, los efectos de las causas, a las personas de su propia naturaleza social.

Desunir para crear personas no responsables, inmaduras, no comprometidas, no responsables de sus actos, no críticas.

Desalojar a quienes no se ajustan a sus percentiles sociales, económicos, expulsándoles de su edén de riquezas materiales para llevarles al limbo social.

Correr para no pensar, para no creer en lo común, ni soñar, ni disfrutar, ni dormir, ni comer sin enfermar.

Pero las culturas son procesos en construcción, no son visiones lineales, únicas, insustituibles.

Es necesario para mantenernos como especie en el entorno natural liberarnos de las estupideces que cometemos como animales sociales.

Enmascaremos la estupidez, el sálvese quien pueda, la “inteligencia” individual frente a la colectiva.

Colonicemos nuestros tiempos, nuestros biorritmos, nuestros espacios comunes, nuestro entorno natural vital, nuestros ecosistemas, la diversidad, la biodiversidad.

Desalojemos a los pensamientos únicos, los sistemas antipersonas, los radicalismos, los exclusivismos sociales, las políticas que no nos permitan una vida digna para la mayoría, digna de ser vivida.

Todos los principios de siglo son cruciales. Estamos en disposición de poder cambiar nuestro rumbo, tenemos estructuras sociales, culturales y personas luchando para cambiarlo.

Es una cuestión de voluntad, esfuerzo y de crecimientos individuales y colectivos. La encrucijada de caminos es clara: o nos abandonamos al relativismo inevitable, irresponsable e inmaduro siguiendo la visión única o nos lanzamos a imaginar y trabajar por una sociedad más justa, ecológica, feminista e inteligente.

El tiempo se acaba…

REFERENCIA CURRICULAR

Araceli Benito de la Torre es Socióloga e Informática de profesión.  Le apasiona la naturaleza y cree en la ecología política y en la egoecología -la necesidad de gestionar de forma más natural nuestro yo interior-. Por eso, imparte cursos de  Inteligencia Emocional y Técnicas de Autoconocimiento. Disfruta aprendiendo de las y los demás y realizando cosas nuevas, por lo que considera que este espacio es una oportunidad para seguir disfrutando y creciendo.

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