Revista con la A

26 de mayo de 2017
Número coordinado por:
Hortensia Hernández
51

Alzamos la voz con las mujeres de Chibuleo

Entrevista a Rosa Andanaga

Rosa Andanaga

Mi nombre es Rosa Elena Andagana Pacari. Nací en Chibuleo San Francisco de la cuidad de Ambato. Mis padres son Dolores Pacari y Esteban Andagana tengo cinco hermanos y tres hermanas.

Actualmente tengo 35 años, y dos niños de 15 y 12 años que hace un año se fueron a vivir con su padre y ahora estoy en la más absoluta soledad. Trabajo en una organización social, entré de voluntaria y ahora me pagan por trabajar con la gente, aunque sea para mis pasajes. Soy Ingeniera en Contabilidad y Auditoría y estoy buscando cómo estudiar la maestría que hay en el Instituto de altos Estudios del Ecuador.

¿Dentro de tu comunidad cuantas mujeres han alcanzado los estudios que tú tienes?

Unos 10 de 100 de mis contemporáneos, en la actualidad están en las universidades y los padres les apoyan.

¿Cuántas mujeres tienen un salario fijo como tú?

Pocas, en la actualidad la mayoría trabaja en las cooperativas hasta 14 horas al día por un salario mínimo y abandona a sus familias, en la mayoría de los casos los abuelos son quienes los cuidan.

Entiendo que has conseguido logros difíciles de alcanzar. ¿Cómo lo has conseguido? ¿Cuándo sentiste que deseabas tener estudios?

Mi carrera me ha costado mi familia, y hay momentos que pienso “qué hubiese sido bueno” y me pongo a dudar si el camino que he seguido es bueno o malo, pero cuando veo que puedo ayudar a mucha gente con lo que hago se me pasa el dolor de no tener esposo e hijos.

Desde pequeña salía a vender las cosas que mama sembraba, como coles, nabos, rábanos y yo era muy buena para vender, en ese entonces te ponías tendiendo con un costalito a los filos de los mercados y vendían tranquilos todos los productores, así que con esos antecedentes cuando me casé e hice mi propia huerta fui al mercado, pero cuando apenas llegué los municipales me quitaron todo, hasta mi sombrero, pues había pasado mucho tiempo que habían decretado que las vías no eran sitios para vender y yo andaba desactualizada, ese día las ilusiones de llevar algo a mis hijos pequeños se habían ido por los suelos, no podía regresar a casa con las manos vacías ya que había hecho la lista de las cosas que iba a comprar con la venta de mis productos, qué dolor, fue el día que aún recuerdo con lágrimas en los ojos, pues esa noche no pude dormir, sentía un miedo a los municipales y no podía dormir, me culpaba de no haber terminado los estudios secundarios y decía: si tan solo fuera bachiller fuera a buscar trabajo y no pasaría necesidades con mis hijos, pues todavía era una camino largo hasta para terminar el bachillerato, cuando me junte con el padre de mis hijos me había retirado de quinto curso para trabajar como empleada doméstica, cuando se es joven y no hay direccionamiento se toman muchas decisiones al azar nada más; el siguiente día me fui buscar trabajo como empleada doméstica viendo los anuncios en los diarios y nada que encontré, la situación en mi casa estaba muy complicada y me sentía inútil ante tanta necesidad, hay días en que maldecía y lloraba, me sentía muy enojada conmigo misma, y allí encontré un anuncio de un colegio privado y a distancia, era la felicidad más grande que había sentido y fui a preguntar y ese día me inscribí para terminar el colegio, para mi bendición el señor director del colegio estaba buscando una chica para que cuide la casa y vea a sus dos niños, esa familia me pagó por mi trabajo y pude estudiar los domingos para terminar el colegio, en esos meses mi hijo mayor ya encontró a la escuela y cuando se presentó, la profesora le había preguntado de qué hacía tu mamá y mi hijo inocente que había dicho que era empleada doméstica y los niños de su grado se habían burlado de él, en ese entonces ser empleada doméstica era lo peor que podrías ser, cuando salió afuera con lágrimas en los ojos mi hijo me dijo: madre tú eres muy inteligente, lo sé y siento que puedes llegar a ser más; ese día baje al centro de la cuidad y fui a preguntar a la universidad, y ese día era el último día para dar las pruebas de admisión, pues así empecé otro largo camino con muchas dificultados por lo económico, por la situación geográfica, por la edad que tenía, para ese entonces ya había cumplido 25 años y mis compañeros todos tenían entre 17 y 18 años, además no estaba preparada bien académicamente, fue muy complicado: la casa, los hijos, la escuela de mis hijos y mi marido, siento que todavía no he llegado a lo que verdaderamte quiero, me gustaría prepararme para motivar a las mujeres, que sí pueden hacer muchas cosas aun siendo mujer e indígena.

La gente en el campo no valora lo bendecida que es, por eso me gustaría estar preparada académicamente para ser una gran conferencista y ser ejemplo de superación.

¿Crees que en tu comunidad y en tu entorno valoran el esfuerzo que has realizado?

No, en la actualidad según la gente de la comunidad soy una mala influencia porque descuidé a mis hijos y al papa y los perdí.

Siento que tengo que trabajar mucho para perder esa mala imagen, y hacerles ver que con la educación el nivel de vida mejora, en la comunidad tienen casa de loza, pero les falta mucho el aseo, el amor a los hijos y hay mucho machismo y piensan que todo es dinero aún a costa de valores, siempre dicen esa frase muy conocida: “ aunque me pegue aunque me mate marido es”.

¿A qué distancia esta tu casa de tu puesto de trabajo?

A 15 kilómetros de la cuidad de Ambato vía a Guaranda. El camino me lleva una hora. Para tomar el bus tengo que andar 15 minutos.

¿A parte del trabajo remunerado, tienes animales a los que cuidas y cultivas algún alimento?

Pues ayudo en la ejecución de un proyecto, en una organización que no tiene fondos. Nos pagan el básico y no tenemos seguro ni beneficios sociales, por eso me dedico a la crianza de cuyes y siembro hortalizas, el trabajo en la agricultura es muy duro a pesar del gran trabajo de los campesinos los más aventajados son los comerciantes.

Fuiste vendedora ambulante ¿cuáles eran los problemas que enfrentabas cuando hacías ese trabajo? ¿Solías llevar a alguno de tus hijos contigo?

Sí, era vendedora mientras estudiaba en la universidad, ya sabía que había que esconderse cuando pasa la camioneta, ya sabía cómo defenderme y además tenía un canastillo que lo preparaba en casa y lo cargaba para vender ajo, siempre nos escondíamos como ladrones, yo tuve mucha suerte, mi exsuegra es cieguita de nacimiento y ella cuidada de ellos, y yo veía que los chiquitos de las vecinas que iban a la feria sufrían mucho de hambre y de frio por eso jamás llevé a mis hijos a la feria.

¿Crees que tu comunidad discrimina o minusvalora a las mujeres?

Sí y mucho, pues cuando nombran a una mujer como dirigente, o salen a alguna capacitación, piensan que es vaga y como no tiene que hacer sale a las calles a buscar mozos, nos hablan muy feo, hay ocasiones que no hacen valer nuestro trabajo en la comunidad todavía. Hay mucho machismo y cuando no llegan pronto a casa las golpean y las insultan mucho.

¿Se respeta y da autoridad a la mujer? ¿Se la escucha? ¿Se atiende sus preocupaciones? ¿Los cabildos están preparados para afrontar la vida de hoy en la que la mujer esta fuera y dentro del hogar? ¿La justicia que imparten debería tener apoyos en formación sobre distintos temas?

Aunque hemos trabajado mucho la parte social, sí siguen considerando que somos débiles y que nuestras decisiones no tienen fundamento porque ellos son los que ordenan, pero en la mingas (Espacios de trabajo compartido) se ve que hay más mujeres trabajando.

Hay pocas mujeres que quieran ser capacitadas, todavía tienen miedo de salir, además dicen que tienen mucho trabajo y no hay quien les ayude.

Desde tu experiencia como madre y mujer, qué propuestas harías en relación con:

– La escolarización de los niños y las niñas

  • Me gustaría que en cada comunidad existan centros para el cuidado de los niños y niñas pero que deben ser con personal de la Zona Calificada.
  • Que haya capacitaciones en entorno familiar con esposos, esposas e hijos.
  • Que se habrán centros de recreación para padres e hijos donde se compartan experiencias entre familias.
  • Programas continuos de estimulación para futuros emprendimientos.
  • Programas de automotivación y valores para evitar el suicidio.
  • Fortalecimiento de la Cultura y los saberes ancestrales.

– El control sobre la desnutrición de las y los pequeños

Hay que priorizar la atención a los niños y adultos mayores, pues en la actualidad no hay atención de salud y peor de nutrición, las familias se han olvidado sembrar alimentos nutritivos solo consumen arroz y fideos, sería muy bueno que a los productores se le den mercado continuo para que provean alimentos de la zona en los desayunos escolares o en los programas de gobierno.

– La calidad de vuestras viviendas y las redes de agua potable, luz y salida de residuos

En mi comunidad no hay agua potable, solo agua entubada, las viviendas están muy dispersas y muy frías. Sería bueno que hayan programas para la construcción de casas temperadas y los desperdicios de aguas servidas salen más abajo y contaminan a la comunidad, no hay tanques de tratamiento para las aguas servidas.

– El trasporte al centro de la ciudad

El servicio de transporte es muy malo, pues no hay a la hora indicada, no hay continuidad de servicio a las comunidades, por eso han optado los indígenas en bajar en los baldes de las camionetas, aunque está prohibido por lo peligroso de la situación, pues hay pocos buses y se demoran mucho en el recorrido y están muy saturados porque recogen pasajeros por todas partes.

Muchas gracias Rosa por tus reflexiones y por ayudarnos a conocer vuestra realidad.

Entrevista realizada por: Hortensia Hernández

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